PARTE II
EL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO Y LA OLIGARQUÍA PERUANA
EN EL SIGLO XX



CAPITULO III
EL GOBIERNO MILITAR : 1968-1980

 

El debilitamiento de la sociedad civil

La capacidad de asociación voluntaria de los grupos y las clases sociales entraron, también, en crisis. El desencanto llegó también a la sociedad civil que no sólo vio frenada su fase expansiva de los 60 y los 70,299 sino que en la década del 80 esta fase retrocedió. El movimiento gremial sindical fue el más afectado por la crisis económica. Sus efectos corrosivos en el sector obrero tenían dimensiones catastróficas: reducción drástica del contingente obrero y de sus organizaciones. Muchos sindicatos, gremios y asociaciones de productores han desaparecido con la quiebra de sus empresas y centros de trabajo. Otras subsistieron, pero sin vitalidad: sus asociados participaban cada vez menos. Les desanimó la poca eficacia reivindicativa de sus gremios en una situación de aguda crisis en donde no sólo estaba en cuestión el salario y las condiciones de trabajo, sino también el empleo y la existencia misma de sus centros de trabajo. Los gremios que habían logrado mantener cierta vigencia fueron aquellos que se ubicaron en los sectores de punta de la economía, en donde todavía funcionaban los esquemas de confrontación radical.

En general, en este período de capitalismo salvaje, en que todas las reglas de juego en el campo del Derecho del Trabajo fueron en beneficio de los empresarios privados, en la que no existió estabilidad de ningún tipo, los trabajadores y los gremios —en una economía de sobrevivencia—, llegaron al “convencimiento” de que obtenían más beneficios “negociando que confrontándose”.300 No hay que olvidar que es la época de la ola —era— neoliberal la economía macroeconómica del Estado, ésta no estaba dirigida a generar puestos de trabajo, sino fundamentalmente al pago de la deuda externa. En consecuencia, al escasear los puestos de trabajo e incrementarse la oferta de la mano de obra en el mercado, ésta no sólo será más barata sino que obtenido el puesto de trabajo y agobiado por su miseria, que lleva sobre su pelleja, el trabajador se someterá a las leyes del mercado. Aquí las leyes del mercado no ayudan a los sectores más afectados por el neoliberalismo, al contrario, las leyes del mercado, de oferta y demanda, nítidamente están al servicio del gran capital transnacional o global. Por otro lado, pese a que la inflación es menor en el campo que en las ciudades, la crisis ha afectado, también, la densidad de las organizaciones campesinas.

El eje de las luchas campesinas301 en la década del 80 ha sido la obtención de una mejor ubicación en el mercado, poniendo en tensión la relación ciudad-campo que los gobiernos distendieron importando alimentos del exterior. La lucha por la tierra se redujo prácticamente a Puno donde las comunidades campesinas luchaban y lo siguen haciendo contra la gran propiedad que está en manos de empresas asociativas. La novedad de la década del 80 en el panorama rural fue la implantación de las zonas de emergencia, la creación y expansión de las rondas campesinas que se van a encargar del orden interno y la justicia, especialmente en la sierra norte del Perú.302 Por asumir este rol a algunos dirigentes campesinos se les acusó de apoyar o de ser miembros de Sendero Luminoso. Los gremios profesionales de las clases medias también perdieron presencia e iniciativa. Hecho que aún subsiste. Su centralidad, que se expresaba en la Confederación Intersectorial de Profesionales Universitarios Liberales (CIPUL), ha desaparecido.

