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PRESENTACIÓN
El Poder Judicial Peruano nace con la República. Su primer antecedente fue el Reglamento Provisional de Huaura, del Libertador don José de San Martín, emitido el 12 de febrero de 1821. Más tarde, el 04 de agosto del mismo año, inmediatamente después de la Jura de la Independencia, se crea la Alta Cámara de Justicia, integrada por un Presidente, ocho Vocales y dos Fiscales. En este momento nace el Poder Judicial Republicano y queda abolida en el Perú la Administración de Justicia Española. Desde entonces, hasta la fecha, ha sido muy intensa la peripecia de este Poder del Estado sometido, en un principio a los avatares de la inestable política de los tiempos iniciales de la República y, luego, a la influencia del partidarismo tradicional. Esto permitió que, a pesar de haber transcurrido 178 años desde su creación, se mantengan, como lo expresó el Presidente de la República, Ing. Alberto Fujimori Fujimori, en su discurso ante la II Reunión de Ministros de Justicia y Procuradores Generales de las Américas, al referirse a los problemas de la Justicia del Perú, que estos son "... los defectos y rezagos de un sistema que hunde sus raíces en el orden colonial...". Este diagnóstico se manifestó claramente en la etapa pre-Reforma del Poder Judicial, mostrando que para 7 de cada 10 peruanos, la Justicia era lenta, corrupta, impredecible, costosa y de muy pobre infraestructura, generando inseguridad jurídica y frenando el desarrollo nacional. Es por ello que, el 20 de noviembre de 1995, mediante la Ley Nº 26546, se crea la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial, hito histórico comparable al gran cambio que significó, para el Poder Judicial, la promulgación de la Constitución Liberal del Presidente Ramón Castilla el 19 de octubre de 1856, aboliendo el sistema de nombramiento directo por el Poder Ejecutivo y propiciando una etapa de renovación para este Poder del Estado. Hoy, la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial, asume la importantísima y trascendental tarea de modernizarlo, adecuándolo a las exigencias de un mundo globalizado y de una sociedad que, en la última mitad del siglo XX, ha experimentado un crecimiento poblacional explosivo, con crecientes necesidades de servicios judiciales. Nuestra visión del Poder Judicial del Tercer Milenio es la de un poder autónomo, enmarcado en un sistema de Administración de Justicia, integrado por Magistrados probos y capaces, que inspiren confianza y que cumplan su elevada misión de servicio, con el soporte de la infraestructura adecuada y tecnología moderna. Es precisamente la confianza de la ciudadanía lo que aspira ganar el Poder Judicial en el proceso de Reforma y Modernización. No olvidemos que en el Perú, anteriormente, se han ensayado otros procesos de Reforma, cuyos resultados no fueron necesariamente óptimos. De lo que sí estamos seguros, es que durante el actual proceso se ha hecho mucho más que durante toda la historia republicana para Descentralizar, Modernizar, Capacitar y Moralizar al Poder Judicial. Nos preguntamos ¿Cuándo hubo antes en Requena (Loreto), o en los arenales de Ventanilla (Callao), o en las alturas de Caraz (Ancash), servicios judiciales? Hoy, esos tres lugares cuentan con Módulos Básicos de Justicia, que son sedes judiciales ubicadas en poblaciones alejadas de las sedes de las Cortes Superiores de Justicia, que buscan, y valga la redundancia, acercar la Justicia a pueblos secularmente olvidados. Así, pues, la Reforma y Modernización del Poder Judicial, fue la respuesta concreta a su crisis permanente y al proceso de modernización del Estado, emprendido a partir de 1990. ¿Acaso alguien ha olvidado que las duras críticas contenidas en uno de los artículos del politólogo peruano, de principios de siglo, Manuel Gonzáles Prada y Ulloa no mantenían su cruda vigencia hasta antes del 20 de noviembre de 1995? Hoy tenemos avances concretos que nadie puede negar; quien lo haga, lo hará probablemente por desconocimiento o por dogmatismo. La celeridad procesal, uno de los anhelos del usuario judicial, es uno de los problemas prácticamente resueltos por la Reforma, como lo pasamos a demostrar. En 1996 