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INOCULACIÓN, ENFERMEDAD Y MUERTE DE CARRION
El día 11 de Junio de 1885, en una de sus sesiones preparatorias, la Academia Libre de Medicina formó una comisión para que convoque a concurso la cual quedó integrada por los Drs. Leonardo Villar, Leopoldo Donayre, Belisario Sosa, Manuel Colunga y Julio Becerra (70). El día 29 de Julio de 1885 en la sesión solemne y oficial de instalación, la Academia Libre de Medicina aprobó la propuesta de los Drs. José M. Macedo y José Casimiro Ulloa para que la Comisión de Concursos promueva una convocatoria sobre el importante tema "Estudio de la Verruga Peruana" (63). OTRAS PROPOSICIONES APROBADAS EN LA SESIÓN INAUGURAL (64). La Academia ha cumplido el satisfactorio deber de inscribir en su Cuadro de Honor los nombres de las personas que con donativos más o menos valiosos han contribuido a su creación. Así mismo, es de su deber manifestar su gratitud hacia las que, con erogaciones no menos generosas, contribuyen a su sostenimiento. Por esta razón, la Junta Directiva propone a la Academia:
Lima, Julio 29 de 1885. Manuel Odriozola. José Casimiro Ulloa.
El estudio de las diferentes enfermedades endémicas que se conocen en el país, debe ser uno de los objetos principales á que la Academia Libre de Medicina debe consagrar su atención. Entre esas endemias, hay unas que, como el impaludismo, la tuberculosis, la disentería y el cretinismo, que se encuentran radicadas en distintas provincias de la República, son conocidas en otras naciones del antiguo y nuevo continente; pero hay otras, como las Verrugas y la Uta, que, desconocidas en las localidades citadas, son propias del Perú, y constituyen en su topografía, una entidad especial. Es indudable que unas y otras de estas endemias deben ser examinadas en sus causas, en su acción sobre el organismo y en sus manifestaciones anatómicas, tanto para el empleo de medidas preventivas, como para su más apropiado tratamiento. La Academia Libre de Medicina aprobó por unanimidad las BASES DEL CONCURSO e hizo pública la convocatoria con rectificación de fecha de entrega de los trabajos (65, 66, 67, 71, 71ª).
Academia Libre de Medicina de Lima
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1ª Las memorias versarán sobre la Etiología, Anatomía Patológica y distribución geográfica de la Verruga. 2ª Los trabajos deberán ser inéditos. 3ª Pueden tomar parte en el Concurso, todos los médicos y estudiantes de medicina nacionales ó extranjeros, si éstos residen o han residido en el Perú. 4ª Las memorias serán entregadas en la Secretaría de la Academia, antes del 15 de Junio de 1886, y se acompañará á cada obra un pliego cerrado que contenga el nombre y domicilio del autor. En la parte exterior del sobre irá escrito un lema que será el mismo que llevará cada obra para distinguirse de las demás. 5ª La Academia premiará, con una medalla de oro y el diploma correspondiente, al autor del mejor trabajo, el día 29 de Julio de 1886. 6ª El trabajo premiado se insertará en el "Boletín de la Academia"; y ésta se reserva el derecho de publicar los que crea que merezcan la publicidad. Los Secretarios. N. B.- Según el artículo 74 del Reglamento, los miembros titulares de la Academia están excluidos del Concurso.
ACADEMIA LIBRE DE MEDICINA DE LIMA
1ª Las memorias versarán sobre la Etiología, Anatomía Patológica y distribución geográfica de la Verruga. 2ª Los trabajos deberán ser inéditos. 3ª Pueden tomar parte en el Concurso, todos los médicos y estudiantes de medicina nacionales ó extranjeros, si estos residen o han residido en el Perú. 4ª Las memorias serán entregadas en la Secretaría de la Academia, antes del 15 de Junio de 1886, y se acompañará á cada obra un pliego cerrado que contenga el nombre y domicilio del autor. En la parte exterior del sobre irá escrito un lema que será el mismo que llevará cada obra para distinguirse de las demás. 5ª La Academia premiará, con una medalla de oro y el diploma correspondiente, al autor del mejor trabajo, el día 29 de Julio de 1886. (1) 6ª El trabajo premiado se insertará en el "Boletín de la Academia"; y ésta se reserva el derecho de publicar los que crea que merezcan la publicidad. Los Secretarios. (1) El plazo se ha prorrogado hasta el 10 de Julio próximo. N. B._ Según el artículo 74 del Reglamento, los miembros titulares de la Academia están excluidos del Concurso.
Comentario en relación al concurso
Año I. Lima, Octubre 1º de 1885. Núm. 9 EL MONITOR MÉDICO SECCIÓN EDITORIAL Concurso sobre Verruga peruana Uno de los primeros actos de la Academia Libre de Medicina, el día de su instalación solemne, fue convocar á un concurso sobre Verruga, en conformidad con el espíritu de ese ilustre cuerpo y la letra de su Reglamento, fijando la fecha conveniente con la mira de solemnizar de la manera más adecuada el primer aniversario de su instalación. Este pensamiento tan digno de la institución que lo ideara, como trascendental bajo el punto de vista científico, ha sido perfectamente traducido por la Comisión de Concursos, como se verá en las Bases que publicamos en la sección respectiva. Siendo la Verruga una entidad patológica propia de nuestros climas, se hacía ya indispensable fomentar y estimular su estudio, porque la iniciativa individual y mucho menos la gubernativa, nada habían hecho en este sentido entre nosotros, habiéndose descuidado hasta hoy la investigación científica de esa enfermedad y de la que poco conocemos, aparte de su sintomatología. Investigación tanto más ur- gente cuanto que la Verruga preocupa ya á algunos médicos de Europa, que han comprendido la importancia y necesidad de su estudio. Y si esa entidad mórbida, cuyo grupo en nosología es menester acordarle fijamente, tiene como parece estrechos lazos (quizá relaciones de causa y efecto) con aquella terrible pirexia que ahora muchos años hizo espantosos estragos, con el nombre de fiebre de la Oroya, en los trabajadores del ferrocarril Trasandino, y que de vez en cuando hace sus víctimas, como ha sucedido últimamente con un alto personaje diplomático, se comprenderá fácilmente lo imperioso de su estudio, sino como curiosidad científica, siquiera como objeto de humanidad y de patriotismo. La oscuridad que rodea á ese endemia debe ser, pues, el tema de nuestras in- vestigaciones científicas; y á ilustrar su historia debemos consagrar hoy todas nuestras fuerzas y aptitudes para subsanar un descuido que se había hecho lamentable. Determinados como están, en las Bases del Concurso, los puntos á que debe concretarse, por ahora, el estudio de la Verruga, comprendemos que la Academia se reserva para más tarde completar dicho estudio, señalando otros no menos necesarios é importantes para dejar merced á su feliz iniciativa, un trabajo tan completo como sea posible de esa endemia propia del Perú. Esta requisición científica, que será la labor de algunos años, abastecerá el rico arsenal de las ciencias médicas.
