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LA SEMIOSIS 
(O ACCIÓN DE LOS SIGNOS)

 


III.4. La relación entre signos- lenguaje mentales y orales

     Hemos mencionado anteriormente que los signos-de-lenguaje mental, hablado y escrito están en cierta correspondencia. Tal como Ockham afirmaba, hay cierta correspondencia entre los elementos de las proposiciones mentales y los elementos de proposiciones habladas, de tal modo que todo elemento de aquéllas tiene una instancia en éstas, pero no viceversa.154 De hecho, los sinónimos tienen solamente un signo mental correspondiente: los nombres equívocos y también los analógicos que de acuerdo con Ockham y Aristóteles son nombres equívocos (aequivocum a consitio), tienen, sin embargo, distintos signos-lenguaje correspondientes.

     Considerando sólo aquellos signos de lenguaje mental y hablado que están en correspondencia, debemos ahora indagar en qué relación de significación están incursos. ¿Es que las palabras habladas significan inmediatamente palabras mentales y solamente las palabras mentales significan inmediatamente los significados? Por ejemplo: ¿es que la palabra oral “árbol” significa inmediatamente el concepto árbol y que solamente el concepto o signo-lenguaje mental “árbol” significa inmediatamente las cosas que son árboles? Esta cuestión fue, tal como parece, contestada unánimemente de modo afirmativo al menos por los grandes Escolásticos anteriores a Escoto.155 Todos estos Escolásticos citan en su favor la observación de Aristóteles al inicio del Perihermeneias, donde dice que las palabras habladas son símbolos –los Escolásticos en su traducción leen notae– de las pasiones, esto es, de los conceptos que están en el alma.156 No debe caber duda de que Boecio dio amplio sustento a esta idea de una significación indirecta de las palabras habladas en cuanto que las cosas son significadas directamente sólo por los conceptos.

     Sin embargo, Scoto rompió ya con esta interpretación del texto de Aristóteles, sosteniendo que el significado de la palabra no es el concepto sino la cosa, y que ambos la palabra y el concepto inmediatamente, si bien en subordinación, significan el mismo significado o cosa.157 En esto el Doctor Sutil fue seguido por Ockham, aunque no en todos los detalles, pero sí al menos en lo que concierne a la idea general o significación directa de las palabras.

     De acuerdo a Ockham la palabra, por ejemplo homo, y el correspondiente concepto de hombre inmediatamente significan cualquier cosa que es un hombre o que ha sido un hombre o es posiblemente un hombre. Por lo tanto ambos signos, el natural, que es el concepto, y el artificial, que es el nombre, son paralelos en su significación. No obstante la palabra o nombre homo significa sólo porque está subordinada al signo-lenguaje mental que expresa hombre. El signo hablado no significa primariamente sin el signo mental. Porque sólo el signo mental significa la cosa primaria y absolutamente, esto es, sin referencia alguna a ningún otro signo (hablado o escrito). El signo-de-lenguaje hablado significa la cosa inmediatamente pero en dependencia del signo-de-lenguaje mental. Eso es lo que está expresado cuando Ockham dice que el signo-de-lenguaje hablado significa inmediata y directamente el significado, que es la cosa y no el concepto, y en subordinación al signo-de-lenguaje mental o concepto.

  
  

     Así, cuando alguien usa apropiadamente el nombre homo en la proposición Homo est animal, la palabra no significa ciertamente el concepto homo porque este concepto no es un animal, ni el concepto homo es el concepto animal, más bien la misma cosa –cualquier hombre individual– que es significada por el nombre o signo mental homo es también significada por el nombre o signo mental animal.

     Tenemos aquí un excelente caso que nos permite apreciar la distinción que hace Ockham entre los dos grandes tipos de signos previamente explicados. El signo-lenguaje mental o el concepto es un signo en el sentido restringido del término “signo”, puesto que hace algo conocido, es su cognición, y puede tomar el lugar de la cosa conocida en una proposición. Lo mismo es cierto para un signo del lenguaje hablado.

     De otro lado, un signo del lenguaje hablado es un símbolo ya que es un signo artificial. Como tal posee dos relaciones-signo. La primera y principal relación es aquella que significa al significado: de este modo es un signo en el sentido restringido. La segunda es la relación con el signo de lenguaje mental. Esta relación-signo es aquélla de signo en el sentido amplio del término “signo”; ya que la cognición de la palabra ofrece a mi mente o revive en mi mente un conocimiento habitual o anterior del signo-lenguaje mental. Dondequiera un signo, mental, hablado o escrito, toma el lugar o es apto de tomar el lugar de una cosa en la proposición, esto es, siempre que tiene función significativa en una proposición, el signo-lenguaje es allí signo en el sentido restringido del término “signo”; no obstante, donde no cumple con esta condición pero revive una cognición asociada con el signo, actúa como signo en el sentido amplio del término “signo”. Por consiguiente, esta última relación-signo puede ser llamada significación asociativa.

     El siguiente esquema es una presentación visual de las relaciones entre las cosas significadas y los signos de lenguaje mental, hablado o escrito. Las líneas sólidas indican la relación del signo en sentido restringido; las líneas quebradas, la relación del signo en sentido amplio.


  

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154 Summa Logicae, I, 3.

155 Boehner cita un pasaje de la Summa Theol. I, 1, a. 10 en el que el Aquinate claramente está a favor de una significación indirecta del significado por la palabra. Boehner, Ph., 1958: 218.

156 Perihermeneias, c.1.; 16a 3s. Cit. por Boehner, Ph., Op. Cit., 219.

157 Oxon I, d.27, q.3, n.19. Citado por Boehner, Ph. Op. Cit., 219.



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