2. CONSTITUCIONES, REGLAMENTOS Y ESTATUTOS Estudiar las Constituciones o normas de la vida interna universitaria colonial americana, reflejo del proceso de nuestras academias, constituye uno de los más importantes momentos para comprender el concreto desarrollo de la cultura superior del continente. Complemento necesario es el rol de las Reales Cédulas dadas para el buen gobierno de la Universidad de San Marcos66. La Universidad de Lima fue creada por el Rey, pero funcionó en el Convento de los dominicos. La lógica resistencia de los eclesiásticos y laicos incorporados en su Claustro determinó la primera reforma universitaria de 157167. Como consecuencia se redactaron las iniciales Constituciones de la Universidad, cuyo título es CONSTITV/ciones De la Vniuersidad,/ Que por cedula de Su-m./Efta fundada En el/ Monefterio/Del/Señor sancto Domingo: /De esta ciudad De los Reyes68, cuyo subtítulo patentiza los esfuerzos renovadores del Rector Pedro Fernández de Valenzuela y del Claustro. Estas breves Constituciones reflejan la presencia e importancia de la célebre reforma sanmarquina hecha por sus Catedráticos y Graduados y señala la simbólica aparición del primer Rector laico, el jurista español Pedro Fernández de Valenzuela69 . La reforma comenzada por el Claustro fue completada por el virrey Toledo vuelto de su visita hasta el Alto-Perú entre 1570 y 1575, gobernante cuya obra reorganizadora es fundamental para el desarrollo posterior de la Universidad limeña. El 23 de enero de 1578 promulgó las Constituciones que amplían y perfeccionan las de 157170. Pero todavía insatisfecho promulgará con ayuda de sus colaboradores las definitivas CONSTI/TVCIONES Y / ORDENANCAS / DE LA VNIVERSIDAD, Y STVDIO GENERAL DE LA /ciudad de los Reyes del Piru de 1581, tardíamente publicadas por el célebre impresor Antonio Ricardo en 160271. Tales normas universitarias de San Marcos rigieron la vida de la real y pontificia Universidad limeña durante toda la época colonial, salvo un breve lapso. Porque al ser nombrado el Virrey Martín Henríquez en sustitución de Toledo, también se interesó por la Universidad como lo hizo en México y promulgó las Constituciones de 158472, cuya redacción encomendó al oidor Arteaga. Es necesario recordar aquí, cómo el Virrey Henríquez había promulgado en 1580 las Constituciones de la Universidad mejicana. Su intención era ceñirse a la Real Cédula de fundación y normar la vida de San Marcos según el texto de las Constituciones de Salamanca. Poco duró el intento del Virrey Henríquez. Su sucesor, el virrey Fernando de Torres y Portugal, Conde del Villar Don Pardo, ordenó en 16 de octubre de 1586 que volviesen a obedecerse las Constituciones dadas por Toledo en 1581. Desde entonces rigieron, con ampliaciones, hasta la época del Presidente don Ramón Castilla. Los virreyes Juan de Mendoza y Luna, Marqués de Montesclaros (1607-1615) y Francisco de Borja y Aragón, Príncipe de Esquilache (1616-1621) revisaron y ampliaron las vigentes Constituciones de San Marcos, con cuya base fueron redactadas las Constituciones / añadidas, publicadas en Madrid el año 162473. Asimismo, en ese siglo la Universidad fue "visitada" por funcionarios reales, por ejemplo el Obispo Pedro de Villagómez (1643), Juan Cornejo (1665) y el oidor Álvaro de Ibarra (1675), dejando como saldo importantes sugerencias modificatorias74. Además, la Recopilación de Leyes de los Reinos de las Indias (1680) trae una legislación específica, predominantemente para las Universidades de Lima y México, contenida en su Libro I, Título XXII: De las Universidades y estudios generales y particulares de las Indias, Leyes I - LVII, incorporada a las normas de la Universidad limeña. En el siglo XVIII, por mandato del virrey José de Armendáriz Marqués de Castelfuerte (1724-1736), el Rector Alonso Eduardo de Salazar y Zevallos publicó, en 1735, las