Enumeración de lo sucedido:
Sesión anual pública del 30 de Julio de 1886 (73) (Presidencia sucesiva de los Dres. Odriozola y Macedo) Ante S. E. el Presidente de la República, los Ministros de Gobierno, de Relaciones Exteriores e Instrucción Pública, un numeroso concurso, los miembros titulares de la Academia: Andueza, Artola, Arias y Soto, Almenara B., Bambarén, Chávez, Colunga, Castillo (Juan C.) Donayre, Florez, Giraldes, García (S.), Morales, Meloche, Olano, Romero, Rosas, Remy (P. F.), Sánchez Concha, Quiroga (J. M.), Villar, Vélez, el Secretario Perpetuo Ulloa (J. C.) y los Secretarios anuales Barrios y Pérez Roca, el Presidente Dr. Odriozola abrió la sesión, leyéndose por el Secretario Dr. Barrios, la ley del Congreso Extraordinario, por la que se concede a la Academia la propiedad del local contiguo a la Escuela de Medicina. Concluida la lectura, el Presidente propuso un voto de gracias al Soberano Congreso y al Supremo Gobierno, por dicha donación; el que fue aprobado por aclamación. Se dio lectura, en seguida, al informe de la Comisión de Concursos, relativo al premio designado el año anterior al mejor trabajo sobre la etiología de la Verruga, opinando la Comisión porque se solicite de las Cámaras Legislativas, la creación de una Comisión encargada de todas las cuestiones relativas a esa enfermedad endémica, que demanda la consagración de mucho tiempo, auxilios de las autoridades y recursos de que no puede disponer un médico; razón que explica, á su juicio, además de la desgracia del joven Carrión, la falta de concurrentes al Concurso convocado por la Academia. Este informe quedó a la orden del día de los trabajos de la Academia, declarando el Presidente, que continuaba abierto el Concurso. El Secretario perpetuo, ocupó la tribuna, leyendo la Memoria de los trabajos de la Academia en el año académico, haciendo la necrología de los miembros fallecidos durante el año, Dres. Fuentes y Cobian, y una mención honrosa del alumno D. Daniel A. Carrión, y dando cuenta del estado actual de los servicios de la Academia. Procediéndose a la instalación de los nuevos cargos, se cambiaron los siguientes discursos:
El Dr. Odriozola: "Señores: Antes de dejar a mi digno sucesor el puesto en que tan benévolamente me colocó vuestra confianza, permitidme os felicite por el éxito de vuestros trabajos que me ha cabido el honor de dirigir en su primer año de nuestra existencia. El resumen que de ellos os acaba de hacer nuestro Secretario Perpetuo, persuadirá de que el año no ha sido estéril ni para la ciencia, ni para la administración, habiendo llevado, á la primera, el modesto contingente de algunas informaciones útiles, y á la segunda, nuestros consejos y advertencias para mejor cumplir los deberes que les respectan en beneficio de la salud pública. Me ha cabido el sentimiento de que en mi breve periodo una muerte prematura haya dejado en nuestras filas dos dolorosos vacíos, que espero sean reemplazados dignamente, sin que se atenúe nuestro sentimiento por tan deplorables pérdidas. A ellos debo agregar el del esclarecido alumno, que no vaciló en sacrificar su vida en servicio de la ciencia. El nuevo año académico se abre para nosotros bajo las más lisonjeras circunstancias. La generosa donación del Supremo Gobierno, confirmada y ampliada por la última Legislatura, de un local propio para nuestros trabajos; las simpatías con que nos rodea el favor público; el apoyo eficaz que nos presta la prensa; todo nos obliga a duplicar nuestros esfuerzos, a fin de realizar más completamente los fines de nuestra institución. Al llamar á mi digno sucesor el Dr. Macedo, á ocupar esta presidencia, séame lícito renovaros mi agradecimiento por el alto cargo con que me honrasteis del que me separo con la persuasión de haber interpretado vuestros deseos y vuestros propósitos".
El Dr. Macedo: "Señores: Señor: Al ocupar el puesto que tan honrosa y dignamente habéis desempeñado, no puedo menos que manifestar mi profundo agradecimiento á mis colegas de la Academia, que han confiado a mis débiles fuerzas la dirección de los trabajos científicos del segundo año académico. Yo seré infatigable en el trabajo y en el estricto cumplimiento de nuestros estatutos; pero bien comprendéis que mis esfuerzos aislados serían infructuosos sin la asidua cooperación de todos y cada uno de los miembros de esta ilustre corporación. Trabajemos con empeño por el progreso de la ciencia y por la satisfacción de los más caros intereses de la humanidad. Hoy, señores, que un ciudadano esclarecido, encarnando en su persona las legítimas aspiraciones de un pueblo libre, ha devuelto a la Patria el imperio de la paz y el pleno ejercicio de sus libertades, el país entra de lleno en el camino del progreso, sin que los trastornos de la política vengan a perturbar la marcha regular y progresiva de todas las instituciones útiles y benéficas. Las asociaciones científicas que, como la nuestra, se organizan sin más recurso que sus propias fuerzas, no pueden ser indiferentes a la acción protectora de los altos poderes de la Nación. El Cuerpo Legislativo nos ha dado un local; el Supremo Gobierno su protección decidida y filantrópicos ciudadanos su espontánea cooperación para satisfacer nuestras más apremiantes necesidades. Inmensa es nuestra gratitud, y ya podemos decir que la vida de nuestra Academia está asegurada en su parte material. Su vida intelectual y científica es la gran tarea que hoy pesa sobre nuestros débiles hombros. Con amor á la ciencia y fe en el porvenir, espero que alcanzaremos los elevados fines que nos hemos propuesto al fundar la Academia Libre de Medicina. Antes de terminar, creo interpretar vuestros sentimientos, cumpliendo no un deber de cortesía, sino de estricta justicia, al dar las gracias a los dignos colegas que con tanto acierto dirigieron nuestros trabajos en el año que ha terminado. Señores: Quedan abiertas las labores del segundo año académico." Después de lo que se levantó la sesión.
EL MONITOR MÉDICO ACADEMIA LIBRE DE MEDICINA (Presidencia del Doctor Macedo.) Se dio lectura a las actas de las sesiones del 21 de Julio y de la pública anual del 30 del mismo mes, que fueron aprobadas. El Secretario dio cuenta de los canjes del Monitor Médico, que su Redacción pone a disposición de la Academia. Se leyó una comunicación del Dr. Ulloa sobre la fiebre de Panamá, y se resolvió que pasara para conocimiento e informe de la Comisión de epidemias. orden del día. Se discutió, previa segunda lectura, el informe de la Comisión de Concursos, en que pide que continúe abierto, durante el próximo año, el concurso sobre Verruga, y explicando los motivos de la falta de concurrentes en el año que ha terminado. Tomaron la palabra varios miembros y, por indicación del Dr. Flórez, se acepta la conveniencia de generalizar el tema del concurso para dar así más cabida a los diferentes trabajos que pudieran presentarse. Puesto al voto, por el señor Presidente, el informe de la Comisión de Concursos, fue aprobado, encargándose a la misma Comisión, que presentara próximamente las bases en que debía continuar abierto el concurso, en consonancia con las ideas emitidas y aceptadas durante el debate. Se discutió, en seguida, el informe de la Comisión especial del Observatorio Unanue, en que insiste en la idea emitida anteriormente, de ser el Jardín Botánico el lugar más aparente para la instalación de dicho Observatorio. El Dr. Artola encomió la urgencia de resolver la cuestión del local, porque sufrirían los instrumentos algún deterioro si continuaban en el estado en que se en- contraban. El Dr. Romero apoyó la idea de realizar esa instalación a la brevedad posible en el Jardín Botánico, pidiendo al efecto a la Facultad de Medicina, la extensión de terreno que se crea conveniente. El Dr. Sosa manifestó que esa solicitud se hiciera ante el Supremo Gobierno pidiéndole su cooperación. Varios miembros opinaron porque era innecesario, pudiendo sólo la Facultad acceder a la solicitud por el dominio absoluto que tiene sobre los terrenos de dicho Jardín. Al voto, el informe de la Comisión, fue aprobado. Se levantó la sesión. los secretarios anuales,
COMISIÓN DE CONCURSOS (Doctores Leonardo Villar (Presidente), Miguel F. Colunga, Belisario Sosa, Leopoldo Donayre y Julio Becerra). Al dar cuenta, como presidente de la Comisión especial nombrada para el examen de los trabajos que sobre la Verruga endémica de nuestros climas, debieron haberse presentado al Concurso abierto por esta Academia, tengo el sentimiento de hacer presente que ninguno concerniente á este objeto, ha sido recibido por la Comisión. Semejante resultado no debe atribuirse á la poca ó ninguna importancia de la materia puesta en concurso, ni al poco interés con que la ven los médicos o los alumnos á quienes incumbe su estudio; lejos de eso, es innegable la importancia del conocimiento de la Verruga endémica, en sus diversas fases, y cuantos se dediquen a la carrera, aún en el extranjero, tienen el más vivo deseo de saber todo lo relativo a su etiología, á la determinación del terreno en que se desarrolla, el modo de obrar en el organismo, á su marcha ó á los fenómenos conque se presenta y al tratamiento que hay que oponer a una enfermedad, que tan profundamente afecta la economía. El deseo de penetrar algunos de estos arcanos, llevó a la tumba al infortunado alumno de Medicina, D. Daniel Carrión, que fue víctima de su amor a la ciencia. Me consta por otra parte, que hay numerosas observaciones que encierran revelaciones importantísimas. En este orden de hechos, es posible aseverar que ya se conoce bastante. Se puede decir, sin temor de equivocarse, que la Verruga es una enfermedad anemizante, de naturaleza zimótica, que son conocidos sus fenómenos prodrómicos, sus evoluciones distintas y las lesiones que produce en el organismo. Hoy se sabe igualmente, merced al heroico sacrificio de Carrión, que la llamada "Fiebre de la Oroya" y la Verruga son una misma enfermedad y que es inoculable. Siendo esto así, la no presentación de trabajos sobre tan interesante asunto, se explica por las dificultades, hasta cierto punto invencibles, con que tiene que escollar la acción individual de un médico ó de un alumno. Me refiero, por una parte, á la designación precisa de las localidades en que existe la endemia; y por otra, al estudio del clima, en especial, de las condiciones telúricas de cada una de esas localidades. En cuanto á lo primero, se sabe que hay elementos patógenos de la Verruga en algunos puntos de la provincia de Huarochirí y Canta, del departamento de Lima, y en algunas partes del departamento de Ancash, pero en uno y otro departamento, esas localidades no están deslindadas hasta ahora. Con respecto á lo segundo, es absoluta la falta de datos. Nada se sabe sobre la naturaleza de los terrenos en que tiene su nacimiento la endemia, ni tampoco de los demás constituyentes climatológicos. En ambos casos, sin embargo, las dificultades no son de la misma magnitud. La determinación de las localidades se puede obtener con alguna facilidad, haciendo concurrir, con ese objeto, los informes de personas residentes en esos lugares y conocedoras de ellos. Pero el estudio del clima en sus diversos factores, el estado higrométrico, la densidad de la atmósfera, las variaciones de temperatura, etc., tienen que hacerse por personas idóneas que deben constituirse en dichos lugares, suficientemente provistos de los instrumentos meteorológicos necesarios, cuidando del modo más esmerado de la conducción á esta capital, de una cantidad más o menos considerable de las emanaciones telúricas, con los micro-organismos que en ella se contengan, para ser observados al microscopio, así como para ser debidamente cultivados. No basta, para conseguir todo esto, que un observador se resuelva a sacrificar su vida en aras de la ciencia; hay necesidad de la cooperación de la autoridades de recursos que sólo el Cuerpo Legislativo puede otorgar. Fundadas esperanzas debemos abrigar de la sabiduría del Congreso que principia á legislar para ventura del país, y de la munificencia del Gobierno, presidido por el egregio ciudadano que nos rige, en favor de la humanidad y de la ciencia patria. Poseido de tan lisonjeras esperanzas, creemos conveniente que debemos dejar abierto el mismo concurso para el próximo año de 1887. Lima, Julio 30 de 1886.
