Microorganismos indicadores de
la calidad del agua de consumo humano en Lima Metropolitana. Marchand
Pajares, Edgard Orlando |
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ANTECEDENTES
Los agentes patógenos transmitidos por
el agua constituyen un problema mundial que demanda un urgente control mediante la
implementación de medidas de protección ambiental a fin de evitar el incremento de las
enfermedades relacionadas con la calidad del agua (VARGAS, 1996).
El agua de calidad apta para consumo humano cuando entra al sistema de distribución,
puede contaminarse a través de conexiones cruzadas, retrosifonaje, rotura de las
tuberías del sistema de distribución, conexiones domiciliarias, cisternas y reservorios
defectuosos, grifos contraincendios dañados y durante el tendido de nuevas tuberías o
reparaciones realizadas sin las mínimas medidas de seguridad (OMS, 1985; OMS, 1995;
VARGAS, 1996). Asimismo defectos en la construcción o en las estructuras de pozos,
depósitos, ausencia o irregular mantenimiento de dichas instalaciones son causas que
predisponen el ingreso y proliferación de microorganismos desde distintas fuentes (GOYA,
1997). Además existen factores secundarios que permiten el crecimiento de microorganismos
en el agua dentro de los sistemas de distribución y almacenamiento como: cantidad y tipo
de nutrientes, oxígeno, temperatura, pH, concentración de desinfectante y material de
las tuberías (GALARRAGA, 1984).
La determinación de microorganismos intestinales normales como indicadores de
contaminación fecal, en lugar de patógenos, es un principio de aceptación universal en
la vigilancia y evaluación de la seguridad microbiana en los sistemas de abastecimiento
de agua (GOEZ, 1999). Estos microorganismos deben cumplir diferentes requisitos como: ser
inofensivos para humanos, permanecer más tiempo que los microorganismos patógenos y con
su ausencia demostrar un agua segura libre de microorganismos patógenos (GALARRAGA,
1984). Además, un buen indicador debe ser específico de contaminación fecal debe
hallarse en forma constante en las heces y estar asociado a las aguas residuales.
Asimismo, debe ser fácilmente aislable, identificable y enumerable en el menor tiempo
posible y con el menor costo. Debe ser capaz de crecer en los medios de cultivo comunes,
estar distribuido al azar en las muestras y ser resistente a la inhibición de su
crecimiento por otras especies (GOEZ, 1999).
El objetivo de las normas y estándares es el de controlar la cantidad de un determinado
microorganismo en el agua, siendo este microorganismo la causa de una enfermedad
específica o un indicador de las condiciones dentro de las cuales de podría transmitir
esa enfermedad (JONES, 1997).
Los microorganismos indicadores contemplados por la Norma Técnica Nacional (NTN ITINTEC
214.003) son tres: Bacterias Heterotróficas, Coliformes totales y Coliformes fecales.
Las Bacterias Heterotróficas están presentes en todos los cuerpos de agua y constituyen
un grupo de bacterias ambientales de amplia distribución, éstas son indicadoras de la
eficacia de los procesos de tratamiento, principalmente de la desinfección
(descontaminación).
El grupo coliforme abarca los géneros Klebsiella, Escherichia, Enterobacter, Citrobacter
y Serratia. Cuatro de estos géneros (Klebsiella, Enterobacter, Citrobacter y Serratia) se
encuentran en grandes cantidades en el ambiente (fuentes de agua, vegetación y suelos) no
están asociados necesariamente con la contaminación fecal y no plantean ni representan
necesariamente un riesgo evidente para la salud (ALLEN, 1996). Las bacterias coliformes,
no deben estar presentes en sistemas de abastecimiento, almacenamiento y distribución de
agua, y si así ocurriese, ello es indicio de que el tratamiento fue inadecuado o que se
produjo contaminación posterior. Se ha demostrado que las especies de Enterobacter y
Klebsiella colonizan con frecuencia las superficies interiores de las cañerías de agua y
tanques de almacenamiento (a menudo llamado "rebrote") y crecen formando una
biopelícula cuando las condiciones son favorables, es decir, presencia de nutrientes,
temperaturas cálidas, bajas concentraciones de desinfectantes y tiempos largos de
almacenamiento (ALLEN, 1996).
