Folia Dermatológica Peruana                               Vol. 12  Nº. 3  Diciembre del 2001

Dermofarmacia

EL CUIDADO DE LOS PIES

Bertha Pareja (1)

 

Revisando la literatura publicada en los últimos años en el campo de la química cosmética, podemos observar el gran número de preparaciones destinadas al cuidado de la piel de la cara y las manos. Sin embargo, en lo referente a productos destinados a otras regiones del cuerpo, como por ejemplo los pies, veremos que es muy poco lo que podemos encontrar. Este hecho singular ya fue observado hace algunos años por Harry(1) quien manifestó que "a pesar que una gran proporción de la población adulta sufre de una u otra forma de molestias a los pies, es realmente remarcable la poca atención que se les dedica, aunque la fatiga y las diferentes dolencias de los pies afectan el bienestar físico y mental de la persona, dando lugar a un descenso significativo del rendimiento del individuo en sus actividades habituales".

Los pies constituyen una parte muy importante del cuerpo humano ya que, además de soportar el peso corporal, son los encargados de la locomoción. Su estructura compleja se caracteriza por estar dotados de un gran número de glándulas sudoríparas, en mayor cantidad que en otras regiones del cuerpo, lo que hace que requieran cuidados especiales para mantener su integridad y contribuir a su bienestar.

Son muchos los agresores externos que pueden afectar la salud de los pies. Entre los más frecuentes podemos mencionar el tipo y el material del calzado(3).

Así, por ejemplo, se ha observado que en poblaciones como los deportistas, que utilizan calzados de material plástico, se producen efectos que afectan las propiedades mecánicas de la piel de los pies causadas por la acumulación de la secreción sudoral, la cual no es eliminada por la falta de porosidad del material, hecho que produce una elevación de la temperatura interior evitando la respiración normal de la piel de esa región, constituyendo un medio adecuado para la proliferación de microorganismos y la producción de mal olor.

La bacteria responsable de la descomposición del sudor más frecuente es el B. epidermitidis. Los hongos, como el E. floccosum, que imparten un olor desagradable al calzado y a los pies dando lugar a interacciones que se manifiestan de diferentes maneras, como sensación de ardor, escozor, cansancio y, en algunos casos, edema.

Chalmers(2) resume las alteraciones físicas del pie considerando varios grupos. En el primero describe los endurecimientos causados por la fricción y presión, los cuales pueden ser debidos a deformidades estructurales, sin presentar raíces. Luego considera los "juanetes" (Hallux valgus) que son articulaciones anormales debidas a una debilidad estructural del músculo o que pueden ser causados por el calzado muy ajustado o por factores genéticos.

Este mismo autor hace una excelente revisión de los trastornos más comunes de los pies y considera los producidos por factores puramente físicos, tales como las durezas causadas por la fricción. Las deformaciones estructurales o «juanetes» ya mencionados, los helomas o callos, tan comunes en poblaciones de toda edad, los que son formaciones defensivas en zonas donde hay constante presión o fricción, aunque también pueden ser manifestaciones de alteraciones subyacentes que no desaparecen hasta que no se elimina la causa de su origen. Las verrugas son de origen viral y frecuentemente se confunden con los callos, pero a diferencia de éstos son muy dolorosas y se extienden si no son tratadas a tiempo. Las uñas encarnadas, por su parte, son debidas al corte irregular de las mismas, aunque también pueden deberse a ciertos procesos patológicos o infecciones, como los producidos por hongos.

Por último, el pie de atleta es una afección muy generalizada de origen fúngico. Su propagación se hace casi exclusivamente en lugares donde se utilizan servicios públicos como piscinas y baños que no son mantenidos limpios.

En lo referente a los procesos infecciosos que afectan a los pies, su incidencia es muy grande, aunque no siempre se les da la debida importancia. Los gérmenes que las producen son muchos y se desarrollan en cuanto encuentran condiciones adecuadas de temperatura y humedad.