Academia Libre de Medicina de Lima (74) En la sesión del 16 de Setiembre de 1886, se dio cuenta: 1º De los canjes del "Monitor Médico". 2º Del informe presentado por la Sección cuarta, sobre la candidatura del Dr. Justiniano Ledesma, de Buenos Aires, para una plaza de miembro correspondiente de la Academia. El Presidente Dr. Macedo, indicó que, conforme a Reglamento, se daría lectura a ese informe en sesión secreta, en la próxima sesión. El Presidente, a pedido del Dr. Ulloa, excitó el celo de las Comisiones, a fin de que diesen cima á sus trabajos pues había escasez de materias de discusión, lo que hacía lenta la marcha científica de la Academia. Orden del día.- Habiendo quedado pendiente la discusión del informe de la Comisión de Concurso sobre Verruga, que presenta el cuestionario para dicho concurso, se dio lectura a este nuevamente para su discusión. Se convino en que la discusión se hiciera en globo y la votación por artículos. En el curso de la discusión y entre varios otros miembros, hicieron uso de la palabra los siguientes: El Presidente: manifestó el carácter que reviste la enfermedad, a la que llamó fiebre anemizante verrugosa, como lo han ilustrado el sacrificio de Carrión; que la terapéutica se desprendería de los estudios indicados en el cuestionario, pero que sería también conveniente, como habían opinado los Dres. Bambarén y Chávez, que se consignara en él la terapéutica de la verruga. El Dr. Villar, aceptó esta adición. Dijo, con este motivo, que el tratamiento antiguo era sintomático, y que considerándose hoy, la enfermedad, como anemi- zante y zimótica, la terapéutica había variado también. El Dr. Bambarén, manifestó que el tratamiento antiguo, que principalmente era el sudorífico, era muy racional. El Dr. Ulloa, opinó porque ese tratamiento antiguo era empírico por la falsa idea que se tenía de que la verruga era una enfermedad local -una dermatosis- y que hoy el tratamiento debe basarse en los hechos y en las ideas modernas. Y que ya que se deseaba que se consignase en el cuestionario, también debería estudiarse la profilaxis, que juzgaba más importante. El Dr. Bravo, dijo que creía que la etiología era el punto más importante y el único tal vez que debía ponerse en concurso. El Presidente expuso que, al contrario, debía darse la mayor extensión posible al cuestionario y que la Academia debía limitarse a premiar el mejor trabajo sobre verruga, no haciendo obligatorio todo el cuestionario. El Dr. Sosa, indicó que de lo que se trataba era de constituir una entidad morbosa conforme á las ideas modernas, es decir, la etiología y la anatomía patológica de la verruga; que, por eso, la Comisión se había preocupado más de esos dos puntos. Que la terapéutica y la profilaxis vendrían después, como corolarios, a completar el estudio, pero que no se oponía a que se agregasen al cuestionario. El Dr. Villar, llamó la atención de la Academia, sobre que la verruga no creía él que fuese endémica del Perú, porque en África hay otra enfermedad semejante, que llaman frambuesa o yáw. El Dr. Ulloa, opinó como el Dr. Sosa, que lo más importante era definir y establecer la entidad morbosa; que las opiniones eran muy diversas; que había quien creía, como Rochard, que la verruga, como individualidad patológica, debería de- saparecer del cuadro de la Nosología; que otros la creen una dermatosis; otros, una sifílide. Que los mismos médicos peruanos, como Unanue y Bueno, la creyeron sifi- lítica por los dolores reumatoides que la acompañan, y emplearon un tratamiento depurativo, debido también a la descripción que hicieron Herrera y Zárate de la verruga de los conquistadores, que no era sino sífilis. Que en esta confusión se funda Rochard para que sea borrada la verruga del cuadro nosológico. Terminó porque era, pues, primordial y de suma importancia estudiar su naturaleza. El Dr. Becerra, apoyando las ideas del Dr. Sosa, opinó porque la Comisión lo que pretendía era establecer una entidad morbosa; que hay muchas ideas sobre el particular que no deben estar aisladas, siendo necesario dar cuerpo y forma científica a esas ideas; que la terapéutica podía ser el punto de otro concurso; y que la Comisión intencionalmente había omitido la terapéutica, porque ya eran muy nu- merosos y más importantes los que había establecido. El Dr. Romero, dijo que el tratamiento antiguo no era empírico, y trayendo á su recuerdo los enfermos que vio en 1870 á 72, dedujo que ese tratamiento antiguo consistente en medicamentos sudoríficos y tónicos, será siempre el verdadero. El Dr. Rosas, manifestó que lo primero que debía hacerse era averiguar la causa porque no había habido concurso el año pasado; que, por lo que acaba de oír, se ignoraba todo respecto de la enfermedad de la verruga; que era más conveniente nombrar una Comisión ó una persona que fuese a estudiar la enfermedad en los puntos donde nace; que esto era difícil sin el apoyo del Gobierno; y que, no estando preparado el terreno, tal vez no tendría lugar el segundo concurso, debiéndose antes reunir los elementos, haciendo los estudios preparatorios. A petición del Dr. Villar, el Secretario dio lectura al informe que tenía presentado en que se daban las razones porque no hubo concurso el año pasado y que explicaron la falta de concurrentes. Siendo la hora avanzada, el Presidente levantó la sesión, declarando que quedaba pendiente la discusión del cuestionario.
Cuestionario y bases para el concurso
sobre verruga peruana Cuestionario sobre la verruga andina 1ª ¿En qué regiones del Perú, y hasta qué límites reina la Verruga? 2ª ¿A qué altura sobre el nivel del mar empieza la Verruga y hasta qué elevación alcanza? 3ª ¿Hay Verruga en otros lugares que en el Perú? 4ª ¿Existía la Verruga antes de la conquista, y puede referirse a ella la enfermedad descrita por los historiadores Zárate y Herrera? 5ª Climatología de los lugares donde reina la Verruga? 6ª Estudios analíticos del aire y de las aguas de dichos lugares. 7ª Etiología y sintomatología de la Verruga. 8ª Anatomía Patológica de la Verruga y estudios microscópicos de ella y del microbio considerado patógeno por Izquierdo. 9ª Trasmisibilidad de la Verruga y sus modos de efectuarse. 10ª Incubación de la Verruga. 11ª Sus relaciones ó identidad con la llamada Fiebre de la Oroya.
bases del concurso. 1ª Los concurrentes pueden escoger, como tema de sus trabajos, todos los puntos, uno ó varios de los señalados en el anterior Cuestionario. 2ª Los trabajos deberán ser inéditos. 3ª Pueden tomar parte en el Concurso, todos los médicos y estudiantes de Medicina, nacionales y extranjeros, si éstos residen o han residido en el Perú. 4ª Las memorias serán entregadas en la Secretaría de la Academia, antes del 30 de Junio de 1887, y se acompañará á cada obra un pliego cerrado que contenga el nombre y domicilio del autor. En la parte exterior del sobre, irá escrito un lema que será el mismo que llevará cada obra para distinguirse de las demás. 5ª La Academia premiará, con una medalla de oro y el diploma correspondiente, al autor del mejor trabajo, el día 29 de Julio de 1887. 6ª El trabajo premiado se insertará en el "Boletín de la Academia"; y ésta se reserva el derecho de publicar los que crea que merezcan ser registrados.
Los Secretarios.
