Anales de la Facultad de Medicina
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Copyright© 1997

ISSN 1025 - 5583
Vol. 58, Nº 2 - 1997

Dr. Aurelio Díaz-Ufano Peral: Forjador de la Nueva Cirugía en el Perú
Semblanza

Dr. JOSÉ LUIS HERAUD LARRAÑAGA

 

 

"Si bien es verdad, que en este modesto trabajo, no voy a descubrir nada, también es verdad que representa un sincero y honrado esfuerzo en el que he puesto todo empeño y cuidado para que en el corto tiempo de que se ha dispuesto, salga lo más completo posible".

El 10 de Diciembre de 1928 un joven estudiante de Medicina ponía las líneas glosadas, al inicio de un trabajo monográfico titulado: "Estudio histológico de las Vías Biliares". Sorprende como con sólo 19 años de edad, expone con tanto equilibrio, profundidad y madurez, conceptos que son un código de vida: sinceridad, esfuerzo honrado, empeño y cuidado y por supuesto una gran modestia. El estudiante era Aurelio Díaz Ufano Peral, quien ya en ese trabajo, evidenciaba parte de las cualidades que harían de él un destacado cirujano y profesor de Cirugía. Bajo la guía del Dr. Daniel Mackehenie, a quien reconoce como su distinguido maestro, publica al año siguiente: "Contribución al Estudio de los granos oxidásicos de los Leucocitos", en los Anales Hospitalarios, Revista mensual de Medicina y Cirugía, preparada por los profesionales que prestaban sus servicios en los diversos institutos de Asistencia de la Sociedad de Beneficencia Pública de Lima. El mismo estudio es requerido por los colegas argentinos y vuelto a publicar el 14 de Setiembre de 1931, en "El día Médico" de Buenos Aires.

En 1932. se Cierra la Universidad de San Marcos y Aurelio Díaz Ufano viaja a Europa a terminar sus estudios. En 1933 se gradúa, com laude, en la Universita degli Studi di Roma con una tesis elaborada en el Instituto de Anatomía Humana Normal, bajo la dirección del profesor Dr. Riccardo Versari: "Contribución al Estudio del Tejido Conectivo de los espacios de Kieman en el Hígado Humano". Si en el primer trabajo sobre las vías biliares asombra su habilidad para el dibujo, a tal punto que las reproducciones microscópicas parecen fotografías, en su tesis italianas, las microfotografías de gran calidad, ilustran con nitidez, lo que el va sustentando. Más tarde viaja a Salamanca donde se vuelve a graduar y luego a París, en cuya Universidad se especializa en cirugía.

Echadas las bases de su formación y luego de tres años en Europa, retoma al Perú. El escenario de su formidable ejecutoría, profesional, docente gremial, humana y social: la ciudad de Lima y país, el Perú, estaban en crisis. Sin embargo, luego de revalidar su título, acepta también el reto de dirigir los Servicios de Ginecología y Gastroenterología, en el aspecto quirúrgico, en el recientemente fundado Instituto Nacional del Cáncer, lo cual hace por 5 años.

Pero su verdadera obra al servicio del País y de la Medicina Nacional, estaba aún por comenzar. La oportunidad llega cuando es nombrado Jefe del, en ese entonces, Servicio de Cirugía General del Hospital Obrero, recién fundado. En 1953, un discípulo del Dr. Díaz- Ufano, el Dr. Eugenio Beltroy, analiza en la Revista Fratema, el significado del término Cirugía General, señalando que ha quedado reservado, debido a la evolución de la Cirugía, a los órganos abdominales, glándula tiroides, mamas y paredes abdominales.

Pero hay otro punto fundamental, en el nacimiento y desarrollo de dicho Servicio, que explica su singular crecimiento y significado para la Cirugía Peruana y Latinoamericana. Con ocasión de las Jomadas Médico- Quirúrgicas organizadas por la Asociación Médica Peruana Daniel Alcides Carrión, el 1.º de Diciembre de 1942, en la sede del entonces Hospital Obrero, el Dr. Aurelio Díaz- Ufano manifestó lo siguiente: "Queremos ante todo agradecer al Dr. Francisco Graña, jefe del Departamento Quirúrgico, la simpatía y el apoyo que en todo momento ha demostrado por nuestra labor; ha sido consejero leal e inteligente, el verdadero maestro, que ha sabido estimular al cirujano joven, sin egoísmo ni falsas pasiones, dejando la libertad necesaria para el desarrollo de actividades científicas. Ejemplo digno de imitarse. Para él, nuestras más emocionadas gracias".

