
PARTE I
SOCIEDAD, ESTADO Y DERECHO
CAPITULO II
LOS ORÍGENES DEL ESTADO PERUANO. LA INFLUENCIA EUROPEA
La vigencia de las castas en el
gobierno y la inexistencia de un modelo demo-liberal burgués
El proceso inicial de constitución del Estado oligárquico (así denominan los estudiosos
de la historia del Perú a esta etapa) puede situarse en el período posterior a la guerra
con Chile (1879-1883). En este período, paralelamente a la recuperación posbélica, se
constituyen diversas fracciones regionales asentadas en la agricultura (norte y sur) y
minería (centro) para la exportación, así como en las actividades
financiero-comerciales. La fracción agroexpor-tadora norteña asume el control de un
pequeño aparato burocrático civil y militar y articula, inicialmente, el sistema de
dominación política integrando formalmente y desde arriba una sociedad
heterogénea y desintegrada.
El eje central de este sistema político fue organizar la relación de subordinación con
el exterior y garantizar su propia supervivencia basándose en la reproducción de un
orden económico, social y político. Ernesto Yépez dirá: ... en la medida en que
los grupos nativos se encontraron débiles para incorporarse al dinamismo económico, la
vía política obró como nexo capaz de vincularlos al capitalismo extranjero. De esta
suerte aquella fracción de clase dominante capaz de asegurar un orden interno que pusiera
la mano de obra a disposición de la explotación económica, principalmente extranjera,
estuvo en condiciones de negociar dividendos de reciprocidad.168
Podría decirse que se trataba de un proceso simultáneo y complementario. Las
vinculaciones de los propietarios agrarios de la costa norte con los circuitos financieros
internos y externos, así como relaciones con las grandes empresas monopólicas les
permitió mantener una existencia real, como fracción propietaria, aunque subordinada al
capital extranjero. Por otro lado, y en virtud de esa situación, se encontraron en
mejores condiciones en ausencia de otra fracción burguesa más sólida para
controlar el aparato estatal central y mantener su dominio político. Su calidad de
fracción políticamente dominante les permitió, a su vez, reforzar su condición de tal
en el plano económico-social.
Esta fracción agroexportadora asumió el control del incipiente aparato estatal desde el
gobierno de Piérola (1895) hasta el segundo gobierno de Leguía (1919-1930).169
Tres de los seis presidentes que tuvo el Perú, entre 1899 y 1919, estaban directamente
ligados a los intereses agroexportadores. Eduardo López de Romaña (1899-1903) era
propietario de la hacienda Chucarapi; José Pardo (1904-1908/1915-1919) era copropietario
de la Hacienda Tumán y Leguía (1908-1912) era accionista y gerente de la British Sugar
Company, que poseía haciendas en los valles de Cañete y Nepeña. Los otros tres
presidentes, Candamo, Billinghurst y Benavides, que en conjunto gobernaron menos de cuatro
años, no poseían propiedades. De los tres sólo Billinghurst no fue representante
político de la fracción agro-exportadora. Su victoria electoral fue expresión de la
primera crisis de la República Aristocrática. Luego de un corto gobierno fue derrocado
por un golpe militar.170
En este período la fracción dominante intentó convertirse en hegemónica y se organizó
políticamente en un partido. Aparece así el Partido Civil como el primer partido
orgánico de la fracción dominante, cuyos orígenes se remontan al período presidencial
de Manuel Prado (1872-1876) antes de la Guerra con Chile.
El civilismo se constituye en la organización política que agrupa, bajo la hegemonía
agroexportadora, a un conjunto de sectores que se identifican con sus intereses y se
benefician con su política. Sobre su composición social Basadre señala:
generalmente (con algunas excepciones notorias) pertenecían a este partido los
grandes propietarios urbanos, los grandes hacendados productores de azúcar y algodón,
los hombres de negocios prósperos, los abogados con los bufetes más famosos, los
médicos de mayor clientela, los catedráticos, en suma, la mayor parte de la gente a que
les había ido bien.171
El partido civil fue el partido de los más ricos y los más
ilustrados. Al decir de Jorge Basadre hacían derroche de opulencia en los grandes
salones de la Lima selecta y aristocrática. De ahí que este período reciba la
denominación de República Aristocrática, para designar el gobierno de una minoría,
elitista y excluyente.
En función de la alianza estructural señalada y de un sistema de relaciones basado en el
compadrazgo y el clientelismo, el civilismo logra atraer, igualmente, a los terratenientes
provincianos configurando una sólida alianza política bajo su hegemonía.
El mismo Basadre indica al respecto: Los grandes propietarios de provincias que
obtenían representaciones parlamentarias, al amparo de la benevolencia de la Junta
Electoral Nacional,, y también por su prestigio o a través de la compra de votos o de la
presión social o familiar, creyeron en su mayoría más y más que era conveniente para
sus intereses sumarse al partido afortunado, que, al relieve social, económico y hasta
en ciertas ocasiones intelectual, unía el poder político seguro.172
Mientras la fracción burguesa exportadora detentaba las riendas del aparato burocrático
civil y militar, los gamonales ejercían el dominio político en las localidades o
regiones más tradicionales del país. El instrumento institucional de esta convergencia
en el aparato estatal fue la representación parlamentaria donde los señores
locales y regionales tenían asegurado su espacio de actuación.
