RESTRICCIONES Y ACLARACIONES
TEÓRICO-METODOLÓGICAS
Antes de entrar de lleno en el tema de la semiosis en Ockham (cf.
III), y con el ánimo de delimitar los alcances de nuestra investigación, plantearemos en
este punto algunas restricciones y aclaraciones teórico-metodológicas:
II.1. En torno al corpus de obras de Ockham : la primera parte de la Summa
Logicae como fuente directa
Ya está dicho pero vale la reiteración: este trabajo ni
pretende ni está en condiciones de abordar la exégesis filológica. El arduo problema,
crucial en todo escolástico, que estriba en saber qué trabajos son auténticos y qué de
la extensión de los textos aprovechables es confiable, ha sido abordado, en el caso de
Ockham, por Baudry, Bascour, Boehner y Maier. 37
Se entenderá que, para cubrir los serios problemas ligados a la
pertinencia filológica, establecemos una cauta relación fiduciaria con la obra de
Philoteus Boehner, es decir, depositamos nuestra confianza en las hipótesis
histórico-filológicas fundamentales de este reconocido compilador y estudioso y, sobre
todo, en sus traducciones al inglés de los manuscritos escogidos.38
En el Apéndice de este libro presentamos dos relaciones en las
que Boehner da cuenta del corpus de obras de Ockham haciendo referencia a las múltiples
discusiones y dudas que suscitan. La primera aparece en la introducción a una selección
de escritos del propio Ockham (1957) y la segunda en la selección de artículos de
Boehner (1958).
Si bien es cierto que a través de los artículos exegéticos de
Boehner tenemos la ventaja de acceder a fragmentos cuasiautónomos de diversas obras que
jalonan el recorrido teórico del Venerabilis Inceptor, también es verdad que nuestro
trabajo está claramente restringido al análisis e interpretación de la fuente directa
con la que contamos; esto es, de los 77 primeros capítulos de la Summa Logicae
correspondientes a la teoría de los términos.
Como sabemos, este libro, escrito probablemente entre 1320 y
1328, trata, en tres grandes partes, (i) de los términos, (ii) de las proposiciones, y
(iii) de los argumentos (ver Apéndice). Este es el momento de señalar otra restricción:
toda nuestra reflexión se moviliza en el primer ámbito citado; esto quiere decir que
sólo nos interesa trabajar el ámbito proposicional en tanto y en cuanto se integra a las
especulaciones en torno a la suposición.
Ahora bien, por más variaciones que los especialistas detecten y
discutan en lo relativo al orden cronológico de sus obras, lo que parece difícil de
cuestionar es el hecho de que
la Summa Logicae representa la estructuración más consciente
y revisada del pensamiento de Ockham, anterior a su brusca irrupción en las apasionadas
polémicas con el Pontificado de Aviñón, ya que los Quodlibetanos son una
reportatio incompleta y el resto de las obras lógicas son una especie de
compendio de la Summa Logicae.39
La Summa Logicae está entonces posicionada
como síntesis definitiva, sobre todo en lo que concierne, según De Andrés, a la
fijación definitiva de la concepción significativo-lingüística del concepto. 40
De Andrés hace referencia también a lo dicho por Paul Ricoeur a
propósito de Ockham en su curso: Introduction au probleme des signes et du langage:
Cest dans la logique que nous trouvons la véritable théorie du signe.
Esta constatación, que presenta a la Summa Logicae como espacio privilegiado en el que
los elementos ajenos a la interpretación del concepto como signo ceden el paso a
una visión clara y definitiva del concepto signo-lingüístico con todas sus
implicaciones.41
Resumen del plan de la primera parte de la Summa Logicae
Ockham comienza su Summa tratando la
naturaleza del término. Así, introduce su estudio considerando el término en general.
Adopta la definición de Aristóteles, aquello en lo que la proposición se
resuelve, y la corrobora tratando de los tres sentidos que se daban al término:
como cópula o extremo en una proposición, como expresión simple contrapuesta a la
expresión compuesta que es la proposición, como sujeto o predicado (categoremáticos) y
como término que tiene significación determinada cuando está asociado a un categorema
(sincategoremáticos).
Una vez que deja asentada la naturaleza del término en la
definición, viene la división del mismo. Toma en cuenta, como tipos de términos, los
mentales, los orales y escritos; los categoremáticos y los sincategoremáticos; los
concretos y los abstractos; los absolutos y los connotativos; los de primera imposición y
los de segunda imposición. De allí pasa a tratar el tema de las primeras y segundas
intenciones de la mente.
