letrero_cir_vic.gif (8571 bytes) Capítulo 14

Revistas importantes en este período: “Cuadernos Trimestrales de Poesía” (La Libertad), “Piélago” (Lima), Haraui (Lima), “Jornada Poética” (Arequipa), “In Terris”(Tacna), “Alborada” (Ancash), “Kilka” (Tacna), “Creación & crítica” (Lima), y “La Manzana Mordida” (Lima).
   

 

                  
           La evolución del fenómeno poético peruano también puede observarse desde ese panorama a veces desarticulado y contradictorio que ofrecen las revistas literarias, especialmente las dedicadas a difundir poesía. No es tanto el rescatar del olvido esa tarea esforzada y hasta sacrificada que conlleva editar una revista, más aún si aceptamos que en nuestro medio no existen editoriales dedicadas a promocionar revistas de poesía, sino demostrar su utilidad y rol en el proceso de la nueva poesía del Perú. De una u otra forma, en ellas puede notarse el signo inequívoco de las transformaciones y tentativas personales o de grupo. En este sentido representan la inquietud general de insertarse en el lugar de los hechos, casi siempre adictas a la inmediatez, fatigadas por las dificultades financieras y por qué no, por el silencio de una crítica sofisticada o la indiferencia de los que participan en el "gremio poético". Si no fundamental, su incursión tangencial es parte de la historia literaria, por lo menos en el trayecto de estos últimos veinte años, donde es notable la prodigalidad de las revistas de poesía.

                           
Si hay que reprocharles algo primordial, es su falta de rigor, dada la celeridad con que muchos pretenden imponer nuevas tendencias o actitudes. Una revista de poesía es aunque sin proponérselo una variante cercana de lo que representa una antología: el gusto arbitrario de cierto grupo de activistas o iniciados en la poesía. Una ligera mirada a la guía hemerográfica  que presentamos al final del libro, nos conduce a afirmar la brevedad de su existencia, que dificulta para tratarlas como una totalidad. En suma, mi preocupación es por las revistas que han sorteado todos los peligros por resolver su aparición, siendo el principal, aquel que no viene por vía directa del presupuesto oficial. Bien sabemos que esa mayoría ignorada y de brevísima vida, en más de los casos obedece al desembolso personal o de grupo. Este es el criterio que voy a seguir para el análisis de las revistas que han transitado entre el 60/70 y 70/80.

                            Otra conclusión aunque leve en apariencia es comprobar que la mayoría de poetas han fundado o co-dirigido una revista y esto es, sobre todo por la necesidad de comunicación. El registro, no por amplio, permitirá centrar nuestra atención en aquellas cuyo aporte y sobrevivencia están latentes. Una de las interrogantes que he venido planteándome es, ¿en qué medida las revistas de poesía le han dado un nuevo giro a la poesía de estos últimos veinte años? Por ese camino voy. No me inclino a creer que el exhorbitante número de revistas es casual. Tiene una explicación y hay que encontrarla. Soy de la opinión que una revista que no cuestiona, que no plantea alternativas, que no demuele el pasado, que no pulveriza los viejos esquemas, que no teoriza sus postulados, no es una revista en la medida cabal de sus alcances. Toda revista aunque fugaz y mortal es necesaria y debe de combatir por sobrevivir, aún cuando el medio no sea el más preciso ni los recursos los más apropiados. Ese es el desafío.

                           Definitivamente, algunas revistas serán memorables, porque además del sobreesfuerzo por mantenerse en un contexto dinámico y de crítica, incluirán trabajos de poetas que sin duda ya están en la historia de nuestras letras, Tal es el caso de Cuadernos Trimestrales de Poesía que dirige el poeta y narrador Marco Antonio Corcuera. Debo de indicar que esta revista nace propiamente en 1950; si se quiere, con la llamada "Generación del 50", que sus siete primeros números se planearon y publicaron en Lima, con Eduardo Jibaja como director y, fue después de esta experiencia que se traslada a Trujillo (La Libertad) donde hasta la fecha se viene editando. El grupo de entonces estuvo compuesto por: Wilfredo Torres Ortega, Horacio Alba, Carlos H. Berríos, Héctor Centurión Vallejo y Marco Antonio Corcuera. A partir del número 8, Cuadernos  desde la ciudad norteña de Trujillo ha presentado y difundido con ejemplar pasión, la poesía no sólo de los lugares más apartados del país sino se ha preocupado por exponer versiones de la poesía china, búlgara, polaca  así como de los diferentes países de América Latina.

