Palabras clave: Verruga Peruana. Fiebre de La Oroya. Bartonella.
Mucho se ha escrito sobre DANIEL ALCIDES CARRIÓN GARCIA, HEROE MÁXIMO de la civilidad Peruana; en particular el 5 de Octubre de todos los años , en el Perú y en el extranjero, se evoca como nosotros lo estamos haciendo, un esfuerzo para dejar una contribución a la gloria de este Peruano ilustre, que con su acto consciente, de paradigma de la valentía de amor por la ciencia, por su patria y que pasó a la posteridad infinita. Hace más de 50 años que seguimos con fervor la gloria de Carrión. Hemos leído tanto o escrito algo de él que queremos compartir con ustedes amigos vecinos residentes y propietarios de APRUSE, un poco de lo poco que sabemos de este gran hombre, héroe nacional. Los rasgos más saltantes de su personalidad, en ese trance noble y generoso; demostró valor admirable con sentimiento altruista de solidaridad humana. En una excepcional determinación y por primera vez en la historia de la ciencia, experimentó en su cuerpo la convicción de su verdad: recibió la inoculación del exudado de un forma del proceso, la verruga cutánea y contrajo la grave modalidad del mismo, la fase de anemia grave. Así logró establecer la unidad de la Verruga Peruana y la Fiebre de la Oroya en la Enfermedad de Carrión. Las conmemoraciones de su gesta, espiritualizan el sentido de su sacrificio, muestra lucubración anímica y lo ubica como el dichado que incentiva amor y abnegación por los demás; pero esta volición debe ser materializada para resarcir el incumplimiento de 112 años. En el año 1856, el Real Colegio de San Fernando para la formación de médicos, se convierte en Facultad Principal de la más antigua Universidad de América; su primer decano el maestro Cayetano Heredia, fue el guía de las escuelas de medicina de toda América; es decir, desde hace 142 años hasta el día de hoy. Al año siguiente de la Fundación de la Facultad, nace el que iba a ser el hijo predilecto de San Fernando, Daniel Alcides Carrión García. Debemos recordar que su abuelo paterno fue el médico español Don Pedro José de Carrión, que radicaba en Guayaquil, donde contrajo matrimonio con Doña María Felisa Flores y Carresa, con quien tuvieron un hijo nacido en Loja en 1814; Baltazar Carrión Torres. El 28 de Febrero de 1875, se produjo un acontecimiento a nivel panamericano, se inauguró el Hospital 2 de Mayo, que fue el hospital más moderno y hermoso de América, hospital con 600 camas, en el cual estudió y practicó nuestro insigne médico. Don Baltazar Carrión Torres estudió en la Universidad de Guayaquil, obteniendo el título de abogado en 1838; posteriormente en Quito obtuvo el de médico en 1840, título que obtiene al haberse exonerado de pagos por pobreza y falta absoluta de recursos. Fue Rector del Colegio Nacional de Dicha ciudad, cargo que ejerció hasta el año 1844, donde vivió afuera del país y es recibido en el Perú por Don Rufino Echenique, quien lo ubica en el Cerro de Pasco un 5 de Octubre de 1853, donde se establece ejerciendo sus funciones. La madre de Daniel Alcides Carrión fue Doña Dolores García Navarro, natural del pueblo de Quillacocha, a poca distancia de Cerro de Pasco, nacimiento que se produjo al parecer en 1835; fue hija única de un platero conocido en el lugar, Don Patrocineo García. Sólo se sabe de tres hermanos; Victoria, Pedro y Guillermina, no se supo si tuvo más. El Dr. Baltazar Carrión, establecido en Cerro de Pasco, donde además se desempeña como experto minero, conoce a Dolores con quien tuvo a Daniel Alcides; tenía Don Baltazar cerca de 42 años y Doña Dolores cerca de 20 años. El 13 de Agosto de 1857; en el distrito de Chaupimarca en Cerro de Pasco, en el domicilio de la Familia Carrión situada en la calle Cruz Verde N.° 2, la comadrona Josefa Meléndez, partera muy prestigiada en esos tiempos, atiende el parto y recibe a Daniel. Carrión era de contextura delgada, fina y de pequeña estatura, de gran fortaleza y firme voluntad de niño. Era de frente amplia y sienes hundidas. Tenía el cabello lacio de color negro, su piel era morena blanca, de nariz regular, barba rala, ojos simétricos pardos oscuros, cara larga, labios delgados, boca regular, usaba bigote largo; era el Prototipo Andino, que heredó tanto de su madre como de su padre, era de carácter resuelto, de trato amable, esencialmente liberal. Contaba con amistades de todas las clases sociales. Su conversación era agradable. Modesto en su vivir, es responsable en el estudio, en sus apuntes se encontró frases valiosas. En el trato con los enfermos se le encontró amable. Momentos que no pasaba con sus libros, lo disfrutaba con los enfermos. Su dedicación a la medicina lo apartaba de inquietudes propias de la juventud de la época. Cuando Daniel tenía 8 años de edad, el Dr. Baltazar deja caer su revolver disparándose súbitamente y encontrando la muerte; desde entonces, Daniel queda huérfano de padre, sin embargo se puede resaltar que tuvo una niñez feliz, virtuosa y original, pues construía sus propios juguetes para distraerse. Dolores, la joven viuda dos años después de la muerte de su esposo, contrae segundas nupcias con Don Alejo Valdivieso, ecuatoriano y primo de Don Baltazar. Desde la muerte de éste, Valdivieso tuvo especial cariño por su sobrino Daniel, asumiendo el papel de verdadero padre. Daniel estudió en una escuela de su pueblo natal, terminó primaria a los 13 años de edad. Fue enviado a Lima para gestionar su matricula en el Colegio Guadalupe. Terminó sus estudios en 1874 a los 17 años de edad con las más altas calificaciones. En plena guerra con Chile, se inscribe como voluntario, siendo admitido el 13 de Enero de 1881 y luego destacado a los campos de Chorrillos, San Juan y Miraflores, donde actuaba como practicante, en puestos de salud móviles de las fuerzas Peruanas. Carrión en Lima vivía en la Calle Ayacucho en 1884, luego en el Hotel Globo de la Calle Mantas N.