En este sentido, la determinación de coliformes se usa como indicador de la eficacia del
tratamiento (CACERES, 1990). Los coliformes fecales (termorresistentes) se definen como el
grupo de organismos coliformes que pueden fermentar la lactosa a 44°-45°C, comprenden el
género Escherichia y en menor grado, especies de Klebsiella, Enterobacter y Citrobacter
(EASTON, 1998). Los coliformes termorresistentes distintos de E. coli pueden provenir
también de aguas orgánicamente enriquecidas, por ejemplo de efluentes industriales o de
materias vegetales y suelos en descomposición. Como los organismos coliformes
termoresistentes se detectan con facilidad, pueden desempeñar una importante función
secundaria como indicadores de la eficacia de los procesos de tratamiento del agua para
eliminar las bacterias fecales (OMS, 1995).
Existen microorganismos que están considerados como "otros indicadores", los
cuales no están contemplados en la NTN. Entre estos se encuentran Pseudomonas aeruginosa
y el grupo de los Estreptococos fecales.
El grupo Pseudomonas está constituido por bacilos aerobios gramnegativos y móviles,
algunos de los cuales producen pigmentos solubles en agua. Las especies del género
Pseudomonas se identifican sobre la base de varias características fisiológicas. Una de
las propiedades más notables de Pseudomonas es la gran variedad de compuestos orgánicos
que utilizan como fuentes de carbono y energía (ONTIVEROS, 1983). Pseudomonas aeruginosa,
no es un parásito obligatorio, puede ser fácilmente encontrada en el suelo y se comporta
como desnitrificante, teniendo un papel importante en el ciclo del nitrógeno en la
naturaleza (SOARES, 1996).
Los patógenos oportunistas están presentes naturalmente en el medio ambiente y no están
catalogados como agentes patógenos en sentido propio, aunque pueden causar enfermedades a
las personas cuyos mecanismos de defensa locales o generales son deficientes, por ejemplo
a los ancianos, a los lactantes, quienes han sufrido quemaduras o heridas extensas, a los
enfermos sometidos a un tratamiento inmunosupresor o a los que padecen el síndrome de
inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Si el agua que esas personas utilizan para la bebida o
el baño contiene un gran número de estos microorganismos oportunistas puede producirles
diversas infecciones cutáneas y de las membranas mucosas del ojo, oído, nariz y
garganta. Ejemplos de estos agentes son Pseudomonas aeruginosa y en menor grado especies
de Flavobacterium, Acinetobacter, Klebsiella, Serratia y Aeromonas así como ciertas
micobacterias de desarrollo lento (OMS, 1995).
El hallazgo de Pseudomonas aeruginosa en balones de agua destilada de hospitales y su
presencia en reservorios de agua potable (tanques domiciliarios, tanques cisterna,
depósitos de medios de transporte) con mayor frecuencia y en concentraciones más
elevadas que las detectadas en los sistemas de distribución, ha sido atribuido a la
posible multiplicación y mayor supervivencia de la misma, en relación con las demás
bacterias comúnmente aisladas del agua (CALDERON, 1976).
Se ha demostrado que Pseudomonas aeruginosa es capaz de sobrevivir y multiplicarse en
aguas tratadas, esto debido a una densa capa polisacárida la cual establece una barrera
no solo física sino química capaz de proteger a la bacteria de las moléculas e iones de
Cloro libre residual (REILLY, 2000). En el Perú, Torres (1991), efectuó estudios para
evaluar la resistencia de Pseudomonas aeruginosa al Cloro libre residual obteniendo
resultados que demuestran que el tiempo de reducción del 99% de bacterias a la
concentración de 1 mg/l de Cloro libre residual a pH 9 es aproximadamente dos veces menos
efectivo que a pH 7, siendo de 100 y 35 minutos respectivamente. Por lo que concluye que
la presencia de Pseudomonas aeruginosa en el agua potable es de alto riesgo para la salud,
en especial de los neonatos, pacientes hospitalizados e inmunodeficientes; debiendo ser
considerado como un indicador de eficiencia de la desinfección, y ser incluida su
detección y cuantificación en los análisis de rutina. En resumen, la presencia de este
microorganismo es un indicador de la calidad del agua ya que su resistencia al cloro es
superior a la de otros microorganismos aislados del agua (GUINEA, 1979; ONTIVEROS, 1983;
APHA, 1995).