se inicia la descarga de 106,000 expedientes acumulados al 31 de diciembre de 1995; en 1997 la carga fue reducida a 75,000 expedientes; para fines del año pasado quedaban sólo 2,000 expedientes por resolver. ¿Cómo se logró esto? La metodología utilizada fue la creación, en 1997, de 124 Despachos Transitorios, los cuales se fueron reduciendo progresivamente, a medida que se resolvían los expedientes. Otro de los avances alcanzados por el proceso, es la implantación de los Módulos Corporativos en los Distritos Judiciales; allí, los usuarios inician sus demandas, presentan escritos y, en general, realizan, en medio de una infraestructura adecuada, todas las diligencias necesarias para la buena marcha del procedimiento y cautela de sus derechos e intereses. En el presente año, se ha iniciado la implantación de este nuevo modelo en los Distritos Judiciales de Piura-Tumbes, Cajamarca, Cono Norte, La Libertad, Loreto, Junín, Ucayali, Cusco-Madre de Dios, Arequipa, Del Santa y Tacna-Moquegua. El resultado inmediato de esta innovación es la mayor productividad del Magistrado. Hasta 1996, en el despacho tradicional, el Magistrado resolvía 392 expedientes por año; con el nuevo Despacho Corporativo, en 1997 cada Magistrado resolvió 1,171 expedientes, lo cual representa un incremento del 300%. Esperamos que para el año 2,000 se incremente a 1,500 expedientes anuales por Magistrado. La imagen que teníamos los estudiantes de Derecho de hace algunas décadas, respecto del Poder Judicial, era la de ambientes oscuros, desaseados y desordenados. Aún tengo en mi memoria los expedientes atados con soguillas y amontonados en el suelo y en cuanto lugar pudieran albergarlos. A veces, teníamos que sortear los paquetes que interrumpían los pasillos, e incluso, en el propio Palacio Nacional de Justicia, con su impresionante arquitectura neoclásica, con sus mármoles relucientes y espléndidas arañas, se advertía el hacinamiento y el desorden por doquier. Es inaudito pero necesario señalarlo: la inmensa mayoría de los miembros del Poder Judicial, no estaban ni están familiarizados con el uso de la informática. Lo he dicho anteriormente: la Justicia audiencial y la republicana, no aportaron ningún desarrollo tecnológico que no sea el uso de destartaladas máquinas de escribir. La Reforma ha cambiado radicalmente esa característica del antiguo Poder Judicial, pues recién en 1996, se adquirieron, en propiedad para el Poder Judicial, los primeros 216 equipos de cómputo. Para mediados de este año, con la colaboración del Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), esperamos contar con 4,072 computadoras. Los Derechos Humanos que hoy día tienen un alcance global y cuya defensa es una característica de nuestra sociedad contemporánea, también constituyen preocupación de la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial. Es por ello que, mediante una innovadora medida que me atrevería a calificar de revolucionaria -en el buen sentido de la palabra- se ha resuelto el grave atentado contra los derechos humanos que implicaba el desplazamiento de los reos, hasta las salas de juzgamiento, atados con grilletes y reducidos a lo más bajo en su dignidad humana. Ello se ha logrado mediante el establecimiento físico de ambientes de juzgamiento en todos los penales de los Distritos Judiciales del país. De este modo, hemos superado humillantes situaciones y, también, cautelado la seguridad pública, evitando la fuga de peligrosos inculpados durante los traslados, ganando asimismo en celeridad procesal. Por otra parte, hemos vencido el antiguo y asfixiante centralismo, mediante la creación de los Módulos Básicos de Justicia. Este audaz proyecto descentralizador, que resulta ser inédito y pionero en América Latina, y aún en gran parte del mundo, busca la implantación de 83 Módulos Básicos de Justicia, de manera progresiva, hasta el año 2000, con lo cual ampliaremos la cobertura de Justicia a 7 millones 300 mil habitantes, es decir, al tercio de la población nacional. Estos peruanos que hoy se benefician con los nuevos Servicios Judiciales, eran injustamente separados de sus conciudadanos por barreras culturales, económicas y geográficas. En la actualidad, 23 de estos Módulos