                          De los hechos concretos que realizará Cuadernos,  sobresale los dos "Festivales del Libro" de la Libertad y el innegable concurso "El Poeta Joven del Perú", hoy tan meritorio como codiciado por los poetas peruanos menores de treinta años; además de la publicación simultánea "Cuadernos semestrales de cuento", cuyo comité contó con Eugenio Buona, Juan Gonzalo Rose y Marco Antonio. Sus cinco números también fueron de importancia y presentación impecable. Si nos detenemos en buscarle una característica, diré que cada entrega de poesía correspondía a un título sugerente y poético; por ejemplo: "Edificio del sueño" (No. 10), "Fuego al silencio" (No.16), "Celebración del destino" (No. 24), "Formas de la ausencia" (No. 35), "Cielo de tierra" (No. 53-54), etc.

                          La otra sección que no deja de ser novedosa fue: "¿Qué es la poesía?". Al respecto su director ha venido acumulando material que hoy integran un volumen, en donde se puede apreciar la "poética" de los autores que va comprometiendo. Si hay que reclamarle algo a Cuadernos  es lo que ha sucedido con las revistas que vinieron después, es decir su falta de teoría para explicar y discrepar de las creaciones de entonces y de hoy. No se preocupó, por ejemplo, de poner a tono el país con las nuevas tendencias poéticas que surgían. Sólo expuso y con mucha generosidad el trabajo creador de los poetas de diferentes latitudes. Sus cincuentaicuatro entregas son la mejor prueba. Un mérito que nadie le discute es haber presentado a la crítica nacional, a los poetas: Javier Heraud y César Calvo, ganadores del Primer Concurso "El Poeta Joven del Perú", otorgado en 1960, que es la fecha de arranque de este trabajo.

                        De las revistas que merecen destacarse del decenio 60/70, están: Piélago (mayo 1963 / enero-abril 1966), Haraui (setiembre 1963/ continúa), Jornada poética (mayo 1964/ continúa), In terris (febrero 1967/ continúa), y Alborada (octubre 1969/ continúa), de las cuales, la única que cerró su ciclo de ediciones fue la primera. Si bien no todas se iniciaron como revista de poesía, en el fondo tuvieron esa franca intención que después alcanzará formalidad y perfilarán mejor sus hallazgos. Aquí se cumple con exactitud que en ellas se puede avizorar la pugna de las nuevas promociones, más que en los libros individuales o antologías. Por eso insisto en que las revistas del 60 para adelante tienen un carácter antológico, no traen esa virulencia centrífuga y tratan sí de aproximarse; esto es un elemento inconfundible en las revistas del interior del país.

                          Piélago aparece como una "Revista de Humanidades" en mayo de 1963, fecha del asesinato en Madre de Dios de Javier Heraud. Su edición a mimeógrafo agita los patios. de la U.N. Mayor de San Marcos y cuenta con la coordinación de el Centro Federado de Letras. No surge con un "director" como es de costumbre; en su primer número dice: "presentan": Ricardo Ráez, César Cortez, Carlos Tincopa, Andres Cloud y Juan Ojeda, siendo los colaboradores: Juan Cristóbal, Hildebrando Pérez, Rodrigo Montoya, Armando Aramayo, Valdelomar Yupanqui y otros. Su precio de venta es de S/. 3.00 (tres soles oro). Lo que resalta en este primer número es su introducción un tanto mística, inefable e inocente. Ahí se encuentran párrafos como este: "Piélago enseñará que en el fondo de lo cotidiano, existe cierto placer que nos liga a este mundo. En estos momentos de grandes realizaciones prima el amor a la vida misma", o "Es así que ofrecemos con toda modestia, trabajos críticos, ensayos y tratados de humanidades que nuestro conocimiento permite profundizar".