El carácter del sistema de dominación política en la República Aristocrática fue
esencialmente coercitivo y represor en tanto se basaba en la coacción legal y
extralegalsobre la gran masa de la población la cual se encontraba,
fundamentalmente, en estado de pasividad. En este período los sectores populares recorren
un proceso inicial de formación sin diferenciarse claramente, aún en el plano social, de
los sectores dominantes.
La naturaleza exclusiva y elitista del ejercicio de las funciones públicas se asentaba en
un sistema en el cual los márgenes de consenso (hegemonía) del poder político eran
sumamente estrechos. Basta decir que hasta 1931 no existía el voto secreto, estaba
reservado a los alfabetos. Hasta principios de siglo existía el voto censatario y en
función de la contribución económica al fisco, en 1899 concurren a las elecciones el
1,6% de la población en edad de votar y, en 1919, este porcentaje aumenta apenas al 3%.
La estructura y debilidad del aparato estatal expresaban las características de la
dominación política. El aparato militar, basado fundamentalmente en el incipiente
aparato estatal central, con una trayectoria bastante anárquica de enfrentamientos entre
caudillos no conformaba aún propiamente un ejército. Recién con el gobierno de Piérola
se dieron los primeros pasos para la reorganización y profesionalización del ejército
con la creación de la Escuela Militar de Aplicación de Chorrillos. En este período el
ejército contaba con apenas 2000 efectivos.173
Los aparatos administrativos tienen una existencia sumamente precaria. Capelo señala que
en 1905 había en la ciudad de Lima únicamente 500 empleados públicos.174
Recién en 1896 se crea el primer ministerio con funciones esencialmente administrativas,
el Ministerio de Fomento. Hasta entonces existían solamente el Ministerio de Gobierno y
Policía, Guerra, Hacienda y Relaciones Exteriores. El Ministerio de Justicia veía
subordinadamente los asuntos de instrucción (educación). Esta estructura de
las instituciones estatales muestra una clara preeminencia de los aparatos destinados a
funciones coercitivas sobre el conjunto.
La debilidad de las instituciones estatales puso de manifiesto la precariedad del
desarrollo social y político del país. La consolidación de la administración estatal
supone, necesariamente, la revitalización económica, la ampliación de los grupos
urbanos, la extensión de las comunicaciones y los medios de intercambio entre los
distintos grupos sociales. Estos elementos harán su aparición, como proceso, con el
impulso al desarrollo capitalista que significó el segundo período del Gobierno de
Augusto B. Leguía.
La lucha por la jornada de las 8 horas marcó un hito en el desarrollo del movimiento
popular de la época que culmina con un final victorioso en 1919. Estos movimientos
estarán fuertemente influenciados por las corrientes mutualistas y anarco-sindicalistas.175
En este período se producen, igualmente, importantes movilizaciones campesinas de
carácter local contra el gamonalismo y el sistema de opresión en las haciendas
tradicionales. La más importante, por su carácter regional y sus efectos
político-sociales, fue la sublevación de Rumi Maqui en 1915.
Estos movimientos si bien consiguieron conquistas importantes para la época,176
y logran producir efectos concretos en determinadas situaciones (movilizaciones) durante
el Gobierno de Billinghurst y al inicio del segundo gobierno de Leguía, no consiguen aún
vertebrar una alternativa política diferenciada ni un movimiento que altere
substancialmente la situación existente. Sus efectos más relevantes se dejarán sentir
en el proceso de crisis del civilismo como forma particular de expresión de la
dominación oligárquica.
El civilismo como expresión política de la fracción dominante hace crisis cuando los
sectores populares, principalmente urbanos, comienzan a adquirir fisonomía propia y
plantean demandas económicas y políticas que la estructura política cerrada y
absolutista es incapaz de absorber.
168 |
YEPEZ, op. cit., p. 158. |
169
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Augusto B. Leguía no sólo fue prominente
miembro del Partido Civil, sino que presidió el primer gabinete del Gobierno de José
Pardo. Su primer período fue un gobierno civilista, sin embargo, hacia el final ya se
observarán las contradicciones que tendrán manifestaciones relevantes en su segundo
período presidencial. |
170
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Algunos autores han denominado el Gobierno
de Billinghurst como el primer gobierno populista del Perú por su actitud frente a las
nacientes capas medias y sectores populares y sus intentos de reformulación de la
política de los agroexportadores.
Durante su gobierno se dio el primer decreto sobre reglamentación de huelgas,
reglamentación sobre accidentes de trabajo y se creó la Sección Obrera,
oficina que sirvió de base para la posterior Inspección General de Trabajo. |
171 |
Ver BASADRE, Jorge. Historia de la
República del Perú. Tomo 11, Lima, Editorial Universitaria, p. 127, 1968. |
172 |
BASADRE, op. cit., p. 129. |
173 |
VILLANUEVA, Víctor. 100 años del Ejército
Peruano. Lima, J. Mejía Baca, 1971. |
174 |
CAPELO, Joaquín. Sociología en Lima. Lima,
Editorial Minerva, 1905. |
175
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Véase SULMONT, Denis. El movimiento obrero
en el Perú (1900-1956). 1.a edición, Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú,
Fondo Editorial, 1975. GONZÁLEZ PRADA, Manuel. Las ocho horas peruanas, lecturas
escogidas. Lima, Secretaría Municipal de Educación y Cultura, Municipalidad de Lima,
Metropolitana, colección Minilibros 4, 1986. |
176
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Entre las más relevantes están la
reducción de la jornada de trabajo a 8 horas, dispositivos que reglamentan las
condiciones de trabajo y el reconocimiento de las comunidades campesinas. |
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