La importancia de Pseudomonas se tornó mayor cuando se comprobó su capacidad de inhibir
los coliformes, siendo los indicadores de contaminación de agua más usados en el mundo,
se corre un gran riesgo de consumir agua con índice de coliformes cero los cuales
podrían estar inhibidos por Pseudomonas (SOARES, 1996). Se ha comprobado que especies de
los géneros Pseudomonas, Sarcina, Micrococcus, Flavobacterium, Proteus, Bacillus,
Actinomycetos y levaduras son microorganismos que influyen en la detección del grupo
coliforme ya que ejercen sobre éstos una acción inhibitoria (GELDREICH, 1978). Estudios
efectuados por Roberts, NC y colaboradores (1982) reportaron que especies del género
Pseudomonas producen una sustancia denominada "Pseudocin" (PLS) que inhibe el
crecimiento de E. coli, Enterobacter aerogenes, Citrobacter freundii y Klebsiella sp. por
lo que se considera que aún cuando las aguas tratadas muestren estar libres de coliformes
no se puede asegurar su potabilidad (ONTIVEROS, 1983). Le Chevallier (1985), encontró que
especies de Pseudomonas, entre ellas Pseudomonas aeruginosa producen bacteriocinas con
acción antibiótica frente a diversos coliformes como Escherichia coli, Klebsiella
pneumoniae, Citrobacter freundii y Enterobacter agglomerans.
Asimismo, Contreras y col. (1996) realizaron un estudio comparativo para evaluar el
establecimiento poblacional de Pseudomonas aeruginosa y Coliformes fecales en agua de
consumo humano, encontrando que al aumentar la proporción entre Pseudomonas aeruginosa y
Coliformes fecales, éstos últimos disminuyen, demostrando que los catabolitos de
Pseudomonas aeruginosa (piocinas) tienen efecto bactericida sobre coliformes,
principalmente E. coli, lo cual produciría su disminución o diseminación conduciendo a
resultados erróneos en el control de calidad.
Wheater y colaboradores (BROWN, 1978) investigando E. coli y Pseudomonas aeruginosa, en
aguas dulces, residuales domésticas y de hospital encontraron que en excretas de
diferentes animales no se encontró Pseudomonas aeruginosa , pero si en las excretas
humanas, lo que demuestra que este organismo se encuentra relacionado con efluentes de
fuentes humanas y confirman el punto de vista de Cabelli, Kenedy y Levin (1976) de que
cuentas de E. coli mayores a 1000/100 mL. con ausencia de Pseudomonas aeruginosa sugieren
de que la fuente de contaminación fecal es de tipo animal más que humana (ONTIVEROS,
1983).
Robertson (1983), evaluando Pseudomonas aeruginosa, Candida albicans y Vibrio
parahemolyticus llegó a la conclusión de que Pseudomonas aeruginosa es un indicador
complementario a coliformes totales y fecales en aguas, además de estar más asociado, en
comparación con los coliformes , a residuos fecales humanos más que de animales.
De Vicente (1991), estudiando la relación entre Pseudomonas aeruginosa y coliformes
totales, coliformes fecales y estreptococos fecales en playas marinas de Málaga, España,
llegó a la conclusión de que los residuos domésticos son una mayor fuente de
Pseudomonas aeruginosa habiendo una relación directa entre la densidad de Pseudomonas
aeruginosa en los residuos domésticos y la densidad de coliformes totales, coliformes
fecales y estreptococos fecales en las aguas de río y mar, contaminadas por dichos
residuos.
En Canadá, bacteriólogos que tradicionalmente utilizaban coliformes totales, coliformes
fecales y estreptococos fecales como indicadores bacteriológicos de calidad del agua,
comenzaron a determinar otros microorganismos tales como Pseudomonas aeruginosa y Candida
albicans para poder garantizar la calidad microbiana del agua (DUTKA, 1978).