Constitucio/nes, y ordenanzas/antiguas, añadidas, y modernas de la/real universidad, y estudio general de san/ marcos de la ciudad de los reyes del perú, donde como lo indica su nombre se reproducen las "antiguas" Constituciones dadas por Toledo en 1581, las "añadidas" que se editaron en Madrid el año 1624 y la posterior legislación acumulada75. Producida la expulsión de los jesuitas (1767), vino una genérica reforma educativa en todo el ámbito del imperio español. El virrey Manuel de Amat (1761-76), por Real Orden de 25 de octubre de 1768, recibió especial encargo de proceder a la reforma de las instituciones educativas peruanas. Y en cumplimiento del mandato se dieron las llamadas "Constituciones nuevas", que podríamos titular complementarias (2 de mayo de 1771), cuyo texto enuncia "la Reforma de los principales abusos que en ella se habían introducido con el trascurso del tiempo: y dejando en su fuerza y vigor las Antiguas en todo aquello que no sean contrarias al nuevo Pie que prescribe el Reglamento"76. Un vigoroso conato de reforma del catedrático de Vísperas de Leyes, José Baquíjano y Carrillo, fracasó en la célebre votación de 5 de agosto de 178377. La derrota del grupo reformista determinó que los Catedráticos que acompañaron a Baquíjano y Carrillo buscaran nuevos teatros de actividad progresista. Por eso, Toribio Rodríguez de Mendoza cumpliría con éxito ejemplar su reforma cuando fue nombrado Rector del Convictorio de San Carlos, e Hipólito Unanue erigió el Anfiteatro Anatómico en el Hospital de San Andrés (1792) y fundó al comenzar el siglo XIX el Colegio de Medicina de San Fernando, base de la renovación de los estudios científicos en el Perú. Cuando se acerca la etapa de la independencia, la situación general de las Colonias Hispanoamericanas libres ya muchas de ellas determinó una política de revisión y represión. Fernando VII promulga su Real Orden de 4 de marzo de 1815, disponiendo "la visita de los Colegios Seminarios, Universidades y Convictorios Reales". Por orden del virrey Joaquín de la Pezuela se nombró al oídor Manuel Pardo, quien redactó el Reglamento para la Real Universidad de San Marcos. También fueron visitadas las Universidades de San Antonio del Cusco y otros establecimientos de cultura superior, como el Convictorio de San Carlos y el Colegio cusqueño de San Bernardo78. Las normas virreinales rigen omnímodas hasta el primer gobierno de Castilla. El Reglamento de Instrucción Pública (1850) trae, en su capítulo VI, el rol de las Facultades y los requisitos universitarios en vigencia. Esta parte vuelve a completarse en 1855, disposiciones a las que se sumaron otras respeto al gobierno interno de dichas Facultades. En 1866 el Jefe Supremo Provisorio, Mariano Ignacio Prado, dicta resoluciones donde quedan fijadas las cinco facultades básicas de la época moderna de San Marcos; cosa que repite el decreto del general Pedro Diez Canseco en 1868. Todo este proceso de tanteos se estabiliza y afianza gracias al Reglamento de la Instrucción Pública (1876), norma cuya Sección II está dedicada a la Universidad de San Marcos y Universidades Menores. El Reglamento de Instrucción Pública (1884) y el Reglamento General de Instrucción Pública (1886) completan el panorama normativo del siglo XIX. En la presente centuria se promulgan la Ley Orgánica (1901) aprobada ya en 1899, la Ley Orgánica de Enseñanza (Nº 4004, de 30 de Junio de 1920), el Estatuto Universitario (Ley Nº 7824, de 28 de junio de 1935), la Ley Orgánica de Educación Pública (Nº 9096, del 1º de abril de 1941), el Estatuto Universitario (Ley 10555, de 24 de abril de 1946) y la Ley Universitaria (13417 de 8 de abril de 1960). Se encuentra en preparación una nueva Ley Orgánica de Educación. Como se descubre, un consciente afán renovador tipifica la ininterrumpida y vigorosa vida institucional