Como de la naturaleza de una cosa surgen sus propiedades, pasa en
seguida a tratar de las propiedades de los términos. Y, primeramente, de la
significación que trata en cuanto unívoca y equívoca. Después aborda otra propiedad de
los términos que los predispone en general para la predicación, que es la intención de
universalidad, contraponiéndola a la de singularidad. Por eso, trata del universal en sí
mismo, aclarando que el universal no es algo que exista fuera de la mente; de acuerdo con
ello, ataca la postura de Duns Escoto y responde a algunas objeciones. Ya que ha
dilucidado el universal en general, trata de los cinco universales principales. Éstos,
reflejan las principales intenciones de universalidad que les pueden advenir a los
términos, a saber, los cinco predicables, llamados así porque son los
supremos modos de predicación: el género, la especie, la diferencia específica, la
propiedad y el accidente.
Trata después de los modos de conocer o de saber que nos
proporcionan esos modos de predicar, esto es: la definición, la descripción, la
definición descriptiva, y lo que éstas implican, en especial el definiens y el
definitum; asimismo, explica la división y lo que implica: el sujeto, el predicado y la
cópula (según Ockham, cópula de inherencia), así como la oposición y la propiedad,
siendo esta última lo que se intenta declarar en toda demostración. Con ello se tienen
los tres modos de saber (modi sciendi): la definición, la división y la argumentación o
demostración.
Vuelve el Venerabilis Inceptor al tema de los universales y se
coloca en lo más universal o trascendental, el ser. Así, trata de una de sus propiedades
trascendentales, la unidad o identidad; propiedad que se llama trascendental
no en sentido kantiano, sino escolástico, a saber, en el sentido de que es una propiedad
transcategorial, que rebasa el ámbito de las categorías aristotélicas por tener mayor
universalidad que cualquiera de ellas. Y una vez estudiado lo transcategorial, desciende a
lo categorial, tratando primeramente acerca de las categorías en cuanto a su naturaleza,
reflejada en los términos y expresiones en las que se significan, esto es, en cuanto a su
definición y división. Luego, trata en sí mismas a cada una de ellas (substancia,
cantidad, cualidad, relación, acción, pasión, lugar, tiempo, posición, hábito),
entresacando algunas de sus características o propiedades especiales y discutiéndolas
con otros autores.
Pasa después a la instancia que lo ha hecho más célebre: su
tratado sobre la propiedad de los términos llamada suposición, que es donde
muestra más a las claras su lucidez semántica. La define y la divide. Como clases de
ella señala una suposición material, una simple y una personal. Subdivide esta última,
desdoblándola en discreta y común. Añade otros tipos: la suposición determinada, la
suposición confusa, la suposición meramente confusa y la distributivamente confusa.
Todas estas definiciones y distinciones conllevan muy finos análisis lingüísticos que
han de repercutir en su filosofía. Trata, finalmente, de algunos problemas tocantes a
ciertos términos sincategoremáticos que afectan la suposición de los categoremáticos,
de la suposición de los relativos y de la suposición impropia. Señala Beuchot que esta
gran parte de las suposiciones es la que le ha generado las más diversas críticas, pero
también la que muestra de manera más clara al lector moderno la importancia que daba
Ockham al lenguaje en sus disquisiciones filosóficas.42
Extracciones y eliminaciones
Una vez establecido este corpus en su compleja
amplitud nos toca retener únicamente los elementos pertinentes en lo relativo al nivel de
análisis formulado en el planteamiento de nuestro trabajo: el concepto-signo natural y la
constelación de términos por él convocados, en especial, pasión,
intención y suposición.
Por esta razón, en el capítulo siguiente, tomando como guía la
exposición de Boehner de la teoría de la significación y de la teoría de la
suposición, entresacaremos las secuencias discursivas correspondientes a estos temas.
Siendo semiótico no sólo nuestro objeto sino también el
método, cabe decir que a esta aproximación extensiva debe corresponder una
aproximación intensiva; por ello, en orden a cerrar nuestro estudio queremos
detenernos en el Capítulo 1. Allí está condensado el discurso de funda(menta)ción: el
segmento incoativo de esta inmensa Logica maior que representa el cimiento de toda la
concepción teórica a ser expuesta y que recoge la formulación precisa del término
mental o concepto en tanto signo. Claro que lo extrapolaremos con otros textos para dar
cuenta de cómo la iteración discursiva retomará y profundizará el asunto; por ejemplo,
al tratar en el Capítulo IV la intención.
Sin texto no hay objeto de investigación. El Capítulo 1 es
paradigmático. Opera como declaración de principios.
37 Boehner,
Ockhams Philosophy in the light of recent research en 1958: 23-28.
38 Por lo que respecta a Ph. Boehner, puede
decirse que es él quien marca el punto culminante de la investigación ockhamista de
última hora. También Boehner ha consagrado la mayor parte de sus esfuerzos a la
fijación del texto crítico de las obras filosófico-teológicas de Ockham. De
Andrés, 1969: 20.
39 De Andrés, 1969: 157.
40 De Andrés, Ibíd. De no ser por las
connotaciones possaussurianas que tiene el término preferiríamos, por economía, decir
concepción semiolingüística del concepto.
41 De Andrés, Ibíd.
42 Beuchot, 1987: 162-164.
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