De esa manera, la unión entre un médico joven, bien preparado y la experiencia de uno mayor, que alimentaba y apoyaba, la inteligencia, capacidad de trabajo y sueños del primero, dio inicio a una experiencia inédita y que generó una verdadera revolución en la Cirugía del Perú. Díaz-Ufano sostenía que la cirugía no debía ser un simple acto operatorio sino una verdadera Medicina Quirúrgica. Insistía en la estrecha colaboración entre todos los Servicios que permitían un real conocimiento de lo que le pasaba a un paciente. Si la parte médica no lograba la curación de una dolencia, en los casos indicados había que ensayar la curación quirúrgica. Pedía que el enfermo fuera preparado para el acto quirúrgico con la debida anticipación, en especial en el medio, del cual provenían los pacientes que se atendían en el Hospital Obrero, era común, diferentes niveles de malnutrición. Otro hecho realmente interesante y más aún, si comprobamos que fue enunciado en 1942, fue el uso de un medicamento en forma de polvo, tomado por el enfermo 20 minutos antes, de las comidas, con el objeto de formar una película protectora de la mucosa gástrica, mejorando notablemente la gastritis que acompaña a la úlcera.

Preconizaba el uso de la gastroscopía, a la que llamaba gran auxiliar de la clínica, consideraba que no se podía hacer gastroenterología médica o quirúrgica, sin practicar sistemáticamente ese género de exámenes. En su servicio, se creó un consultorio especial para que los cirujanos que esperaban a un paciente, pudieran seguirlo. También estimuló el apoyo del Servicio de Anestesiología, bajo el cuidado, en ese entonces del Dr. Pedro Carlín, para lograr la mejor técnica que beneficie a los pacientes. descuidó el seguimiento de ellos. cuando faltaban a sus citas, contando con el apoyo del Servicio de Asistencia Social.

Con una conceptualización tan integral de la Medicina Quirúrgica como él la llamaba, no fue sorprendente que el accionar del Servicio de Cirugía General del Hospital Obrero mereciera rápido reconocimiento en el país y en el extranjero. En 1948, estando en Santander, luego de asistir a un Congreso del Colegio Intemacional de Cirujanos, celebrado en Roma, declara para el diario Alerta de esa ciudad: "salvar la lesión, salvando la función. De una cirugía mutiladora, queremos establecer otra más humana".

Hacia 1952, ya como Jefe del Departamento de Cirugía, había realizado más de 2 500 operaciones, la cifra, al llegar a los 70 años. Excedía de 20 000. Pasaba sus días en el Hospital, preocupado por sus pacientes, buscando lo mejor para ellos. Un día dijo: "he visto crecer a este Hospital, pero no he podido ver crecer a mis hijos". Su sacrificio personal, representó bienestar para miles de pacientes, pero también para cientos de médicos, que pudieron aprender junto a él, y diseminar por todo el país y el extranjero sus valiosas enseñanzas.

El lugar desde el cual impartió sus lecciones fue indudablemente el Centro Quirúrgico del Hospital Obrero, como señala su distinguido discípulo y actual Jefe del Departamento de Cirugía General del hospital, ahora designado Guillermo Almenara, Dr. Antolín De Zela, insistía en dos o tres cirujanos por operación, el principal y uno o dos ayudantes, luego la enfermera instrumentista, la que daba anestesia la circulante. El postoperatorio mediato e inmediato merecían su mayor atención, así aseguraba que no ocurrieran complicaciones en los pacientes tan cuidadosamente operados.

Se preocupó por dotar al centro con lo mas modemo, desde el colangiómetro de Mallet Guy, el detector electrónico de cálculos para la cirugía biliar, el material de sutura más adecuado, hasta la mesa de operaciones, pasando por máquinas de anestesia. Por último, si el instrumental no le satisfacía, diseñaba uno que era llevado a la practica por un fiel artesano.

Formó las primeras enfermeras instrumentistas, que luego se desparramaron por todo el país y el continente, llevando el nombre del Servicio de Cirugía General del Hospital Obrero por diversos confines.