de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, cuyas intermitentes crisis son características de su inagotable vitalidad. Las Constituciones iniciales de la Universidad de San Pablo de México, fueron redactadas por el oidor, visitador y reformador Pedro Farfán, "perito en leyes y cánones", siendo publicadas el 17 de junio de 1580 y aprobadas por el virrey Martín Henríquez79 el 18 de agosto de ese año bajo el rubro de Estudios hechos por mandado de su Majestad para la Real Universidad de México en la Nueva España. Consta de 23 Títulos que abrazan la vida académica y administrativa de la Universidad80. Ya por Real Cédula se había comisionado al Dr. Pedro Moya de Contreras, arzobispo de México, para visitar la Universidad y emitir el correspondiente informe. Contreras redactó nuevos Estatutos y los presentó a la Universidad el 28 de mayo de 1586, normas que estuvieron en vigencia hasta el 23 de octubre de 1626. En sustitución fueron dados los llamados "Estatutos Nuevos" o del Marqués de Serralvo81. Éste constituyó una comisión, que redactó el texto ante el Secretario de la Universidad de México, bachiller Cristóbal Bernardo de la Plaza y Jaén autor de la célebre Crónica universitaria mexicana. Finalmente, la última legislación universitaria colonial fue hecha por el Obispo Juan de Palafox y Mendoza, cuyo texto se presentó ante el Claustro universitario el 14 de octubre de 1645 y se imprimió en 1688 bajo el título de Estatutos y Constituciones de la Imperial y Regia Universidad de México, con un estudio preliminar de fray Marcelino de Solís y Haro. Agotada la edición, reimprimióse el año 1775 bajo el rubro de Constituciones de la Real y Pontificia Universidad de México (en 1839 se publicó un Suplemento a las Constituciones de la Nacional y Pontificia Universidad de México). La Universidad de Santo Tomás de Aquino de Santo Domingo careció de Constituciones hasta el siglo XVIII. Esta omisión básica fue conocida con ocasión de haber fundado Felipe V la Universidad de La Habana, desde Lerma, el 22 de diciembre de 1721. Mandó el Rey que la nueva institución superior cubana se normase por las disposiciones de la Universidad de Santo Tomás. Pero la Universidad de La Habana, al descubrir la inexistencia de Constituciones en la de Santo Domingo, formó las suyas y obtuvo su aprobación oficial el 27 de julio de 1734. Entonces acaeció lo inesperado. En lugar de regirse la Universidad de La Habana por las Constituciones de la Universidad dominicana de Santo Tomás, ocurrió curiosamente lo contrario. Esta adoptó precisamente las normas de aquélla el 2 de octubre de 173982. Los dominicos tardaron todavía varios años antes de dar sus propias reglas académicas, que elaboraría una Comisión compuesta por miembros de la orden y personas ajenas83. Su redacción fue terminada el 6 de mayo de 1754, y se tituló Estatutos / de la regia y pontificia / Universidad de / Santo Thomas de Aquino; / en el convento imperial de predicadores de la / ciudad de Santo Domingo, / en la isla Española, disposiciones agrupadas en 15 capítulos84. Sólo desde entonces empezó el normal funcionamiento de la Universidad de Santo Tomás de Aquino y pudo apreciarse cierta ventaja institucional sobre la de Santiago de la Paz.
3. FACULTADES Las Facultades virreinales fueron cinco; las actuales son diez*. Al inaugurarse los estudios de la Universidad limeña, sus asignaturas iniciales fueron las correspondientes a las Facultades de Teología y de Artes. Con la incorporación de Graduados en Derecho aparece la Facultad de Cánones (dedicada al estudio del Derecho Canónico). Después se organiza la Facultad de Leyes (dedicada al estudio del Derecho Civil), con ocasión de la primera reforma de 1571, al ser nominado Rector el jurista Fernández de Valenzuela. En el siglo XVI hubo, pues, cuatro facultades. A pesar de la incorporación de médicos al claustro, las