están próximos a inaugurarse y 60 más se encontrarán en breve en proceso de construcción. Acompañan al esfuerzo descentralizador, las Salas Itinerantes, que consisten en que los Magistrados de las Cortes Superiores de Justicia, se desplacen hacia las sedes de los Juzgados de Primera Instancia, atendiendo en los mismos lugares las peticiones que los litigantes formulen en los fallos que los desfavorecen; de esta manera, se evita el traslado de los litigantes a la sedes de las Cortes Superiores. Esta es una forma equitativa de Administrar Justicia, por cuanto hacemos posible el acceso de los litigantes con menos recursos a etapas superiores del proceso que, de otra manera, les estarían vedadas. En el caso de los Juzgados Itinerantes, la diferencia consiste en que el desplazamiento de los Magistrados es de los Juzgados Provinciales a Distritos y Caseríos de su jurisdicción. Los Centros Juveniles, también bajo el ámbito de la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial, han cambiado sus estrategias a fin de restaurar el Principio de Autoridad, aplicando simultáneamente sistemas con programas que permitan la verdadera readaptación de los jóvenes infractores para reinsertarlos a la sociedad. Para impulsar la política de Moralización, se ha fortalecido y desarrollado la función contralora de los órganos internos del Poder Judicial; además, se ha ejecutado un profundo y difundido programa de lucha contra la corrupción. Buscamos establecer un vínculo directo con la sociedad civil, a fin de que ésta se constituya en un elemento más de la labor fiscalizadora. Para ello, fomentamos en los Magistrados una cultura de ética y moralidad. Hoy, a comienzos de 1999, transcurridos algo más de tres años del inicio del proceso de Reforma, aceptamos que las metas planteadas inicialmente aún no han sido alcanzadas, debido a la complejidad de problemas que, como ya señalamos, son seculares y es por esa razón que concebimos que la Reforma, en un mundo en cambio, es un proceso permanente. El objeto de la Reforma no es un Poder Judicial con una infraestructura reluciente, ya que la Justicia se puede administrar inclusive en condiciones difíciles o adversas. La Reforma busca algo más que mejoras administrativas: busca un Poder Judicial con credibilidad, que se enmarque dentro del mandato contenido en el Artículo 138º de la Constitución Política del Estado, que señala que "la potestad de dictar Justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial". Esto significa que el pueblo tiene que participar activamente en la Administración de Justicia, para lo cual es necesario, como condición sine qua non, que conozca sus derechos. Para este propósito, durante el año pasado llevamos a cabo cuatro Talleres Itinerantes en los conos de la capital, donde participaron más de 1,500 dirigentes de base y líderes populares, quienes recibieron información acerca de la Reforma del Poder Judicial, el Sistema Judicial Peruano y las maneras cómo pueden acceder a la Justicia. Asimismo, se realizaron 4 conferencias dirigidas a gremios profesionales y estudiantes universitarios de las facultades de Derecho, informando y capacitando a más de 1,600 asistentes. Queremos, ad portas del nuevo siglo y de una nueva era para la humanidad, dejar testimonio de la acción realizada en un proceso de cambios que ha buscado servir a la Nación Peruana, poniendo al Poder Judicial en condiciones de asumir los retos que significa la superación de un pasado y de vicios profundamente enraizados. Es una obra aún inconclusa y que necesita avanzar hasta su total y definitiva culminación. No dudemos que así será. Este es deber y responsabilidad de todos los que anhelamos el cambio. Por esto, con la publicación de los Mensajes contenidos en el presente libro, esperamos también contribuir a la reflexión y al debate de ideas sobre un proceso que no sólo es competencia de los Magistrados y de quienes trabajamos en el Poder Judicial, sino que interesa también o al menos conceptuamos que debería interesar - a todos los peruanos. La Justicia es un valor supremo que nos conduce a la Libertad, y la Libertad es el mejor camino que nos lleva hacia la felicidad del hombre.
Lima, Abril de 1999.
David Pezúa Vivanco |