Así tenemos la Tiña pedis producida por hongos, el Tricophytum interdigitale, el Tricophytum rubrum y el Epidermophytum floccosum, que pueden producir infecciones mixtas que dificultan su tratamiento. Todos estos gérmenes se caracterizan porque, además de localizarse en los pies, se alojan en las medias y el calzado, en el suelo y las instalaciones de los baños públicos. Entre las micosis que afectan más frecuentemente los pies como ya dijimos, tenemos el pie de atleta(4), que se ha convertido en una enfermedad casi internacional, producida por varios gérmenes - algunos ya mencionados como los Tricophytum mentagrophytes y rubrum y el Epidermophyton inguinale, que se localizan en los espacios interdigitales y las uñas de los pies y menos frecuentemente en las manos.

Otra afección frecuente de los pies, producida por un mal corte de las uñas es la formación de los llamados "uñeros" o uñas encarnadas(4), las cuales son muy dolorosas y se producen cuando los bordes laterales de la uña se introducen en el reborde cutáneo adyacente produciendo intensa inflamación, la que puede infectarse fácilmente si no es tratada a tiempo. Las causas que los producen son varias como, por ejemplo, el calzado estrecho y la sudoración abundante, siendo la más frecuente el corte inadecuado de las uñas.

Una afección menos frecuente la constituyen los sabañones, producidos por defectos de la circulación, los que se producen preferencialmente en los lugares de climas muy fríos y a gran altitud sobre el nivel del mar. Se manifiestan por enrojecimiento e irritación local. Su tratamiento es casi exclusivamente tópico, pero en algunos casos se prescribe la administración per-oral de ácido nicotínico, el cual por su acción vasodilatadora, los mejora significativamente.

En lo referente a los cuidados para el buen mantenimiento de la salud de los pies y la terapia de las afecciones más frecuentes, una de las principales es la selección del material del calzado y las medias. Los primeros deben ser preferiblemente de cuero, si es posible un poco más grandes que el número usual ya que, según el modelo unos se estiran más que otros y son más cerrados; las medias deberán ser de algodón o lana, según sean las condiciones climatológicas. lndependientemente del baño, los pies deberán lavarse diariamente con agua y jabón, luego secarse cuidadosamente y espolvorearlos con alguno de los polvos especialmente formulados para esa finalidad los que generalmente contienen algún antiséptico.

Con el gran empleo actual de plantas medicinales, las infusiones de algunas como el matico y el llantén se recomiendan para mejorar el cansancio y el ardor así como para heridas superficiales. Con extractos de estas mismas plantas se pueden formular pomadas o polvos para la misma finalidad. También los masajes y la acupuntura se aplican para combatir los dolores producidos por el cansancio en la práctica de algunos deportes o la mala postura al caminar o al escribir.

Para algunos casos especiales como el de los sabañones, se recomienda sumergir los pies en agua caliente y luego aplicarles algún preparado que contenga Bálsamo del Perú (2%) en una base grasa añadido de alcanfor.

Para el pie de atleta hay un gran número de preparados de uso tópico, sin embargo una fórmula muy antigua que consiste en una mezcla eutéctica de alcanfor y ácido carbólico da muy buenos resultados aplicada bajo la forma de toques. En caso de afecciones fúngicas rebeldes o crónicas se emplean medicamentos administrados por vía oral, además de las aplicaciones tópicas tales como algunos polvos que contienen ácido propiónico (0,25%) y caprilato de Zinc (5%) en base de talco. En investigaciones más recientes se ha demostrado que se pueden preparar plantillas especiales que contienen sustancias absorbentes asociadas a antisépticos y que se utilizan para combatir el mal olor y evitar el desarrollo de hongos.

Entre las fórmulas modernas también es interesante mencionar el empleo de sustancias como las resinas de intercambio iónico las que se aplican como apósitos tópicos(3).

Otras fórmulas para el pie de atleta son las administradas bajo la forma de preparados de liberación controlada utilizando cualquiera de los dispositivos ideados para esa finalidad como parches u otros.

Al presente, se encuentra en el mercado un gran número de cremas y pomadas para el tratamiento de los procesos patológicos de los pies, las cuales deben ser preferentemente administrados por el médico, el farmacéutico o el podólogo.



Profesora Emérita de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos

Ver bibliografía

 


Regresar