¿Qué relación existe entre esta labor editorial y las interrogantes, expectativas y aspiraciones de los hombres y mujeres en el Perú de hoy, en un tiempo que debería ser el de la renovación y el desarrollo nacional en busca del bienestar social?
¿Por qué persistir en la convocatoria a conquistar la salud con opciones de libertad, equidad y dignidad. Cuándo vemos pauperizarse las condiciones de existencia de la población nacional?
¿Por qué persistir en la meta de ser buenos y mejores profesionales cuando las perspectivas de nuestro ejercicio y superación profesional están tan limitadas?
La respuesta es sencilla: persistimos, precisamente, porque deseamos y queremos contribuir a modificar el presente, porque nos negamos a aceptar una realidad tan frustrante como la actual, porque creemos y confiamos que el Perú superará finalmente sus problemas.
Estamos preocupados porque en 179 años de República el Perú carece aún de un Proyecto Nacional que lo convierta en un país moderno, libre, justo y democrático; porque nuestro desarrollo agrario e industrial permanecen estancados; porque la marginación, la explotación y la pobreza siguen siendo el signo que configura la vida de la mayoría de nuestros compatriotas; porque por falta de trabajo, salud y educación cada día se anula el desarrollo de cientos de miles de niños, adolescentes y jóvenes; porque no existe una política nacional de salud integral, coherente y orgánica; porque se ha empobrecido el ambiente espiritual, intelectual y moral de la nación y porque aún no hemos completado la forja de nuestra identidad nacional.
Las circunstancias son muy difíciles, y las alternativas a escoger son pocas: la emigración constituye muchas veces una opción (pero no una solución), las otras dos son la pasividad (que consiste en acomodarse y dejar las cosas como están) y el movimiento (que es asumir el compromiso de un cambio verdadero y esencial). Al elegir la pasividad se reafirmaría la lapidaria frase de la canción de León Gieco: “infancias pobres gente trabajadora cinco siglos igual”.
Como lo hemos afirmado, elegimos el movimiento. En una cultura de paz, el conocimiento amplio, meditado y suficientemente sustentado, es el instrumento crítico válido que permite actuar y participar positivamente en una tarea transformadora y trascendente como la que el Perú de hoy requiere.
Por ello, Paediátrica persiste con su modesto aporte en la esperanza de un Perú renovado y diferente. Convocando a todos los profesionales y colegas a participar activamente en la necesidad de impulsar la investigación científica y elevar el nivel académico de los médicos comprometidos en la atención integral de la salud de nuestros niños. Redefiniendo el rol del médico nacional en la forja de una pediatría con características propias, que responde a la altura de la actual problemática infantil.
COMITÉ EDITOR
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