                        A partir del número 2, aparece como "director": Ricardo Iván Ráez Ruíz; dicen en la presentación: "Lo único que puede salvarse es el ideal. Pero el ideal basado en la serena objetividad en la segura reflexión". Donde viene a cambiar esta revista es cuando asume la dirección el poeta Hildebrando Pérez; entonces se convierte en el eje que genera discusiones y alegatos de los poetas incluidos. Propiamente se presenta como el bastión de la poesía de esa promoción, además de que empiezan a publicarse antologías de poetas peruanos donde son infaltables: Carlos Germán Belli, Pedro Gori, Reynaldo Naranjo, Antonio Cisneros, Guillermo Cúneo, Arturo Corcuera y otros, La revista dejó de aparecer después de la entrega 7-8 que cubría los meses de enero-abril de 1966; después de cuatro años, cuando ya costaba S/. 7.00 (siete soles oro). Es importante anotar que ahí ya hacían sus primeros pininos: Ricardo Silva-Santisteban, Rosina Valcárcel y Luis Hernández, entre los más destacados.

                        Meses después, en setiembre de 1963 sale a luz Haraui, la única y persistente revista de poesía que dirige el poeta y novelista Francisco Carrillo, sin subvenciones ni donativos, solamente con el sueldo del poeta-editor (como mejor se le conoce a Paco Carrillo), emprende una tarea que se ha prolongado hasta la fecha. Con justa razón puede afirmarse que en esta revista de formato medio oficio, ha incluido por lo menos a un centenar de poetas peruanos. Si bien se ha dicho que la "liberalidad" que propugnaba su director, no era sino otra forma de "elitismo", nadie negará que cada número siempre ha constituido una grata sorpresa, aunque en algunos casos se haya tenido la impresión de ser organizados en la antesala de la impresión. En los dieciocho años que viene profusamente editándose ha sobrepasado las cincuenta entregas, es decir un promedio de tres números anuales. Conviene reseñar que adjunto al material de autores peruanos, Haraui ha presentado notables traducciones de diferentes partes del mundo, así como ha promovido el conocimiento de la poesía del interior del país, por ejemplo, Arequipa, Tacna y Cuzco. En esta revista hicieron su aparición: Marco Martos, Julio Ortega, Winston Orrillo, Javier Heraud y otros.

                      En contraposición a las dos primeras, realizadas en la capital, en mayo de 1964, surge Jornada poética, cuyo primer número aparece como "Mensaje poético/ Órgano de difusión poética al servicio del pueblo", a mimeógrafo y es su director Juan Inca de la Cruz (seudónimo de Max Neira González). Sólo a partir del No. 3 se convertirá en Jornada poética/ órgano mensual de difusión poética al servicio del pueblo y la cultura, e impreso a imprenta. En los dieciséis años de existencia se han presentado treinticinco números, siendo este último fechado en mayo-junio de 1979. La revista nació al amparo de cinco poetas: Máx Neira González, Guillermo Luque Vásquez, Miguel Núñez Prieto, José Rodríguez Guillén y Horacio Zevallos Gámez que cambió la poesía por la política.

                   Entre los diferentes editoriales de Jornada, es de destacar cuando nos afirma que "no es una invención caprichosa, sino una tarea surgida de la necesidad. Desde que extendiéramos su partida de nacimiento declarábamos nuestro propósito firme de reinvindicación y defensa de los fueros de la poesía. Y no ha sido estéril nuestra tarea. Hemos suscitado un intenso movimiento cultural en todo el sur del país, que a la fecha se puede decir, que está dando logros positivos" (No. 8, 1967, p. 3). Y en efecto, al empuje de Jornada  se intensificó la actividad cultural en Arequipa así como en otras ciudades del sur del país. Las nuevas publicaciones, ya desaparecidas fueron: Homo, Época, Hombre y mundo (segunda época), Yaraví, Aswan Khar, Auqatrinko y Mensajes en el Cuzco; Sur intenso en Puno.