ACADEMIA LIBRE DE MEDICINA CUESTIONARIO SOBRE LA VERRUGA ANDINA. La Academia Libre de Medicina ha aprobado en sesión del 3 de Noviembre el Cuestionario, que en seguida publicamos, para el Concurso sobre Verruga, habiéndose resuelto que los concurrentes pueden escoger, como tema de sus trabajos, todos los puntos, ó uno o varios de los señalados en el Cuestionario. Resuelto por la Academia que el concurso convocado por ella sobre la Verruga, no se limite a la etiología de esta endemia y su distribución geográfica, sino que se extienda á todas las cuestiones que se relacionen con dicha endemia del Perú, los que suscriben, proponen á la sanción de la Academia, como las principales de las mencionadas cuestiones, las siguientes: 1ª ¿En qué regiones del Perú, y hasta qué límites reina la Verruga? 2ª ¿A qué altura sobre el nivel del mar empieza la Verruga, y hasta qué elevación alcanza? 3ª ¿Hay Verruga en otros lugares que el Perú? 4ª ¿Existía la Verruga antes de la conquista y puede referirse a ella la enfermedad descrita por los historiadores Zárate y Herrera? 5ª Climatología de los lugares donde reina la Verruga. 6ª Estudios analíticos del aire y de las aguas de dichos lugares. 7ª Etiología y sintomatología de la Verruga. 8ª Anatomía patológica de la Verruga, y estudios microscópicos de ella y del microbio considerado patógeno por Izquierdo. 9ª Trasmisibilidad de la Verruga y sus modos de efectuarse. 10ª Incubación de la Verruga. 11ª Sus relaciones o identidad con la llamada Fiebre de la Oroya. Todas estas cuestiones comprenden la mayor parte de los puntos más interesantes de la historia de la Verruga, pues ellas abrazan su origen, sus presuntas causas, su distribución geográfica, su modo de propagación, su anatomía patológica, su incubación y sus relaciones con la Fiebre de la Oroya; cuestiones que, resueltas satisfactoriamente, conducirán al establecimiento de la profilaxis de un mal que en algunas épocas ha desvastado nuestras quebradas cisandinas y andinas, y que es una enfermedad permanente de ellas, que hace peligroso hasta su tránsito. Lima, Agosto 26 de 1886. L. Villar (Presidente), M. F.
Colunga, Belisario Sosa, Leopoldo Donayre,
Academia Libre de Medicina de Lima. Extracto de la sesión pública anual del 15 de Agosto de 1887. (75) Presidencia sucesiva de los Dres. Macedo y Villar. Abierta la sesión pública con el quorum de miembros de la Academia y en presencia de un auditorio respetable, el señor Presidente invitó al Dr. José C. Ulloa, Secretario Perpetuo, á dar lectura a la Memoria en que se consignan los trabajos del año Académico. La lectura de esta bien escrita memoria fue interrumpida por estrepitosos aplausos. En seguida, el Dr. José M. Macedo, al dejar la Presidencia, se expresó así: "Excmo. Señor;_ Señores: Hoy terminan los trabajos del segundo año Académico, cuya dirección he tenido el alto honor de que me fuera confiada. La Memoria que acaba de leer nuestro ilustrado Secretario Perpetuo, es la prueba más perentoria de que la Academia, comprendiendo sus deberes con la ciencia y con la humanidad, no ha omitido medio para acercarse á la altura que merece. Estudios sobre la fiebre de Panamá: influencia del alcohol en el desarrollo de un crecido número de enfermedades: investigaciones sobre la génesis de la tuberculosis, así como los medios de su transmisión; estudios experimentales sobre la cocaína y el modo más práctico é inofensivo de aplicarla; fundamentos para probar la necesidad de la vacunación obligatoria; tales eran los temas que ocupaban la atención de la Academia, cuando fuimos sorprendidos con la dolorosa noticia del desarrollo del cólera en la República Argentina. Desde entonces todos los miembros de esta sabia Corporación, comprendiendo la importancia y gravedad de esta enfermedad en la triste eventualidad de su importación a nuestro territorio, sin trepidar dirigieron todos sus esfuerzos a la discusión de cuestiones que, a su juicio, debían colocarse a la orden del día en sesión permanente. Medidas sanitarias preventivas; preceptos de rigurosa higiene pública y privada; estudio sobre el mejor sistema de desinfección; necesidad imperiosa del establecimiento de Lazaretos para cuarentenas rigurosas; discusiones ilustradas sobre la índole de la constitución médica dominante; notables trabajos del doctor Villar so- bre puntos importantes relativos al cólera; tales han sido los más importantes trabajos de la Academia. En esta época de fundada alarma, temiendo la importación del cólera, la Academia ha visto con verdadera satisfacción que las medidas tomadas por el Supremo Gobierno y la Honorable Municipalidad, han correspondido á las exigencias de la situación. Sensible es, señores, que a pesar del interés que la Academia ha tomado en obtener un trabajo serio sobre la verruga, promoviendo sobre su estudio un concurso por dos años consecutivos, no se haya presentado ninguno sobre esta importante y especial enfermedad: la Academia comprende muy bien que los esfuerzos individuales no bastan para resolver la más importante cuestión sobre la etiología o génesis de la verruga. Es necesario nombrar una Comisión rentada para estudiar en las mismas regiones donde se contrae esta enfermedad, sus aguas, su clima, su aire, sus condiciones meteorológicas, su vegetación, etc., para resolver este punto cardinal de la verruga. Sin la cooperación del Cuerpo Legislativo ó el auxilio del Supremo Gobierno, tendremos el sentimiento de no ver realizados los deseos de la Academia, que son siempre los de la ciencia y de la humanidad. La Comisiones nombradas para importantes y determinados estudios, tampoco han llenado debidamente su cometido, porque la escasez de nuestros recursos desgraciadamente no nos ha permitido concluir el local que la munificencia del Supremo Gobierno y del Cuerpo Legislativo cedió á la Academia, no obstante los donativos de algunas personas filantrópicas que se interesan por el progreso de esta Institución. Con este motivo faltaría á un deber de estricta justicia si no recomendara a la consideración de la Academia la actividad y economía que ha desplegado nuestro tesorero el Dr. Colunga, en la construcción de nuestro nuevo local, y creo que con poco quedará terminada la obra con todos sus útiles, para que las Comisiones principien á trabajar con la misma decisión que han desplegado en las discusiones de esta Corporación. El observatorio meteorológico, cuyo material debemos al generoso donativo del señor Unanue, no ha podido establecerse por falta de fondos para la construcción del local; ojalá vengan mejores tiempos para llevar á su término tan importante como necesario establecimiento. En el curso del segundo año Académico, hemos tenido que deplorar la pérdida de uno de nuestros laboriosos miembros titulares, dejando un vacío inmenso en nuestras filas. A fin de que circunstancias excepcionales e imprevistas, no obliguen a los Gobiernos Sud-americanos a tomar medidas violentas que interrumpan de un modo absoluto los intereses comerciales y que, al mismo tiempo, se establezcan las medidas higiénicas que los adelantos de la ciencia moderna reclaman en armonía con las necesidades de cada país, nuestro ilustrado Gobierno, quizás inspirado en el voto ya expresado en el seno de esta Institución, ha tenido la feliz idea de convocar un Congreso Sanitario Sud-Americano, que esperamos llenará debidamente su humanitario fin. Me es muy grato anunciar que nuestra Academia, en relación con centros científicos europeos, tiene en canje periódicos y trabajos muy importantes, de interés humanitario, y no puede dejar de halagarnos que algunos de nuestros trabajos se hayan reproducido en el extranjero, mereciendo la consideración de notabilidades europeas y americanas, algunas de las cuales nos honran ostentando entre sus títulos científicos el de miembros de nuestra Academia. Al dejar este honroso puesto, permitidme, señores, manifestaros mi profundo agradecimiento por el interés que habéis tomado en los trabajos del segundo año Académico. Tengo, señores, la íntima convicción de que mi digno sucesor, el Dr. Villar, cuya competencia es notoria y cuya perseverancia en el trabajo es de todos conocida, levantará el crédito de nuestra Academia á la altura que todos deseamos. Señor Presidente y señores Secretarios anuales, ocupad