Las enfermedades desmielinizantes son
relativamente frecuentes y la EM es una enfermedad presente en nuestro medio.
El presente trabajo no nos permite
reunir los suficientes datos para hacer una evaluación epidemiológica en nuestro medio.
Pensamos que en la actualidad el
diagnóstico de EM resulta de una combinación de lo que nos cuenta el paciente, lo que ve
el médico y lo que dicen las pruebas. Por tanto, en conjunto la clínica y la ayuda de
los métodos de investigación paraclínicos (LCR, potenciales evocados,RMN) nos permiten
llegar a un diagnóstico de certeza y cada vez más precoz en la mayoría de los casos.
Hoy en día creemos que el diagnóstico
clínico de EM se basa en una doble dispersión temporal y espacial. En el tiempo, porque
en meses ó años ocurren episodios de disfunción neurológica. Y en el espacio porque
los síntomas y signos indican que hay varias lesiones independientes.
Si bien creemos que los casos expuestos
reúnen los criterios clínicos y sobre todo radiológicos, debemos tener presente la
amplia gama de enfermedades que entran en el diagnóstico diferencial.
Los factores que tendrían peor
pronóstico serían:
Pacientes de sexo masculino, inicio con sintomatología cerebelosa, las formas familiares,
las formas de inicio tardío, las formas de inicio progresivo, intervalo corto entre el
primer y segundo brote y poca respuesta a los corticoides.
Los factores que tendrían mejor
pronóstico serían:
Pacientes de sexo femenino, inicio con sintomatología sensitiva, recuperación rápida de
los síntomas, las formas que evolucionan en brotes y de inicio precoz (excepto en la
infancia), intervalo largo entre brotes y buena respuesta a los corticoides.
Pensamos que en los enfermos con
compromiso medular la minusvalía física es mayor, mientras que los enfermos con
compromiso cerebral es más evidente el deterioro mental.
Aunque diversos factores han sido
considerados como desencadenantes del comienzo de la enfermedad ó de la recurrencia de
los brotes (infecciones, embarazo, traumas, operaciones, estrés, etc); éstas relaciones
resultan dudosas en la mayoría de los casos. Sin embargo, el calor y en particular los
baños de agua caliente, pueden desencadenar brotes.
Si bien es cierto que dentro de los
criterios antes mencionados estos constituyen una base diagnóstica, debemos resaltar que
los criterios de Shumacher denominados como "criterios de oro" por los clínicos
fueron diseñados para utilizarse en estudios terapéuticos siendo poco útiles para el
clínico práctico. Igualmente los criterios de Poser que incluyen datos de laboratorio
fueron elaborados con fines científicos mas que clínicos.
Dentro de los criterios de RMN podemos
deducir que a pesar de su gran sensibilidad, su limitada especificidad y alto nivel de
resultados falsos-positivos la han convertido en una considerable fuente de confusión.
Las nuevas técnicas (transferencia de
magnetización y espectroscopia de RMN), prometen una gran sensibilidad y mejorar el
entendimiento de la fisiología de la placa, aunque su valor diagnóstico aún no ha sido
estimado.
En relación al estudio de LCR y
especificamente a la presencia de bandas oligoclonales (BO) diremos que ésta constituye
una prueba cualitativa (subjetiva) que puede dar como resultado una sobre ó infra
interpretación generando un error de laboratorio. Sin, embargo su presencia es una prueba
de extrema agudeza para EM ya que otras enfermedades que pueden producir bandas similares,
rara vez son confundidas con EM.
En cuanto a los potenciales evocados la
sensibilidad y especificidad relativamente baja, probablemente lo vuelvan menos útil que
la RMN ó el LCR. Sin embargo no debemos olvidar que el propósito de éstos exámenes
tienen por objeto detectar lesiones silentes o la capacidad de confirmar una base
órganica para un síntoma vago.
En relación a la evolución de la
enfermedad, el 90% presenta un curso en brotes (forma recurrente-remitente) de los cuales
tras 10 años, un 50% pasan a un curso progresivo (forma progresiva secundaria). Un 10 %
de los pacientes muestran un curso progresivo desde el comienzo (forma progresiva
primaria). Un reducido número de pacientes puede presentar tras un curso progresivo,
ocasionales exacerbaciones (forma progresiva recurrente).
Finalmente en cuanto al tratamiento de
la EM mencionar que ésta ha experimentado una revolución en los últimos años ,
habiéndose podido diseñar tratamientos con base inmunológica; no dejando de lado
además de la rehabilitación del cuerpo, la rehabilitación del alma y la rehabilitación
del entorno social y familiar; en fin todo una estrategia que hace ver con gran esperanza
el futuro de los pacientes afectos de esta enfermedad.