asignaturas correspondientes sólo funcionaron en el siglo XVII, durante el gobierno del Virrey Conde de Chinchón85. Como curso aislado aparecerá el de Matemáticas a mediados del mismo siglo86. En suma, el periodo virreinal muestra la vigencia de cinco Facultades, cuyo orden cronológico y colores típicos son los siguientes: I) Facultad de Teología, cuyos Catedráticos y Graduados ostentaban el color blanco, "este es, sincero, en el cual reluce la pureza de la fe y de la castidad"87; II) Facultad de Artes, cuyos Catedráticos y Graduados lucían el color azul, pues la Filosofía "reclama el color cerúleo, como que viene del cielo. Este color es muy apropiado para los marinos y también para los filósofos, que como los marinos escudriñan los movimientos del cielo"88; III) Facultad de Cánones, cuyos Catedráticos y Graduados llevaban como distintivo el color verde, porque dichos estudios "reclaman el verde, reverdecidos por la esperanza que guía los estudios"89; IV) Facultad de Leyes, cuyos Catedráticos y Graduados ostentaban el color rojo, "color de fuerza propio de los militares como signo de combate Las leyes militan y los profesores, por lo cual se llama á las Escuelas órdenes de los que militan"90; V) Facultad de Medicina, cuyos Catedráticos y Graduados exhibían el color amarillo, "color de amante" que corresponde al Médico "quien es amador de la misma naturaleza, quien procura ver sobre todas las cosas, que la vida sea más dulce a los demás, siempre sana e incólume"91. Dichos colores se mantuvieron constantes durante la época virreinal y comienzos de la República. Las facultades virreinales subsisten hasta el presente, excepto la de Teología (independizada por el Estatuto Universitario de 1935)92 y la refundición de las Facultades de Cánones y de Leyes en la Facultad de Derecho. La Facultad de Artes cambió su nombre por Letras, y amplió el ámbito de sus asignaturas. Hoy, lleva el nombre de Facultad de Letras y Ciencias Humanas. En cambio, los colores variaron arbitrariamente desde mediados de la pasada centuria93. Pero al lado de las antiguas Facultades aparecen, en el siglo XIX, dos nuevas, como signo del cambio histórico que el Perú efectuaba: la Facultad de Ciencias y la Facultad de Ciencias Políticas y Administrativas. En el Reglamento de Instrucción Pública de 1850 surgen dos Facultades transitorias: la de Matemáticas y la de Ciencias Naturales, unificadas en 1862 bajo el nombre de Facultad de Ciencias y Matemáticas, definitivamente nominadas como Facultad de Ciencias por el texto del Reglamento General de Instrucción de 1876. La Facultad de Ciencias Políticas y Administrativas, creada en 1876, se tituló luego de Ciencias Económicas, y actualmente se denomina Facultad de Ciencias Económicas y Comerciales. Hubo, pues, en el siglo XIX, seis Facultades: Teología, Letras, Derecho, Medicina, Ciencias y Ciencias Políticas y Administrativas. En el presente siglo han sido erigidas cinco nuevas Facultades: (cuatro en el área de ciencias) Farmacia y Bioquímica (color Azul), Odontología (color Morado), Medicina Veterinaria (color Granate), Química (color amarillo), (una en el área de Humanidades) Educación (color Ocre). Aquí se ha roto con un tabú académico al elegirse, por primera vez en el Perú, a una mujer como Decano Titular: la Dra. Nelly Festini Illich, especializada en Estética y Educación, para el trienio 1967-70. En consecuencia, sólo existen tres Facultades que proceden de la época colonial y cuyos colores deben ser restituidos: Letras y Ciencias Humanas (ex Artes) con el color Azul, Derecho (refundición de Leyes y Cánones) con el color Rojo, y Medicina con el color Amarillo, colores que corresponden a su origen histórico. En suma, históricamente la Facultad de Letras y Ciencias Humanas es lamás antigua de la Universidad Nacional de San Marcos y asimismo la facultad decana de América.