el puesto a que tan dignamente os ha elevado el voto de vuestros compañeros". Cuando la Academia Libre de Medicina convocó a concurso sobre "Etiología, anatomía Patológica y Distribución Geográfica de la Verruga" para realizarse en Julio de 1886, Daniel Alcides Carrión cursaba el Sexto Año de Medicina (1885). Carrión había acumulado suficiente información sobre los procesos mórbidos que afectaban a los trabajadores que construían el ferrocarril trasandino. Estos co- nocimientos los adquirió por observación en el terreno donde acontecían, debido a los frecuentes viajes que realizó en esa zona; por el interés que le suscitó este pro- blema sanitario de naturaleza desconocida; por las historias clínicas que recogió y que él mismo elaboró; y por los datos que constantemente incrementaba en la preparación de su tesis para Bachiller en Medicina sobre el tema de la verruga. Hubo varios argumentos que motivaron al estudiante de Medicina para completar su investigación con el acto de la inoculación: El tener conocimiento del avance ocurrido en el campo de la Microbiología entre 1873 y 1884, con lo cual se esclareció la causa parasitaria y microbiana de algunas enfermedades. Aunque el estudio de la Bacteriología y el uso de la Técnica Microscópica, recién se incorporó en 1889 en el Perú; sin embargo, se conocía el hallazgo de los agentes etiológicos de: Fiebre Recurrente, por Obermeyer en 1873; Lepra, por Hansen en 1874; Carbunclo, por Pasteur en 1877, quien en 1879 y 1880 identificó el estreptococo y el estafilococo y en 1884 en un Congreso Médico en Copenhague (Dinamarca) presentó la técnica de la vacuna antirrábica; Gonococia, por Neisser en 1879; Fiebre tifoidea, por Eberth en 1880; Malaria, por Leveran en 1880; Tuberculosis y Cólera, por Koch en 1882; Tétanos, por Nicolaier en 1883; Difteria, por Klebs y Löeffer en 1883. La intrusión chilena de 1881 a 1883 que tenía la misión de cumplir con severas medidas para impedir el progreso peruano en todos los aspectos, cercenó el aporte de los conocimientos científicos; pero en 1884 llegó al Perú, desde Europa, una valiosa afluencia de prensa científica y periodística con los últimos adelantos médicos. El que un médico chileno Vicente Izquierdo, Profesor de Histología de la Facultad de Medicina de Chile, que participó como miembro de la Sanidad Militar en la invasión foránea, se interesara en el estudio de la verruga. En Chile existía la técnica microscópica e Izquierdo llevó muestras de vegetaciones verrucosas y llegó a anunciar que en el estudio microscópico de las mismas había encontrado inclusiones en forma de "bastoncitos" dentro de los glóbulos rojos. (43, 68). Esto despertó el celo patriótico de Carrión quien expresó: "cómo es posible que un médico chileno que ha visto escasos casos de verruga y en poco tiempo, ya quiere entremeterse para solucionar un problema nacional; los chilenos nos han ganado en la guerra pero no nos ganarán en la ciencia". Además la actitud de Carrión merece una profunda reflexión pues fue surgido por la razón y como un modo de exaltar el nacionalismo en un período de crisis de adversidad, cuando las vicisitudes económica, política, social y de valores humanos era imperativo revertir para resarcir la dignidad quebrantada. Realmente, en este hombre de gran temple, gravitó imponente el amor a la patria. - El haber captado el mensaje del naturalista francés Jorge Cuvier (1769- 1822) creador de la anatomía Comparada y la Paleontología, quien dejó sentado el principio de la experimentación al expresar: "El hombre no será bien conocido sino se le estudia en el hombre". - El que ya se tenía conocimiento de actos experimentales que, con audacia y mucho valor, hicieron progresar la ciencia. El Dr. Leonardo Villar expuso brillantemente en el informe que presentó al Inspector del Hospital "Dos de Mayo" como descargo a la acusación que se hizo de "presunta negligencia", de los casos consignados en la bibliografía médica. Se explicará más adelante. - El anuncio del acuerdo de la Academia Libre de Medicina, en su sesión de Julio de 1885 por el cual se convocó a concurso sobre "Etiología, Anatomía Patológica y Distribución Geográfica de la Verruga"; y los trabajos debían ser entregados hasta Julio de 1886. Carrión decidió postular al concurso, pero con una participación activa, voluntaria y consciente, inoculándose - la primera idea de Carrión fue de autoinocularse el exudado de un brote verrucoso para demostrar que la verruga era producida por un microorganismo y era transmitida por inoculación. La verdad histórica es que, al inocularse Carrión el exudado de un brote ve- rrucoso, pensó que iba a reproducir el proceso que terminaría en la erupción verrucosa, solamente. Fue en el transcurso de su enfermedad, el 2 de Octubre, cuando al sentirse invadido por el proceso febril anemizante que lo afectaba, reconoció que no estaba en la simple invasión de la verruga, sino del proceso que murió su amigo Mariano Abel Orihuela. O sea que la fiebre de la Oroya y la Verruga, tienen el mismo origen. El deseo de autoinocularse lo participó a sus profesores y condiscípulos; todos trataron de disuadirlo, por los riesgos que podía correr, sobre todo si se producía una verruga en un órgano noble. Nadie pudo enmendar su decisión y emprendió la búsqueda del paciente adecuado con la verruga apropiada. No lo halló en los nosocomios de su mayor concurrencia Santa Ana, San Bartolomé, Maisón de Santé y lo encontró en el Hospital "Dos de Mayo" en el servicio de Medicina que jefaturaba el Dr. Leonardo Villar, "Nuestra Señora de las Mercedes", cama Nº 5. El paciente fue un joven de raza indígena procedente de Huancayo, de sexo masculino de 12 años de edad, su nombre era Carmen Paredes y presentaba dos formaciones verrucosas: una en la mejilla derecha y otra en el extremo de la región superciliar izquierda. Carrión inició el experimento de autoinoculación el día 27 de Agosto de 1885, a las 11:00 horas. Intentó hacerlo con una lanceta que él llevó y extrayendo el exu- dado sanguinolento de la verruga de la región superciliar izquierda, trató de inocularse, a manera de vacuna, en la cara externa de ambos brazos. Estaban en la sala el Dr. Evaristo M. Chávez, que asistía voluntariamente para prestar sus servicios en la sala, el Interno Julián Arce y el Practicante José Sebastián Rodríguez. Como era difícil y casi inoperante que Carrión pudiera hacerse una correcta autoinoculación, el Dr. Chávez le pidió la lanceta y obteniendo el exudado, le practicó dos piquetes en cada brazo al estilo de una vacuna. Terminada la "operación", el estudiante se retiró a su domicilio.
Inoculaciones de hombre a hombre Con motivo del debate médico - legal suscitado por el notable acto de abnegación científico de que ha sido víctima el malogrado estudiante de Medicina Daniel A. Carrión creemos oportuno reproducir el siguiente suelto que la Sección Editorial "De tout un peu" publicó en el "Courrier des Etats Unis" en su edición del Domingo 23 de Agosto de 1885. Las inoculaciones practicadas en España por el Dr. Ferran con el objeto de preservar el cólera a sus clientes traen a la memoria uno de los más valerosos ejem- plos de inoculación que la Medicina haya tomado nota y que dado por el Dr. Desge- nettes durante la expedición a Egipto se inoculó la peste asiática (typhus doriente). He aquí los términos en que ese sabio dio cuenta de un acto heroico en una "Memoria dirigida al Consejo de los Ejércitos" "Con el objeto de tranquilizar las imaginaciones y retemplar el conocido valor del Ejército fue en el centro del Hospital mojé una lanceta en el pus de las fístulas de un convaleciente de esa enfermedad en su primer grado y me hice con ellas ligeras picaduras en la ingle y el sobaco; sin adoptar más precauciones que lavarme con agua y jabón que me fueron proporcionados. Durante más de tres semanas tuve dos puntitos inflamados correspondientes a dichas picaduras y aun sentía bastante dolor en ellas cuando a nuestro regreso de San Juan de Acre me bañé en presencia de una parte del Ejército en la Bahía de Césarea". El Barón Degenetts falleció en 1835 a la edad de 75 años. NOTA.- San Juan de Acre, hoy Akka antigua Ptolemis ciudad y puerto de Israel. Cesarea Kaisarieh, hoy Kayseri ciudad de Turquía a orillas del Kara Su.