Como señalara el Dr. Constantino Carvallo, su discípulo, durante un homenaje al Prof. Díaz Ufano: "Como cirujano se podría destacar su genio creativo y su juicio quirúrgico, la seguridad, la meticulosidad, limpieza y orden de su depurada técnica logrando hacer del acto quirúrgico algo bello. También señaló, que introdujo nuevos procedimientos, practicando las primeras gastrectomías totales en el tratamiento del cáncer gástrico, con las más diversas formas de continuidad del tubo digestivo. Concibió un nuevo tipo de gastrectomía subtotal con interposición yeyunal, al mismo tiempo con un cirujano inglés. Normó la colangiografía operatoria como medio de exploración transoperatoria, recalcando que la cirugía biliar no se reduce a una exéresis sitio que es una cirugía de tipo funcional. Igualmente en otro tipo de cirugía, como la ginecológica, la tiroidectomía, las hemioplastías, evidenció su calidad y minuciosidad. Su trabajo hubiera sido redondeado con la construcción de la Sala de Recuperación Postoperatoria, que ideó y planificó y que siendo pionera en América Latina, no llegó a construirse.

Su influencia como maestro era tan grande que en una oportunidad al notar que un psiquiatra tenía condiciones para la cirugía, logró que dejara esa especialidad para dedicarse a esta última y por otro lado el gran clínico actual, a pedido de él, dejó la cirugía por no mostrar suficiente solvencia y encontrar su real y destacadísimo nivel en la Medicina Interna. Sus discípulos que forman una vasta y valiosa Pléyade fueron muchísimos, entre ellos hay que recordar a cirujanos como Julio Revilla Morán, Constantino Carvallo, hijo, Roger Pinillos, Walter Buse, Gilberto Barrantes, Manuel Sánchez Huaco, Arturo Vasi, Eugenio Beltroy, Antolín de Zela y tantos otros más que sabrán disculpar no los mencionemos en esta oportunidad.

Para el Dr. De Zela: la modernidad representada por la cirugía laparoscópica, ha tenido su base en los principios, de la Escuela Quirúrgica que el Dr. Díaz Ufano creó desarrolló. Sin embargo su fibra como docente se hace evidente en un momento crucial y gravísimo para la Profesión Médica Peruana en general y la Educación de las futuras generaciones de médicos en particular. En 1961, un dispositivo emanado del Congreso de la República, disponía que todas las facultades de la Universidad con excepción de la de Medicina, permitieran el cogobierno, esto es, que los estudiantes, en un número que no excediera un tercio del total de miembros, del Consejo de Facultad, deberían decir su palabra en el manejo de la Universidad y sus facultades. Los estudiantes de San Fernando, a la sazón la única Facultad de Medicina en la ciudad de Lima, no aceptaron la exclusión. No se daba otra razón, que la que el dispositivo legal señalaba, en forma escueta: por la naturaleza de sus estudios... etc. La lucha devino en huelga estudiantil y luego la consecuente renuncia de casi todo el profesorado de la Facultad de Medicina de San Fernando. La vida misma de la centenaria Facultad se vio amenazada, pero existieron sanfernandinos, que no permitieron la muerte de su Alma Mater. Entre ellos el Dr. Alberto Guzmán Barrón, solicita al Dr. Aurelio Díaz Ufano ingrese a la docencia universitaria, indicándole la importancia de sus servicios en un momento tan difícil. Para muchos la aceptación del reto, salvó a San Fernando y permitió el apoyo de otros Servicios.

Nace así, la Residencia de Cirugía, que permitió la formación de distinguidos cirujanos. Se crea lo que sería más tarde un antecedente valioso de lo que hoy se llama Servicios Itinerantes. Equipos de cirujanos que salen a provincias a operar, a dictar charlas de actualización, en resumen a enseñar y permitir así que el espíritu de superación, investigación, estudio y reflexión no decaiga en los hospitales del interior del país, asegurando de esa forma, que los pacientes reciban no sólo un trato digno y humano Sitio acorde con los niveles de calidad y modernidad más altos.

Capitán de ese barco de tanto calado y desplazamiento, el Dr. Díaz- Ufano, cosecha innumerables reconocimientos a su labor. Evita la ostentación y el alarde, se refugia en su Centro Quirúrgico y en el cuidado de sus pacientes y en la enseñanza y diálogo permanente con sus discípulos.

Entre los testimonios de ese período, queda la colección de más de 5 000 diapositivas sobre las diversas operaciones y casos estudiados. Sin embargo, su espíritu de colaboración, hace que no pueda sustraerse a ciertas responsabilidades: Preside la Academia Peruana de Cirugía, más tarde la Federación Médica Peruana, la Sociedad Peruana de Gastroenterología, la de Proctología, la de Cancerología, es Vicepresidente del Colegio Internacional de Cirujanos, Presidente de la Asociación Médica Daniel A. Carrión, Presidente del Cuerpo Médico del Hospital Obrero y luego de la Asociación Médica del Seguro Social Obrero.