                      Fiel a su lema: "la poesía se engrandece en las fuentes luminosas del pueblo", ha. tributado homenajes a: Ciro Alegría (No. 9), Alberto Hidalgo (No. 10), Luis Fabio Xammar (No. 23), Alejandro Peralta (No. 25) y Guillermo Mercado (No. 26). Organizó por primera vez en el país, los "II Juegos Florales Latinoamericanos de Poesía" (1968) donde aseguran que sobrepasaron los 300 participantes. En alguna oportunidad (ver el No. 12), los poetas Omar Aramayo, Arsinoe Mayrene, Shelma Guevara, Brunila Joyce y Max Neira firmaron un manifiesto que comprendía doce puntos, por lo general muy elementales. Señalaban en esa oportunidad: "La poesía implica rebelión constante"; "El poeta escribe para humanizarse y revelar su humanidad"; "El poeta debe enaltecer el lenguaje e incorporarle su creatividad substantiva". Si bien no ha dejado de circular, ya no como una revista de poesía sino de literatura general, Jornada ha intentado por lo menos cinco formatos diferentes y actualmente se edita como plaqueta, lo que nos remite a suponer los costos de una publicación, que son determinantes para cualquier proyecto cultural.

                     En febrero de 1967 en Tacna, el infatigable poeta Livio Gómez, lanzará su In Terris, revista cultural de la Escuela de Peritos Agrícolas de Tacna. Después de las dos primeras entregas, mantendrá su independencia y difundirá poemas de Javier Sologuren, Francisco Carrillo, Alejandro Romualdo, Wáshington Delgado, Arturo Corcuera, Reynaldo Naranjo, Winston Orrillo, Cecilia Bustamante y otros. Esta revista, también de diferentes formatos, ha sido más parca en su presentación pero al igual que la anterior generó en el departamento de 'Tacna una serie de publicaciones que aunque hayan desaparecido, manifestaron a su tiempo sus inquietudes y aportes.

                     Alborada jamás fue una revista dedicada exclusivamente a la poesía. Pretendió como Piélago abarcar mucho y apretar poco. Prácticamente se inició con el aliento juvenil de Oscar Colchado Lucio, radicado desde buen tiempo en Chimbote (Ancash), de suerte que la revista ha ido cambiando de membrete y de actitud. En la actualidad su subtítulo reza "Creación y análisis", que para decirlo de una vez, no logra concretizar. Van once años y doce entregas; casi un número y fracción por año. Lo que nos mueve a tocarla en su pretendido "Manifiesto Poético-Nacional", cuyas "bases" son de un regionalismo a ultranza. Los "antecedentes" que observa Colchado Lucio: 1° Siempre la literatura peruana ha tenido un carácter netamente centralista; 2° El creador provinciano ha sufrido la marginación constante de quienes creen ser los rectores del pensamiento nacional 6º Hay un desconocimiento casi total del marxismo en la gran mayoría de nuestros poetas jóvenes.5 Este último punto sirve también para aplicárselos a ellos mismos, ya que su revista no experimenta esa influencia que reclaman y los libros que hasta la fecha han editado bajo el sello de "Isla Blanca" son un remedo de lo que se publicaba en los años 50. Pretendía este "movimiento" contar con un representante por departamento "que sería la voz de su terruño" y lanzar para enero de 1978, el "boom poético", que como se sabe nunca ocurrió. La pereza y la falta de ideología en los poetas jóvenes, es otro síntoma de la confusión y la irresponsabilidad para asumir las funciones de escritor en nuestro medio.

                   Después de la revista de Hora Zero, como hemos visto anteriormente, en la capital no se da otra expresión de esta naturaleza. Es en Tacna, agosto de 1970 que insurge Killka como revista del Grupo Cultural "Inceptor" que en realidad nunca existió y que tuvo en sus inicios como responsables a: Segundo Cancino, Marco Nóbel Villegas y Apolinario Suárez. En la actualidad, con once números éditos y teniendo como directores a Segundo Cancino y Guido Fernández de Córdova, la revista ha mantenido cierto equilibrio en. los trabajos de sus colaboradores. Si bien se ha preocupado por difundir la poesía de los más jóvenes, digamos los poetas que aparecen del 70 para adelante, no ha generado en cambio ningún movimiento ni en Tacna ni en el resto del país. Es un generoso catálogo bien impreso, con material disperso y heterogéneo cuya postulación es simplemente la poesía.