4. RECIBIMIENTOS Los recibimientos fueron una de las más fastuosas y típicas ceremonias universitarias, celebradas en San Marcos a semejanza de las realizadas en las universidades metropolitanas. La academia limeña los efectuaba en honor de los virreyes como Vicepatronos de la Universidad y representantes del Rey. Análogas ceremonias se realizaban en honor del Arzobispo y de ilustres personalidades o con ocasión de un gran suceso oficial. Algunas veces los Colegios Mayores honraban en la Universidad a un personaje del saber, por ejemplo, cuando el Colegio de San Pedro Nolasco dedicó un acto académico en homenaje al célebre doctor limeño José Baquíjano y Carrillo el año 1813. Antecedente remoto de tales ceremonias constituye el acto realizado en 1553, cuando la Universidad estaba en el Convento de Santo Domingo. El día 2 de enero de 1553 la Real Audiencia Gobernadora acudió al recinto de la Orden de Santo Domingo o Convento del Rosario, entregó la Real Cédula de Fundación, la reconoció públicamente como válida y dejó instalada de manera oficial a la Universidad de Lima94. Pueden recordarse entre otros los recibimientos a los virreyes don Francisco de Toledo (1577), Conde de Salvatierra (1649), Conde de Castellar (1674), Conde de la Monclova (1689), Conde de Superunda (1746), don Manuel de Amat (1764), Marqués de Guirior (1778), don Agustín de Jáuregui (1781), célebre por el elogio crítico que en loor suyo pronunció el catedrático de Vísperas de Leyes Dr. José Baquíjano y Carrillo, cuyo texto publicado en Lima fue mandado recoger oficialmente95, don Joaquín de la Pezuela (1816) y los que se efectuaron durante la Emancipación en honor del Protector José de San Martín (1822) y del Libertador Simón Bolívar (1825)96. La mayor parte de las Memorias de los virreyes tienen especiales acápites dedicados a la Universidad de San Marcos97, como también los Mensajes presidenciales republicanos.
5. REFORMAS Las reformas universitarias de San Marcos comienzan en el siglo XVI y continúan hasta el presente. Su proceso muestra dos grandes etapas características: 1) reformas "desde arriba" u oficiales, 2) reformas "desde abajo" que pueden ser organizadas por el claustro docente o por la acción conjunta de profesores y estudiantes, hecho este último característico del siglo XX. El movimiento reformista98 empezó cuando la Universidad Real pero regentada por los dominicos se sacudió de su tutela, laicizándose bajo el rectorado del jurista Pedro Fernández de Valenzuela en 1571. Esta reforma tuvo un proceso que duraría diez años, lapso durante el cual la Universidad tuvo otras dos Constituciones: la de 1578 y la definitiva del año 1581, lográndose estabilizar las bases económicas, jurídicas, docentes y administrativas de la Real y Pontificia Universidad de San Marcos que garantizarían su funcionamiento virreinal. Pasado el siglo XVII, en que ocurren simples rectificaciones complementarias hechas por visitadores oficiales, viene en la segunda mitad del XVIII la reforma propiciada por el virrey Amat (1771), después de la expulsión de los jesuitas. Las vigentes Constituciones de 1735 (calco de las de 1581) eran ya insuficientes para la Universidad, influida por las ideas "ilustradas" traídas por jóvenes criollos educados en la metrópoli que encontraban en Lima un medio ávido de renovación. El reformismo trató de poner la docencia al entero servicio de la Universidad, enunciando una tendencia pragmática de preparar hombres útiles y romper su esoterismo. Con este propósito eliminaron la frondosidad de las cátedras, su didáctica barroca y fastuosidad externa que, en la mayor parte de los casos, servía de pretexto para disimular la falta de calidad, rebajaron el precio de los Grados académicos y aumentaron las exigencias a los graduandos. A pesar de mantenerse un claro predominio de los estudios teológicos y jurídicos, se patentiza el deseo de renovar los estudios de Filosofía (Artes) como obligada propedéutica de otras facultades. Asimismo, se cauteló la seriedad de las aprobaciones anuales y de las disertaciones, las votaciones fueron simplificadas y aunque el colorido de la vida universitaria decayó, ganó el auténtico conocimiento académico garantizado por la presencia de hombres de sólida preparación en el cargo de Rectores. Fue recomendado un método que permitía adquirir una erudición genérica en cada Facultad en lugar de una especialidad demasiado estrecha, eliminando el caos pedagógico gracias a la explícita indicación de libros y autores que anualmente debían ser estudiados, evitándose repeticiones innecesarias en asignaturas al parecer diversas. Por otra parte, la reforma de 1771 inicia la nueva política bibliotecaria peruana. En San Marcos se preconiza la utilización de la Biblioteca y el Gabinete99, poniendo sus bases mediante la construcción de sendas habitaciones para los Libros e "Instrumentos y Máquinas Físicas" expropiadas a los jesuitas. Esta última poseería una "extensión capaz para el juego y uso de dichas Máquinas a presencia de los cursantes". Biblioteca y Gabinete estaban a cargo de los Bibliotecarios mayor y menor, cuya obligación sería impedir que por motivo