En el Perú, en un estudio realizado por Torres (1991), se indica que la ausencia de
bacterias coliformes en las muestras de agua de cisternas y tanques, no significan la
ausencia de riesgo microbiológico, pudiéndose encontrar Pseudomonas aeruginosa como
patógeno oportunista.
Los estreptococos son bacterias esféricas grampositivas que forman pares o cadenas
durante el crecimiento. Algunos forman parte de la microbiota normal humana, otros se
relacionan con importantes enfermedades humanas atribuibles a una sensibilización hacia
ellos. La clasificación de los estreptococos se ha establecido tomando en consideración
la morfología de la colonia las reacciones hemolíticas, la especificidad serológica
(clasificación de Lancefield), las reacciones bioquímicas, la resistencia a factores
físicos y químicos y finalmente a sus características ecológicas (APHA, 1995).
El grupo de los Enterococos es un subgrupo de los Estreptococos fecales e incluye a
especies como S. faecalis, S. faecium, S. gallinarum y S. avium. Los Enterococos son
diferenciados de otros estreptococos fecales por su habilidad de crecer en medios con 6,5%
de Cloruro de Sodio, a pH 9,6, a 10° C y a 45°C (APHA, 1995). Debido a su resistencia a
estos factores que permiten un mayor tiempo de supervivencia (CABELLI et al, 1976) son
considerados como indicadores de contaminación fecal antigua en contraste con la
presencia de coliformes que indican contaminación fecal reciente (SOARES, 1996).
El uso de Estreptococos fecales como indicadores de contaminación fecal del agua de
consumo humano no es reciente. En 1928, Green luego de un estudio prolongado concluyó que
Streptococcus faecalis tenía un mayor significado sanitario que Escherichia coli (Citado
por SOARES, 1996). Recientemente los estreptococos fecales han sido considerados como
organismos de supervivencia superior a los coliformes en aguas. A puntos distantes de la
fuente de contaminación, ellos fueron muchas veces los únicos indicadores de
contaminación fecal (CABELLI et al, 1983).
Los estreptococos fecales han sido utilizados con los coliformes fecales para diferenciar
la contaminación fecal del hombre de otros animales de sangre caliente (APHA, 1995). La
razón entre coliformes fecales (CF) y estreptococos fecales (EF) proveen información
acerca de la fuente de contaminación. Un rango mayor de 4 es considerado indicativo de
contaminación fecal humana, un rango menor a 0,7 sugiere contaminación por una fuente no
humana (APHA, 1995).
Los estreptococos fecales rara vez se multiplican en agua contaminada y son más
persistentes que E. coli y las bacterias coliformes. Además los estreptococos son muy
resistentes al secado y pueden ser utilizados para realizar controles sistemáticos
después de la colocación de nuevas tuberías maestras o la reparación de los sistemas
de distribución, así como para detectar la contaminación de aguas subterráneas o
superficiales (OMS, 1995).
Cabelli et al (1982), llevaron a cabo una investigación epidemiológica de la calidad de
agua y sus efectos a la salud en playas marinas. Muestras de agua fueron analizadas para
determinar la presencia de coliformes, Enterococos, Pseudomonas aeruginosa y Clostridium
perfringens, como posibles indicadores. Se demostró una correlación entre los niveles de
Enterococos en el agua y una mayor incidencia en enfermedades gastrointestinales en
nadadores que usaron estas aguas.
Estudios realizados por Fleisher y col. (1993) en playas marinas y Seyfried y col. (1985)
en agua dulce, demostraron que existe una relación matemática entre la densidad de
Estreptococos fecales y la aparición de casos de gastroenteritis, no hallando asociación
entre esta enfermedad y Coliformes fecales. Asimismo en Israel, Fattal y col. (1987)
analizando aguas marinas para la presencia de Escherichia coli, Enterococos y Coliformes
fecales, concluyeron que es mayor el riesgo de contraer enfermedades entéricas en aguas
con un alto nivel de Enterococos.
En el Perú, Vergaray y Méndez (2001), modificaron el método de Numeración de
Estreptococos fecales y Enterococos por el Método de Tubos múltiples establecido por la
APHA (1995), utilizando Agar M-Enterococos en lugar de Caldo Púrpura de Bromocresol,
obteniendo resultados satisfactorios.
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