En el diario El Comercio, en su edición del día Sábado 29 de agosto de 1885, en la página 2 del Nº 15588, se hace la siguiente mención:
Redactado por él mismo desde el 27 de agosto al 25 de setiembre de 1885 y continuado por sus condiscípulos desde el 26 de setiembre al 5 de octubre del mismo año. El 27 de Agosto de 1885, á las 10h. a.m. obtuve (no sin dificultad) de mi amigo el Dr. Evaristo M. Chávez, que me practicara cuatro inoculaciones, dos en cada brazo, cerca del sitio en que se hace la vacunación. Dichas inoculaciones, se hicieron con la sangre inmediatamente extraída por rasgadura de un tumor verrucoso de color rojo, situado en la región superciliar derecha , del enfermo Carmen Paredes, acostado en la cama Nº 5 de la sala de "Nuestra Señora de las Mercedes", perteneciente al servicio del Sr. Dr. Villar. A los 20 minutos comenzaron a manifestarse algunos síntomas locales, tales como una comezón bastante notable, seguida después de dolores pasajeros que desaparecieron á las 2 horas siguientes. No han habido síntomas de inflamación, todo ha desaparecido sin dejar vestigio alguno. Hasta el 17 de Setiembre en la mañana, no he tenido absolutamente nada; en la tarde de este día he sentido un ligero malestar y dolor en la articulación tibio tarsiana izquierda, que me molestaba la marcha. Durante la noche he dormido perfectamente bien. El 18 en la mañana bastante bien, en la tarde ligera descomposición de cuerpo, la noche en estado normal. El 19 por la mañana como en el día anterior; en la tarde el malestar se marcó bastante, como nunca; en la noche á las 8 he tenido un calambre fuerte en la extremidad abdominal derecha. A las 11 y 30 gran decaimiento y postración, media hora después fortísimos escalofríos cortos y repetidos que me hacían castañetear involuntariamente los dientes; habiendo desaparecido el escalofrío, algún tiempo después me quedó una prostración suma y una sensación general de calor quemante; se despertó en seguida una fiebre elevadísima, que me fue imposible marcar por medio del termómetro, porque no podía ni moverme en la cama. Los dolores se habían generalizado en todo el cuerpo; así sentía cefalagia gravativa, dolor constrictivo en el tórax y paredes abdominales, dolores óseos, articulares y musculares en los miembros; dolores momentáneos que seguían el trayecto de ciertos nervios, otros que se manifestaban en el curso ó dirección de algunos músculos tales como el bíceps braquial y los de la región externa de los antebrazos y piernas. Estos dolores se aumentaban por la presión o el trabajo a que sometía voluntariamente dichos músculos. No me mantenía mucho tiempo en una misma posición, que muy pronto se me hacía insoportable; á cada instante la cambiaba sin poder hallar comodidad ó descanso alguno. Tuve insomnio producido tanto por la fiebre como por los dolores. Se verificaron algunas cámaras. En fin, como a las 5 h. a.m. dormí un poco y sudé bastante, despertando a las 8 h. a.m. bastante regular. Me levanté, pero viendo que la temperatura se elevaba a 39º 4 y que el decaimiento se pronunciaba instante por instante, me recosté en un sofá en donde quedé postrado todo el día, sin darme cuenta de lo que pasaba por mí, y esto por el espacio de siete horas próximamente. Me hallaba en un sopor que se asemejaba al coma. A las 5 de la tarde de dicho día veinte, como no había almorzado por encontrarme en ese estado quise comer, pero tenía una anorexia tal, que solo la vista de los alimentos me provocaba náuseas; no pude pues pasar alimento alguno. La sed que tenía era devoradora. En la noche la temperatura subió a 39º8. Los dolores seguían lo mismo, despertándose á más de los que he mencionado, uno fijo en la articulación de la falange con la falangita del dedo meñique de la mano izquierda, con un poco de infarto y otro muy fuerte en la articulación radiocarpiana de la mano derecha. La orina era escasa, de color rojo, oscuro y muy sedimentosa. Día 21 m. 39º2._ Dolores bastante disminuidos; pero aparición de uno nuevo en la articulación del empeine del pie izquierdo. N. 39º6.: Todo en las mismas condiciones. Día 22 m. 38º8._ Los mismos dolores más el de la rodilla izquierda. Se manifestó un tinte ictérico. Aparecen manchitas sanguíneas como picaduras de pulga, unas en la nariz hacia su lado externo, sobre su hueso propio derecho y otras entre las cejas. Día 23 m. 37º9._ Tengo tanta sed como en los días anteriores, hay apetencia. Dolor soportable en el hombro, brazo y codo del miembro torácico derecho. Los calambres siempre de vez en cuando. N. 38º1.- Todo en el mismo estado. Día 24 m. 37º.- Me siento algo mejor. Los dolores del miembro torácico derecho no me dejan servir mucho de él. La orina sigue roja aunque más abundante. Otra manchita en la sien derecha. Desde las cuatro de la tarde han comenzado á manifestarse dolores en el miembro abdominal derecho que aumentan con el movimiento y dificultan la marcha. El miembro torácico derecho al escribir ó ejecutar cualquier movimiento se fatiga pronto y despierta dolor; además se suceden en él muchos calambres. N. 37º3.- tengo cefalalgia occipital, dolor en los ojos con sensación de aumento de volumen del globo ocular. Sudo todavía un poco como en las noches anteriores. Hay insomnio y poliuria. Día 25 m. 37º2.- Un poco de cefalalgia; continúa la poliuria. Los dolores están distribuidos como sigue: articulación radio-carpiana, codo, brazo y hombro derecho. He tenido varios calambres, que por algunos instantes obligaban á los dedos índices de ambas manos á permanecer en flexión forzada contra los metacarpianos. Igualmente siento calambres en algunos músculos de la región externa de la pierna derecha, así como también en los músculos de la nuca del lado derecho. N. 37º4.- Un poco de insomnio y de sudor. Los demás síntomas poco más o menos en el mismo estado. Día 26 (A partir de hoy me observarán mis compañeros, pues por mi parte confieso, me sería muy difícil hacerlo). M. (á las 8h.) 37º3._ Palidez considerable en la piel y mucosas, sentimiento de debilidad general, quebrantamiento, inapetencia, facultades intelectuales en perfecto estado. Pulso blando y frecuente [100 p.] Respiración normal. Soplo suave y lige- ro en la base del corazón y en el primer tiempo, no lo hay en las arterias, se queja siempre de sus dolores, que sin embargo asegura no son muy fuertes. Los calambres se manifiestan una que otra vez; ha tomado muy poco alimento y una pequeña cantidad de vino. N. (9h.)_ 37º5_ (100 p.)._ Hasta las 11 h. p.m. en que nos retiramos no ha podido conciliar el sueño a pesar de haber permanecido solo y sin motivo manifiesto que lo distraiga. Hay un poco de agitación. Día 27 m. 37º 100 p._ Se queja del poco sueño de que ha disfrutado durante la noche. Continúanse acentuando los síntomas del día anterior, a excepción de los dolores y calambres. Las manchitas que se presentaron los días 22 y 24 desaparecen poco a poco. La piel toma nuevamente un tinte subictérico y un aspecto terroso. N. 37º 106 p._ Agitación e intranquilidad, la luz y el ruido le molestan. Día 28 m. 37º (100)._ Ha pasado en vela casi toda la noche; se encuentra todavía algo agitado. Al manifestarle nuestro deseo de pasar la noche á su lado, nos dió las gracias, asegurándonos que no creía aún llegado el momento de tomarnos tal molestia; se han alarmado, dijo, demasiado por mi enfermedad; los síntomas que siento no pueden ser otros que los de la invasión de la verruga, á la que muy en breve seguirá el periodo de erupción, y todo desaparecerá. Sin embargo, de esta aparente tranquilidad, bien se conocía que no dejaba de comprender la gravedad de su estado. Admirable es en verdad, la marcha tan rápida que en él ha seguido la anemia, que á partir de este día domina por completo el cuadro sintomático. Aumenta de intensidad el soplo cardiaco, percíbese ya el soplo de las arterias y el mismo enfermo se encuentra mortificado por el de la carótida interna, que caracterizó desde el primer momento. La debilidad era extrema, al punto que le fue muy difícil poder abandonar la cama. Acusa ya mareos de cabeza y gran abatimiento. Las deposiciones que hasta hoy han sido normales y una por día, se han duplicado, siendo bastante líquidas y verdosas N. 37º1 (105 p.)_ A las 12 p.m. ha conciliado el sueño, no sin gran dificultad. Día 29 M. 37º (100 p.)._ Le encontramos levantado, no obstante las reflexiones que días anteriores le habíamos hecho. Nos manifestó que solo había podido dormir escasamente cuatro horas, habiéndole molestado los dolores y calambres mucho menos que en días anteriores, pues estos iban desapareciendo insensiblemente; sentía sí, un poco de náuseas y una anorexia completa. Dos deposiciones son las que ha tenido durante el día, permaneciendo por lo demás, en el mismo estado que el día anterior. N. 37º2 (106 p.)_ Son las dos de la mañana y aún no puede dormir tranquilo, despierta agitado á cada instante, revuélvese en su cama, mudando con frecuencia de posición; acomoda sus frazadas que con sus movimientos desarregla, hace apagar y encender la luz alternativamente y murmura palabras que no alcanzamos a distinguir; en fin, después de tanta agitación, logra dormir de diez a quince minutos para volver muy pronto a su intranquilidad. Día 30 m. 37º1 [100 p.]