alguno fueran sacados los libros e instrumentos del recinto. Además, el Bibliotecario Mayor cumplía funciones docentes al "enseñar e instruir en la Historia literaria" a los estudiantes universitarios de las diversas Facultades el último día de cada semana. La Biblioteca debía poseer un Catálogo de sus libros "con expresión de su tamaño, enquadernación, nombre de su Autor, número de volúmenes de cada obra, año de su Edición y lugar en que fue impreso". Cada ejemplar se archivaba por partida doble en las Secretarías del virrey y de la Universidad. Todo este magnífico plan quedó incumplido cuando el virrey Amat dejó el Perú. El gran movimiento colonial precursor del reformismo acaeció en 1783. Fue encabezado por José Baquíjano y Carrillo, joven catedrático de la Facultad de Leyes (derecho civil) y el grupo reformista que lo ayudó, constituido entre otros por Toribio Rodríguez de Mendoza, Vicente Morales Duárez e Hipólito Unanue. El conato renovador fracasaría al ser derrotado Baquíjano por tres votos. Cerrada la posibilidad de una reforma universitaria en San Marcos, el cambio acaecería en el Convictorio de San Carlos, dirigido por Rodríguez de Mendoza (expresado en su Plan de Estudios de 1787) e Hipólito Unanue, que lo inició de facto en el Anfiteatro Anatómico y lo consolidó al fundar más tarde el Colegio de Medicina de San Fernando durante la primera década del siglo XIX. Iniciada la República, la situación universitaria fue caótica hasta la aprobación del Reglamento de Instrucción de 1850, promulgado por Castilla, y la reforma universitaria dirigida por el Rector José Gregorio Paz Soldán (1861-63). En el presente siglo, por influjo del movimiento universitario de Córdoba, brotó el conato reformista de 1919, que abre un nuevo capítulo en la historia de la universidad peruana. Después vendrá un retroceso hasta el rectorado del Dr. José Antonio Encinas (1931-32), impacto que conmovió los cimientos de la universidad tradicional e inició el cambio concreto de San Marcos, galvanizando la vida universitaria del país. Tras un nuevo ricorsi de casi tres lustros, brota la reforma de 1945, dirigida por el Dr. Luis Alberto Sánchez y patentizada en el Estatuto Universitario (ley 10555), movimiento al que siguió un ya tradicional retroceso pasajero. Finalmente, a partir de 1956 reempieza una actividad reformista, que parte de ángulos distintos. El cogobierno y la autonomía universitaria son sus fundamentos (como en 1931 y 1945), añadiéndose la profesionalización del catedrático. La pugna actual entre el academicismo y el politicismo crea una tensión cuyo resultado será sacar a la Universidad peruana de su aislamiento tradicional, intensificar la investigación y cumplir un programa orientado hacia el servicio de la comunidad y a la formación de un tipo de hombre renovado, a tono con las exigencias de un país que siente su responsabilidad ante el mundo histórico de hoy.
6. LOCALES Cinco edificios ha ocupado la Universidad de San Marcos en su cuatricentenaria existencia: tres corresponden al siglo XVI, uno al XIX y otro al XX. La Universidad comenzó a funcionar en el Convento de Santo Domingo. Su Sala Capitular fue sede de una histórica inauguración (2-I-1553) como primera Universidad de las Indias Occidentales. Una descripción del famoso Convento la inserta el dominico Meléndez en sus Tesoros verdaderos de las Indias. Producida la reforma universitaria de 1571, la situación de la Universidad y de su Claustro fue haciéndose poco menos que insostenible en el recinto del Convento del Rosario. Entonces, la Universidad reformada adquirió un antiguo local dejado por los agustinos en San Marcelo. El último y definitivo edificio colonial fue ocupado por la real y pontificia Universidad de San Marcos en 1576. Estaba ubicado en la Plaza de la Inquisición, lugar en donde funcionaría desde la segunda mitad del siglo XVI hasta análogo lapso del siglo XVIII. Jorge Zevallos Quiñones ha publicado un documento importante sobre este local en el siglo XVII100. El antiguo edificio fue derribado durante el gobierno del presidente Leguía y se construyó en su lugar el edificio donde actualmente funciona el Poder Legislativo. Producida la independencia, el Congreso comenzó a quitar espacio a la Universidad; ésta, asimismo, empezó a invadir el recinto del Convictorio de San Marcos, institución que fue absorbida por la Universidad. Desde entonces San Marcos tuvo su local central en el Parque Universitario, además de otros lugares complementarios. El actual local está representado por la llamada Ciudad Universitaria (situada entre las avenidas Venezuela y Colonial, con frente a la primera), lugar en que funcionan 17 Facultades y en donde se ubica el estadio deportivo101. En el centro de Lima se encuentra la histótica Facultad de Medicina San Fernando y la de Farmacia y Bioquímica; en Monterrico está ubicada la Facultad de Medicina Veterinaria. de Ciencias Económicas y de Odontología, el edificio de Educación de reciente construcción (facultad que compartía un mismo local con Letras y Ciencias Humanas) y están ubicados Medicina Tropical y otras reparticiones menores y el estadio deportivo.