En realidad, casi todos los gremios han dispersado sus fuerzas y han perdido centralidad: la crisis económica y la aplicación de un modelo importado, a través de organismos internaciones como el Banco Mundial, el Fondo Internacional que son los que diseñan vía memorándums las proyecciones macroeconómicas de nuestros países mediante asesorías impuestas son en gran medida la causa de esta dura realidad.303 Una respuesta de emergencia y de sobrevivencia de los sectores pobres fue la economía informal. Pese al crecimiento vertical de sus efectivos, el contingente de los informales no ha incrementado su capacidad de asociación en la misma proporción. Esto obedece quizá a su dispersión y fragmentación estructural. Hay, sin embargo, algunas excepciones como los comerciantes y los transportistas cuya ocupación favorece un alto grado de comunicación y de asociación, características que van a ser aprovechadas políticamente por el fujimorismo,304 y que favoreció el triunfo de Fujimori. 

Es notorio, sin embargo, el impacto que el ajuste ha producido especialmente en estos grupos desactivándolos y dispersándolos: su ingreso dependía en gran medida del salario real de los trabajadores. Con altibajos que imprime la crisis económica y la crisis fiscal del Estado, las únicas organizaciones que crecieron y se fortalecieron fueron —aún lo son— las de sobrevivencia asistencial: el programa de vaso de leche, los comedores populares y las organizaciones vinculadas al Programa de Emergencia Social, organización que está orientada y dirigida desde el Estado y, por tanto, fuente del nuevo clientelaje político. El drástico programa305 de ajuste del 8 de agosto de 1990 generalizó en fábricas y pueblos jóvenes la práctica de la olla común.

En resumen, el desarrollo de la sociedad civil en la década del 80 se vio bloqueado por la crisis económica debilitó a la sociedad civil vía la reducción de disgregación del mercado. Son las organizaciones gremiales las que más se vieron afectadas por la inflación y la recesión. La violencia política puso en la línea de mira a los líderes de las organizaciones gremiales y políticas, destruyendo todo el tejido social, especialmente en las zonas de emergencia. Zona en la confluyó el terrorismo subversivo y el terrorismo estatal que afectó a poblaciones campesinas íntegras, que se vieron obligadas a emigrar a otras tierras, hacia Lima, principalmente.

 

 

299
 

LÓPEZ, Sinesio. “La sociedad civil como respuesta a la crisis y a la guerra”. En Seminario sobre el fortalecimiento de la sociedad civil y la consolidación de la democracia. Lima, Instituto de Estudios Peruanos (IEP), 1989.
300
 
 
 
 
 
 

BONIFAZ, Nora. Rondas, Estado y política. Lima, IDS, 1990. Aparecerá en el escenario una variante jurídica de métodos alternos de solución de conflictos jurídicos y fue —es— la mediación, la conciliación y el arbitraje. Medios de solución que en la sociedad neoliberal quedarán en manos de centros privados, inhibiéndose el Estado en gran medida de ser el gran arbitro en las disputas obrero-patronales. Estos métodos ahora se impulsan desde el Estado. Están tan de moda, pero que en el ámbito del derecho del trabajo y del derecho comercial son tan viejos como las relaciones mercantiles. Lo que hay que vigilar es que por esta vía se está privatizando la justicia administrativa y judicial del derecho del trabajo individual y colectivo, como de los clásicos derechos civil y penal.

301
 
 

Véase la nota anterior, el efecto del modelo neoliberal alcanza, por igual al campo, como a la ciudad. Esto explicaría la desmovilización, pérdida de objetivos estratégicos de este sector población y por lo tanto de su debilidad organizativa, por no decir, su total desmantelamiento.

302 

BONIFAZ, op. cit.

303
 
 

Al final del milenio se ha comenzado a identificar a este organismo, así como a la Organización Mundial de Comercio, como instrumentos del imperialismo norteamericano responsables de los males de la sociedad occidental. Son ejemplos las movilizaciones que se han hecho en EE. UU. y en el resto del mundo.

304
 

Un estudioso de este período la denominará fujimanía. FRANCO, Carlos. Reflexiones en torno a la fujimanía. Lima, Página Libre, 1990.

305
 

Que fue el mismo de Libertad y Democracia o del Movimiento Libertad o del que fue candidato presidencial Mario Vargas LLosa.

 

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