_ El resto de la noche la ha pasado en el mismo estado que hemos descrito. A los síntomas observados en los días anteriores, vienen á agregarse hoy, dos nuevos fenómenos que doblegan la resolución que Carrión tenía de no permanecer en cama. Uno de ellos es el vómito que lo ha mortificado continuamente y que según su expresión ha sido provocado por la ingestión del medicamento, cuyo olor penetrante y desagradable le causa repugnancia: el otro, es el vértigo que se manifiesta sobre todo cuando permanece sentado por algún tiempo. Un dolor profundo é intermitente en el hipocondrio derecho, que coincide con un ligero aumento de volumen del hígado, es lo que también acusa y hemos podido comprobar. La anorexia hoy más que nunca es completa. La presencia sola de los alimentos le provoca náuseas. Dos deposiciones líquidas y muy fétidas son el resultado de los movimientos del tubo intestinal en este día siendo precedidas de fuertes retortijones que después hacen lugar a un bienestar pasajero, seguido de una postración notable. N. 37º3. (Desde esta noche, no obstante las prohibiciones del enfermo, lo velan sus amigos). Durante la noche, tan solo ha podido dormir dos horas; la agitación y ansiedad son extremas; ninguna posición conserva más de cinco minutos; se desespera de no poder conciliar el sueño; enciende un cigarro, lo fuma hasta la mitad, arrojándole luego lejos de sí, como una cosa desagradable, esta operación repetida por varias veces, llama en nosotros la atención, acercándonos entonces a preguntar si deseaba algo que no estuviera al alcance de su mano, nos manifestó aparentando una tranquilidad cuya ficción comprendimos fácilmente, que nada deseaba, "descansen Uds. y en pocos momentos más, me quedaré dormido". Nos retiramos pero para regresar muy pronto sigilosamente, y pudimos ver que había vuelto a su anterior estado, permaneciendo así hasta las dos y media de la mañana en que consiguió dormir. El vómito se ha presentado aunque no con la frecuencia del día anterior, y con algunos esfuerzos para sentarse, ha podido hacer una deposición. (Día 1. º M. 37º 2 106 p.) Durante el día solo ha tenido un vómito, y encuéntrase relativamente, más tranquilo que ayer, se ha hecho aplicar tintura de yodo en el hipocondrio derecho por haberse exagerado el dolor. El decaimiento y la postración han tenido una marcha tan rápida, que el enfermo no ha podido siquiera sospechar la disminución tan enorme de sus fuerzas en estos últimos días: hasta ayer no más podía descender de su cama, aunque con algún trabajo para satisfacer sus necesidades corporales, pero hoy al hacerlo, después de haberse incorporado con gran dificultad deslizaba ya los pies fuera de su lecho, cuando cae pesadamente sobre él, a consecuencia de un fuerte vértigo, precedido de náuseas, según después nos manifestó. Engañado de su propio estado, cree que una vez pasado el vértigo podrá conseguir su objeto; nuevamente se incorpora, rehusa nuestro auxilio diciendo que: "en tan poco tiempo creo imposible hayan disminuido mis fuerzas, hasta el punto de no poder sostenerme". Esta nueva tentativa de Carrión sirvió para desvanecer el engaño en que permanecía sobre la apreciación exacta de su estado, obligándole a reclamar nuestro concurso, cuando después de haber hecho infructuosos esfuerzos no podía ya bajarse de su cama. Dos deposiciones líquidas y fétidas fueron el resultado del día. Un nuevo síntoma tan alarmante, como de mal augurio hace presagiar el fin que aguarda á nuestro compañero. Hacia el medio día aparece por primera vez el sobresalto de tendones que se manifiesta en las manos y antebrazos, poco sensible al principio, va acentuándose más y más. La ingestión de los medicamentos, lo mismo que la vista de la comida le provocan como siempre náuseas. Desea permanecer solo, suplica a las personas que lo rodean no le dirijan la palabra y que hagan presente a las que vengan a visitarle, se halla durmiendo, aun cuando estuviere despierto. (N. 37º4_110 p.)_ La ha pasado regularmente, durmiendo algo más que en las noches anteriores y con un sueño relativamente más tranquilo. A la 1 h. a.m. una cámara. No han habido ni náuseas, ni vómitos, (Día 2 M. 37º 115 p.) Continúan acentuándose los síntomas anteriores, la posición vertical de la cabeza es ya insostenible, pues inmediatamente sobreviene un fuerte vértigo que le hace abandonarla. Durante el día ha tenido dos deposiciones copiosas y negruzcas; por la tarde un vómito. La lengua está seca y áspera, acusa una sed devoradora. N._ Manifiesta dolores en el hígado, riñones y región precordial. Pulso frecuente, pequeño, blando y depresible. Le molesta grandemente el soplo carotídeo que percibe con mucha claridad. El aspecto de la piel, así como la fisonomía particular que ofrece nuestro enfermo, es notable. Además de la sequedad y palidez extrema de la primera se observa un tinte subictérico que unido á su aspecto árido y terroso, le imprimen una gran semejanza, con el que frecuentemente se observa en los enfermos atacados de pirexias infecciosas. Las mucosas y especialmente la gingibo labial completamente descoloridas, semejándose en mucho al color de la cera. El rostro desencajado, los ojos hundidos y rodeados de un círculo negruzco, las mejillas y sienes, completamente deprimidas, la nariz afilada y los pabellones auri- culares casi transparentes; ya en su mirada no se nota la penetración y vivacidad que antes le distinguían, manifestándose ahora sombría y como velada; su voz, aún cuando animada todavía por momentos ó tratándose de su enfermedad, ha perdido también la animosidad y entusiasmo de antes. Con todo, no son bastantes para doblegar su voluntad, ni lo minado de su organismo, ni la gravedad del mal, ni el amor filial, pues se encuentra separado de su madre que se halla también enferma; nada de esto, decimos, es bastante para abatir la serena tranquilidad de esta alma que halla fuerza en su misma debilidad, para oponerse a los peligros que le amenazan, brindándole la ocasión de comprobar la verdad de sus convicciones y mostrarse cada vez más satisfecho de su obra... En la mañana de hoy, momentos antes de tomar su alimento, notando seguramente la gran debilidad e imposibilidad en que se encontraba para mantenerse sentado por algún tiempo nos dijo: "hasta hoy había creído que me encontraba tan solo en la invasión de la verruga, como consecuencia de mi inoculación, es decir, en aquel periodo anemizante que precede a la erupción; pero ahora me encuentro firmemente persuadido de que estoy atacado de la fiebre de que murió nuestro amigo Orihuela; he aquí la prueba palpable de que la fiebre de la Oroya y la verruga reconocen el mismo origen, como una vez le oí decir al Dr. Alarco". Vanos fueron nuestros esfuerzos para disuadirle de su fundada creencia y por más que nos esforzamos en probarle de que los síntomas que presentaba estaban muy lejos de ser los de la citada fiebre, solo obtuvo nuestra argumentación la siguiente respuesta: "les doy a Uds. las gracias por su deseo y siento decirles no conseguirán convencerme de que la enfermedad que hoy me acosa no sea la fiebre de la Oroya; no me arredra la muerte, pues tengo bastante confianza en que los cuidados de Uds. unidos á la asidua asistencia que los médicos me prodigan, sean suficientes para salvarme." Se ha presentado una tos ligera; la voz un poco más apagada que antes, lo que atribuye á un poco de helados que tomó hace un instante. La secreción de la orina, que hasta hoy no ha presentado nada de notable, se verifica en pequeñas cantidades, no existiendo ni dolor, ni retención, pues la sonda que á exigencia suya hubo de pasársele dio apenas salida á 4 ó 5 gramos de líquido. Lo notable de todo esto, es que el enfermo acusa necesidades frecuentes de orinar, molestándose bastante cuando ve que arroja tan corta cantidad; atribuyéndolo á una parálisis principiante solicita con insistencia nuez vómica. Durante la noche hemos podido observar una amnesia verbal de la siguiente forma: cuando á consecuencia de alguna necesidad nos llama, trata como es natural, de explicarnos lo que desea y otras veces lo que siente; pero después de algunas palabras se detiene, por no recordar según dice, la palabra ó palabras que corresponden á la idea. Se desespera y entonces exclama: "no sé por qué me he vuelto tan torpe, pues no puedo ni explicarme". Ha tenido un vómito y dos deposiciones. El sueño ha sido por demás intranquilo y agitado, no ha podido conciliarlo en el transcurso de esta noche por más de media hora seguida. Día 3, 36º7, 120 p. Agravación considerable de todos los síntomas que marchan acentuándose de la manera más rápida. La repugnancia por el medicamento ha hecho necesaria su suspensión. Han habido tres evacuaciones, seguidas de una postración tan considerable que se parece al colapsus. En la mañana de hoy se presentó a verle el Dr. Flores, quien examinó la sangre del enfermo al microscopio, notando que los glóbulos rojos se encontraban deformados é hinchados; su número contado y rectificado, era de un millón