7. BIBLIOGRAFÍA La producción documental y bibliográfica de la Universidad de San Marcos abarca sus cuatro siglos de existencia. El Archivo de la Universidad colonial data del momento en que funcionaba en el Convento de Santo Domingo. Sus documentos más importantes están representados por los Libros de Claustros, en donde aparecen todos los actos importantes del claustro y de sus autoridades. Hubo 16 libros virreinales: el I corre del 7- II-1565 a 1591, el II de 1592 a 1609, el III de 1609 a 1629, el IV de 1629 a 1656, el V de 1656 a 1671, el VI de 1671 a 1684, el VII de 1684 a 1688, el VIII de 1688 a 1708, el IX de 1709 a 1726, el X de 1726 a 1737, el XI de 1737 a 1752, el XII de 1752 a 1763, el XIII de 1763 a 1780, el XIV de 1780 a 1790102, el XV de 1790 a 1800 y el XVI de 1800 a 1821. En la República estos tipos de documentos están representados por los Libros de Actas del Consejo Universitario. Otros géneros importantes están constituidos por los Libros de Tesorería, Libros de Grados, etc. Cada Facultad posee además su Archivo propio, cuyos papeles pasan al Archivo Central después de un lapso superior a los 30 años. Un Catálogo del Archivo, fue publicado en 1949. Además, existe una abundante documentación universitaria en el Archivo General de Indias y otros repositorios. En cuanto a los Libros, Folletos, Revistas y Periódicos de y sobre la Universidad de San Marcos y la obra de los Catedráticos y Graduados, su cantidad es incalculable y constituye una prueba más de su papel rector en la cultura peruana103.
8. ICONOGRAFÍA La iconografía de San Marcos está representada por una Pinacoteca depositada en el local del Parque Universitario y dispersa en las Facultades de Letras y Ciencias Humanas, Derecho, Medicina, etc., en algunos Museos y Colecciones particulares. Entre los retratos más importantes pueden recordarse los de fray Tomás de San Martín el fundador, fray Domingo de Santo Tomás, fray Antonio de Hervias último Rector dominico, el P. Juan Pérez de Menacho, Diego León Pinelo, Francisco Ruiz Lozano primer Catedrático de Matemáticas, Pedro de Peralta y Barnuevo, José Baquíjano y Carrillo, Vicente Morales Duárez, Hipólito Unanue, un grupo de Rectores de la segunda mitad del siglo XIX y de la presente centuria, además de los retratos de los Decanos y de algunos Catedráticos de las Facultades republicanas104. Es importante testimonio el Salón antiguo de Grados de la Facultad de Letras del local del Parque Universitario, ubicado en la capilla del Noviciado de los jesuitas. Procede del siglo XVIII y tiene el techo ornamentado con dibujos simbólicos y frases latinas que han sido traducidas y comentadas por la Dra. Ibscher. Complementa el Salón una Tribuna virreinal, utilizada para las disertaciones académicas. El Escudo de la Universidad real y pontificia de San Marcos aparece en el texto de las Constituciones de 1581, publicadas en 1602, cuya descripción es: "un escudo metido en una tarja, partida por medio de arriva abaxo, que en lo baxo haga un cornejal, al modo de el de las armas Reales, en que está la granada, en el qual esté una lima, y al lado derecho, en la mitad del escudo, estara San Marcos Evangelista, patrón de esta Universidad, y el León junto á él, y en la otra mitad de la mano yzquierda del escudo, estará la Mar en lo baxo, y que de ella nazgan las dos columnas, con el Plus ultra, que son la divisa de este nuevo Mundo, y encima de ellas las tres coronas, y estrella de los Reyes Magos, que son las armas de esta Ciudad, y encima de todo el escudo, esté una cabeza laureada, con una guirnalda, de la qual salgan de la boca dos cornucopias, por cada lado el suyo, al tamaño de lo alto del escudo, y alrededor de la tarja, un letrero, que diga, Academia sancti Marci urbis Regum in Peru"105.