                    Iguales apreciaciones se podría hacer con Perú Poesía, surgida en noviembre de 1970 en Arequipa y que sólo logró dos números. Su director, el poeta Max Neira González prefirió abandonar esta empresa y proseguir a distancia con Jornada poética. Desde esta fecha clave surge la eclosión; casi todos los departamentos del país tienen su revista de poesía: Huánuco, Piura, Cajamarca, La Libertad, Arequipa, Puno, Ayacucho, Lambayeque, Ancash, Ica,  proliferan las revistas breves con una tenacidad que asombra y los novísimos grupos, asociaciones, círculos, etc, no se dejan esperar. Es la época de la cantidad y del mimeógrafo.

                    Si en la década pasada se han mantenido publicaciones que aún continúan vigentes, en la década 70/80 sobresalen: Creación & Crítica (enero 1971/agosto 1977) que tuvo como directores a los poetas: Javier Sologuren, Armando Rojas y Ricardo Silva-Santisteban; e Hipócrita Lector (agosto 1972/ diciembre 1976), co-dirigido por los poetas: Marco Martos, Elqui Burgos, Carlos Garayar, Hildebrando Pérez y el dibujante Lorenzo Osores). En sendas revistas hay que destacar el excelente gusto por la selección y el apego por una crítica, si bien concisa lo suficientemente clara y seria. La primera ha sabido mantener en los veinte números que alcanzó, una sobriedad de primera, alternando la poesía de autores peruanos con la del extranjero y sobresaliendo los homenajes a Xavier Abril (No. 9-10, 1971) y Emilio Adolfo Westphalen (No. 20, 1977). En forma esporádica ha difundido narraciones de autores peruanos, sin lograr cohesionar un frente poético paralelo a la narrativa. El hecho de presentar traducciones del inglés preferentemente les abrió una perspectiva mayor. En cambio, la segunda, además de un lapso relativamente breve, prefirió propiciar humor e ironía sin abandonar la calidad de sus textos. Más difundió los poemas de sus directores, lo que nos parece muy bien, puesto que les significaba oportunidad de ventilar nuevos poemas. Circuló más en el ámbito universitario.

                     De esa época datan otras revistas como La Gota dirigida por Enrique Solano, Pez Soluble, La Sagrada Familia, Auki, Kuntur, Runakay que continúa bajo la decidida dirección del poeta Antonio Escobar, donde también se han dado a conocer muchas voces inéditas del norte del país. Mabú dirigida por César Toro Montalvo, Comarcas, La Achupalla incendiaria que fundara José Pinedo Pajuelo, Insurgencia del poeta Víctor Dominguez Condezo, Hontanal del poeta Roberto Rosario Vidal y, no deja de sorprendernos, dos últimos esfuerzos: La tortuga ecuestre fundada en enero de 1973 por Isaac Rupay, tempranamente fallecido y que luego continuara Gustavo Armijos; así como La Manzana Mordida que bajo la dirección de Carlos Zúñiga Segura, desde setiembre de 1975 se mantiene atenta a los nuevos valores poéticos. En esta breve pero bien cuidada revista se han dado a conocer importantes valores del país del extranjero.

                       Al finalizar la década, el poeta César Toro Montalvo ha lanzado Oráculo, revista planetaria de poesía. Si muchas insisten en la continuidad, otras ya desaparecieron. Son muy contadas las que muestran su testimonio de fidelidad a la poesía.



                      (Tomado de: Cabel, Jesús. Fiesta prohibida : Apuntes para
                      una interpretación de la nueva poesía peruana 60/80. Lima : Ediciones
                            Sagsa, 1986. p. 269-280 y 333)


 

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