°2. Desde el año 1882; Carrión se había interesado por la Verruga Peruana y por la Fiebre de la Oroya, enfermedad ésta que tenía una morbi y mortalidad muy altas, especialmente en los obreros constructores que laboraban en el Ferrocarril que se construía cerca a la ciudad de La Oroya, construcción que era dirigida por Henry Meiggs, un maderero de Nueva York contratista y constructor de trenes. Meiggs, que había salido huyendo de su país, llegó primero a Chile, construyendo el Ferrocarril de Santiago a Valparaíso, que concluyó en 1863. Sin embargo no pudo terminar su deseo de construir el Ferrocarril trasandino de Santiago a Buenos Aires. Vino al Perú y construyó el Ferrocarril de Mollendo a Arequipa en 1871, cuyo final era el Cuzco. El 1 de Enero, de 1870, un año antes de inaugurase el Ferrocarril Mollendo-Arequipa; Meiggs inicia la construcción del ferrocarril hacia la Oroya, para lo cual trajo obreros constructores de preferencia de Lima y Callao, quienes cuando estaban laborando fueron presa de lo que años más tarde se conoció como Bartonella, creando innumerables muertes entre los trabajadores que eran traídos al Hospital de Guadalupe del Callao, o a los de Lima, donde muchos de ellos fallecían. A este cuadro clínico se le llamó Fiebre de La Oroya, pese a que en La Oroya no se ha presentado casos anteriores de Bartonelosis. Estos casos de decesos, estimularon más a Carrión a seguir estudiando estos casos de Verruga y Fiebre de La Oroya, así como también su deseo de inocularse la enfermedad. Convenció a su amigo, el ex alumno de La Facultad, Dr. Evaristo Manuel Chávez para que se preste, también se realiza en presencia del Dr. Leonardo Villao, de su compañero Julián Arce y de su amigo Sebastián Vellao, también estudiante; en la sala de Nuestra Señora de las Mercedes en el Hospital 2 de Mayo, quienes no escatiman esfuerzos para tratar de disuadirlo, lo que no quebrantó su férrea voluntad, al saber que peligros podía correr. Previamente ya había escogido al paciente de nombre Carmen Paredes de 14 o 15 años de edad y que ocupaba la cama N.° 5 de la sala Las Mercedes, al parecer era el 7.° caso de la carrera de Carrión quien tenía erupción verrugosa en la mejilla y área superficial derecha. Evaristo Chávez lanzó con una lanzeta e hizo dos inoculaciones en cada brazo, en el sitio de vacunación. En el ámbito foráneo se ha enaldecido la figura excelsa del Investigador singular. En enero de 1885 se le incorporó como miembro ilustre del Instituto de Medicina Tropical de Alemania, Dusseldof Bonn-Berlín, España, París (Francia), Bélgica, Estados Unidos (GPS): Washington. Desde entonces nutre a las generaciones de todas las razas y de todos los tiempos con la magnificiencia de su obra y ha sido punto de partida de investigación, que aún continúa. En nuestro país, ha sido nombrado miembro honorario y titular de la Asociación Médica Unión Fernandina solicitud de Enrique Mestanza, condiscípulo de Carrión. Se denominó al proceso unificado de enfermedad de Carrión. Por su imagen el gobierno Peruano creó la orden "Daniel Alcides Carrión", se otorgó homenaje póstumo con la condecoración "Hipólito Unanue", en el grado de Gran Oficial; se declaró al año 1985 en memoria al centenario por ley 23675, se le denominó "Año Centenario del Sacrificio de Daniel A. Carrión" y en 1970 se inauguró el sepulcro de Carrión en el patio de honor del Hospital 2 de Mayo y se develó el monumento que ahora prende la plaza que lleva su nombre y donde se rinde homenaje a los preclaros insignes médicos Peruanos. Para terminar podemos distinguir tres aspectos singulares de la vida de Carrión: En el orden científico, unificó la enfermedad que lleva su nombre. En la faceta patriótica tuvo actuación revelante en la guerra de 1879, como soldado reservista, defendió el honor Nacional en San Juan de Miraflores; en los puestos de socorro, curando las heridas de nuestros reclutas. El aporte culminante lo concibe cuando funciona en su espíritu privilegiado, la ciencia y el patriotismo y no permite que un médico chileno, llegado con las tropas invasoras, incursione en aclarar un problema médico nacional y se adelante; sabiendo de su sacrificio para establecer la verdad científica y salvar la dignidad nacional. La gloriosa ofrenda de Carrión trascendió el marco nacional y pertenece a la humanidad. Su gesto lo tipifica como ser superior forjado en una epopeya civil y en la conciencia universal, como acto extraordinario con grandeza de ánimo se le honra con la dignidad de Héroe.
BIBLIOGRAFÍA ARIAS-STELLA, J.; LIBERMAN, M: Histology Inmunohistochemistry and ultrastructure of the verruca in Carrión disease. Am J. Surg Patrol, 1986, 10: 595-598KREIER, J.; RISTIC, M.: Biology of haemotropic bacteria. Ann Rev. Microbiol 1981; 35: 325-328 WALKERST, T; WINKLER H: Baronella bacilliformis: colonial types and erytrocite adherence. Infect Inmun 1981, 31: 480-483
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