9. CONTINUIDAD DE MÉXICO Y SANTO DOMINGO Desde el punto de vista de la continuidad, la Universidad de México cumplió una ininterrumpida labor académica desde el siglo XVI hasta el XIX, centuria ésta caracterizada por los sucesivos obstáculos a la Universidad que determinan su extinción. El presidente Valentín Gómez Farías, emitió el decreto de 19 de octubre de 1833, por el que abolió la Universidad y estableció en su lugar una Dirección General de Instrucción106, usufructuaria de los bienes que la Universidad poseía107. Sin embargo, pronto fue restablecida la Universidad el 31 de julio de 1834, mandato confirmado por ley el 29 de abril de 1835108. La vida universitaria transcurrió en forma lánguida, hasta que el Presidente sustituto C. I. Comenfort ordenó, por decreto de 14 de setiembre de 1857, la extinción de la Universidad y mandó que el Rector Dr. José María Diez de Sollano hiciese entrega del edificio, libros, fondos y demás bienes para la formación de la Biblioteca Nacional109. Tampoco la medida duró mucho tiempo. Por un cambio de gobierno, pasó el poder a manos de los conservadores. El Presidente interino Félix Zuloaga, por decreto de 5 de marzo de 1858, reabrió la Universidad, después de derogar lo ordenado el año anterior110. La Universidad fue mantenida por Benito Juárez en su decreto de 23 de enero de 1861, pero cambió el régimen académico del conservador Zuloaga. Invadido México por los franceses, el emperador Maximiliano suprimió definitivamente la Universidad por Decreto de 30 de noviembre de 1865111. Desde entonces quedó México sin universidad hasta el siglo XX. Durante el gobierno de Porfirio Díaz aprobó el Congreso la ley constitutiva de la Universidad Nacional de México, en 24 de mayo de 1910, refrendada por éste dos días después112. Desde entonces reaparece la Universidad, cuyo entronque histórico con la Real y Pontificia Universidad de San Pablo de México fue realizado por los eruditos años después. En Santo Domingo, la Universidad de Santiago de la Paz se extinguió en 1767 con la expulsión de los jesuitas, mientras la Universidad de Santo Tomás de Aquino, regentada por los dominicos, continuó funcionando hasta finalizar el siglo XVIII. Como consecuencia del tratado de Basilea (1795), Santo Domingo fue cedido a la República Francesa y Toussaint Louverture ocupó la capital el 26 de enero de 1800113. El Consejo de la Regencia Española se declaró en contra de la reapertura de la Universidad, por Real Cédula de 29 de abril de 1810, pues "carecía de fondos y Cátedras" y se pronunció por el restablecimiento del Seminario114. Sin embargo, cuatro años más tarde, se abrió por Auto del Capitán General el 21 de diciembre de 1814, mandato que fue ejecutado el 6 de enero de 1815 y ratificado por Fernando VII el 18 de marzo de 1818115. Nuevamente una invasión militar determinó la extinción de la Universidad cuando el jefe haitiano Boyer ordenó el reclutamiento general de la juventud dominicana el 6 de enero de 1823116. Después de un prolongado lapso de más de 90 años, tomando como base el "Instituto Profesional", el Presidente Báez organizó en 1914 la Universidad de Santo Domingo, moderna academia constituida por las Facultades de Derecho y Ciencias Políticas, Medicina y Ciencias Naturales, Farmacia y Ciencias Químicas, Filosofía y Letras, Ciencias Físicas y Matemáticas. Su entronque histórico con la tradición colonial ignorada se enuncia más o menos en 1930, usándose de nuevo el nombre tradicional.
|