ochenta y cinco mil por milímetro cúbico; los leucocitos aumentados relativamente á los hematíes. Indicó este facultativo lo conveniente que sería la traslación del paciente á un lugar más higiénico; esta oportuna indicación no la recibió Carrión con agrado, pues durante todo el día se manifestó preocupado, vacilante entre abandonar la casa de la señora que con solícito cariño lo asistía, á la que profesaba el amor y respeto que á una madre, ó privarse de las innegables ventajas que este cambio de local le reportaría. Aplazó su salida para más tarde._ (N. 37º7 120 p.) Agitación extrema, cambia casi continuamente de posición; pulso blando e irregular, pequeño estremecimiento vibratorio de las arterias del cuello. La lengua está pegajosa y seca. Es inextinguible la sed, solicita bebidas ácidas, hallando en el agua con vino una bebida deliciosa, pues asegura no haber tomado nunca una tisana tan agradable; siendo de advertir que es la única que por más tiempo ha podido soportar, lo que no ha sucedido con las otras que se le han administrado, tales como: limonadas de jugo de limón, agua albuminosa, gaseosa ó con cognac, que sucesivamente se le ofrecían. La ingestión de sustancias que contienen alcohol, aumenta considerablemente la excitación y manifiesta entonces deseos de conversar. Cuando se encuentra solo habla de su familia y de su situación, terminando por decir: "Sí, lo que tengo es la fiebre de la Oroya, aquella fiebre de que murió Orihuela; mejor es no pensar en esto, fumemos un cigarro". Después de haberlo torcido, lo enciende con alguna dificultad, por la gran agitación de su mano; fumándolo en seguida hasta la mitad, lo arroja, y al cabo de un instante creyendo tenerle todavía, lleva su mano á la boca y la retira rápidamente al notar su engaño, haciendo un gesto de disgusto. Cinco veces se ha repetido esta escena durante la noche. A la mañana siguiente nos manifestó que se encontraba mejor, por cuanto había podido fumar cinco cigarros, pues en la noche anterior no fumó sino tres. Interrogado acerca de lo que siente, acusa decaimiento, manifiesta deseo de levantarse, "puesto que, nos dice, me incorporo ahora sin dificultad". Dolor ligero en el hipogastrio y en las regiones precordial y sacra. Se queja del insomnio por las molestias que le produce, pareciéndole por esta causa la noche demasiado larga y busca en la luz y conversación medios para distraerse. La inteligencia conservada, la voz un tanto difícil, lenta y a veces muy apagada. La respiración muy irregular, después de tres ó cuatro inspiraciones amplias y ruidosas, son seguidas de algunas cortas y débiles. La piel seca y fría. Las deposiciones han sido en número de ocho. Hay incontinencia de orina que es abundante. La ingestión de leche con agua de cal es muy pronto seguida de una deposición espumosa, fétida, compuesta de un líquido mucoso y de fragmentos de color negro adherentes al depósito. Cada defecación es precedida de un fuerte dolor de vientre, que desaparece una vez que se ha efectuado. Día 4. M. 36º 3_100 p.) El pulso se ha modificado notablemente; se presenta hoy duro y regular. Piel ligeramente caliente. El sobresalto de tendones se ha extendido á las extremidades inferiores. Es acosado por necesidades frecuentes de orinar, siendo la orina clara. _ A las 11 a.m. nos manifestó su deseo de trasladarse al Hospital Francés, porque habiéndole hecho presente los SS. Médicos que era de necesidad practicarle en ese día la transfusión sanguínea, comprendió perfectamente era mejor se la hicieran en ese establecimiento. Procedimos a vestirlo y colocarlo en un sofá, mientras se preparaba la camilla que debía conducirlo. Pide un cigarro, lo fuma tranquilamente y al anunciarle pocos momentos después que todo estaba listo, se dirige al señor Izaguirre, alumno de primer año de medicina, con estas solemnes palabras: "aun no he muerto, amigo mío, ahora les toca a UU, terminar la obra ya comenzada, siguiendo el camino que les he trazado". Abraza en seguida á su respetable madrina, recomendándole oculte su verdadero estado á su querida madre, dirige una última mirada á esa casa hospitalaria, mudo testigo de sus sufrimientos, se le escapa una lágrima furtiva y cae desmayado en brazos de sus amigos. A los pocos instantes vuelve en sí y es colocado en la camilla que debe conducirlo á la "Maison de Sante". Una vez en este lugar, saluda afable a los numerosos amigos y condiscípulos que sucesivamente vienen llegando: solicita alimentos y en fin manifiesta continuamente su deseo de que le operen cuanto antes. Parece pues que los primeros momentos de permanencia en esta casa le hubieran hecho experimentar una reacción ó mejor dicho, una mejoría notable. Preocupado con el resultado de la junta que en esos momentos acababa de reunirse pregunta á los que le rodean, si estaba ya resuelta la transfusión, que en su opinión era la única tabla salvadora que le quedaba. Grande fué su contrariedad y desaliento cuando supo que la consulta había dado por resultado aplazar la operación; tanto más, cuanto según decía, era el único móvil que tuvo para resolverse a abandonar una casa donde hubiera preferido concluir sus días. En efecto, para el caso casi seguro que se tenía de que la transfusión iba a tener lugar ese mismo instante, todos se hallaba preparado: un transfusor de Oré, que el Dr. Villar había llevado, esperaba listo para funcionar á la cabecera del enfermo, y uno de sus compañeros decidido á dar las onzas de sangre necesarias que quizás salvarían al amigo; pero todo se postergó. Muy poco duró a Carrión la saludable y pasajera reacción que hemos dicho; volviendo en pocos instantes al decaimiento y postración de los días anteriores. La voz se ha hecho más apagada y las palabras muchas veces no se entienden. La inteligencia va apagándose progresivamente. Los movimientos algo extensos, así como los más ligeros, le son imposibles de practicar. Su impotencia para poder cambiar de posición en el lecho, le ha obligado, muy a su pesar, a hacer uso de soleras. Ha hecho dos posiciones precedidas de retortijones y borborigmos. N. 36º6_100 p.) Se inicia con una gran agitación y ansiedad. Balbucea palabras incoherentes. A la una de la mañana presenta carfología. A las dos un delirio completo y divaga sobre la anatomía patológica de la verruga y las distintas opiniones que hay a este respecto. Se presenta el fenómeno (que se designa con la expresión de liar el petate), sin embargo, obedece a la indicación que se le hace de no fatigarse hablando demasiado; se pasa frecuentemente la mano por los ojos, como quien procura quitarse algo para ver mejor. La piel está casi fría y el pulso se pone más pequeño y depresible. A las 3 a.m. continúa la excitación. La respiración es difícil y á veces quejumbrosa. Media hora después concilia el sueño, hasta las 4 a.m. en que ha hecho una deposición líquida y verdosa. A las 5 h. a.m. se ha levantado un poco el pulso. Día 5. M (7h. 15 m. 36º8_ 118 p. 24 r.) La inteligencia se ha perdido casi completamente; de vez en cuando llama a alguno de los amigos que lo rodean, y una vez cerca de él, nos mira indiferente como si no nos conociese. La palabra es más y más ininteligible; continúa la carfología y el crocidismo. A las 10 a.m. una deposición. Otra a las 11. h. A las 12¼ 35º 9. 115 p. 26 r._ El resto del día lo ha pasado en el mismo estado. A las 9 y 20_ 37º1_120 p. 26 r. Desde hace algunos instantes ha entrado en coma interrumpido de rato en rato por quejidos entremezclados con palabras incomprensibles; pocos instantes después pronuncia con bastante claridad la siguiente frase: "Enrique Cest finit" para no volver a hablar más. Las pupilas están dilatadas, pulso filiforme y apenas perceptible, poco á poco aparece el estertor traqueal; después de tres o cuatro inspiraciones lentas y superficiales, se sigue una pausa espiratoria, cada vez más prolongada. A las 11½ lanzó un último suspiro breve y profundo, que fué para los que le rodeaban la señal de que este mártir al abandonarnos, iba a ocupar en lo infinito el sitio que el Todo Poderoso tiene reservado para los que como él ejercen la mayor de las virtudes: la Caridad Tratamiento.- El 18 en la mañana tratando Carrión de combatir el embarazo gástrico que á su juicio tenía, se administro un purgante de citrato de Magnesia, permaneció en descanso el día 19 y desde el 20 hasta el 24 inclusive, se sometió á la acción del sulfato de quinina, á la dosis de un gramo diario, dividido en varias partes. Este tratamiento tuvo su causa en la fiebre que lo acometió desde la noche del 19. A consecuencia de los dolores que ya sentía y que se exageraron en los días 24 y 25, se propinó una cantidad diaria de 3 gramos de salicilato de soda (1 gr. alt). Durante los días 26 y 27, acosado especialmente por la sed, solo tomó limonadas, preparadas con jugo de limón. Cediendo a las reiteradas instancias que le habíamos hecho acerca de la conveniencia y necesidad de ser asistido por un facultativo, solicitó los auxilios del Dr. J. M. Romero, el día 28. El tratamiento á que fue sometido por este profesor, fue el siguiente:
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