A nivel docente: Jefe del Departamento de Cirugía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y posterior y posteriormente Decano de la Facultad de Medicina de la misma Casa de Estudios. Diversas Academias de Cirugía del Continente lo acogen con beneplácitpo, así Venezuela, Chile, Bolivia, etc, lo ven arribar con su bagaje de conocimientos y humanidad, verdadero embajador del saber médico de su país. Aprecia la importancia y necesidad de mantener vínculos con los cirujanos del mundo en el área de Cirugía Digestiva y funda el Capítulo Peruano respectivo como rama del Colegio Internacional de Cirujanos y lo preside. Su palabra es escuchada en innumerables eventos médicos: forums, mesas de trabajo, symposiums, trabajos de tesis. Preside el IX Congreso Peruano de Cirugía. Más tarde ejerce la Vicepresidencia del XIX Congreso Mundial de Cirugía realizado en Lima. En dicho evento fue uno de los 4 cirujanos que realizaron operaciones, conjuntamente con Paride Stefanini de Italia, Paul Pemberton de USA y Rene Favaloro de Argentina. Su hace acreedor a muchas condecoraciones. entre ellas: la Orden Hipólito Unanue, en el grado de Gran Oficial, igualmente la Orden Daniel Carrión en el mismo grado, las Palmas Magisteriales, grado de gran Oficial, Medalla de Oro del Colegio Médico del Perú. Medalla de oro y Diploma de la Municipalidad de Lima y en particular algo que el atesoraba mucho, el Bisturí de Oro que la Academia Peruana de Cirugía le otorgó como reconocimiento a su capacidad y obra, al cumplir dicha corporación científica sus Bodas de Oro. Finalmente, la Universidad de San Marcos, lo nombró Profesor Emérito y las Academias Peruana de Cirugía y Nacional de Medicina lo eligen, cada una, Miembro Honorario.

Desde el principio y siguiendo la línea trazada por el Dr. Guillermo Almenara, asume la lucha en defensa de la Seguridad Social, porque era a su entender la defensa del pobre, del desválido, de los que menos tienen, a través de una institución que propicia la solidaridad con el prójimo, a decir de su hijo Aurelio, que es una fuente cercana y para conocer el pensamiento del Dr. Díaz Ufano.

Su emoción social, lo lleva casi al final de su vida a defender a los cesantes y jubilados consiguiendo una ley que exonere del pago del impuesto predial a los que sólo tengan una propiedad. Defendió también, muchos casos de injusticias en la asignación de pensiones de los jubilados.

Persiguió con firmeza y denuedo condiciones de trabajo adecuadas para los médicos así como las mejoras salariales necesarias, el medico al término de su vida profesional debía contar con una adecuada protección social. "Que sean los médicos jóvenes los que luchen por los médicos viejos", solía decir, " y no estos, por ellos mismos".

En 1970, en su segundo período como Presidente de la Federación

Médica del Perú, estuvo al frente de la Huelga Médica, que ocurrió durante el gobierno del General Velasco. El Ministro de Salud de esa época, lo recibió en su Despacho. Al abrirse la puerta y pasar el Dr. Díaz Ufano, el Ministro permaneció sentado detrás de su escritorio. Como había una buena distancia, entre la puerta y el escritorio, el Dr. Díaz Ufano se quedó de pié junto a su puerta. Al ver esto, el Ministro se levantó y avanzó hacia él, lo que fue respondido por el Dr. Díaz Ufano con un movimiento hacia delante, de esa manera ambos, se dieron el encuentro. Este episodio de gran simbolismo, permitió un diálogo muy fluido, en el que se manifestó la buena disposición del Ministro, para comprender y ayudar al gremio médico, en su búsqueda de mejores condiciones de trabajo y adecuada paga.

El 21 de Julio de 1978 al retirarse de su querido Hospital Obrero. El Dr. Constantino Carvallo, uno de sus discípulos, señaló que "la institución perdía un elemento irremplazable, podríamos decir, que es como quitarle uno de los pilares de este Hospital, por su sabiduría y prestigio, pero hay que tener en cuenta que tiene derecho al reposo" terminó. Sin embargo, nadie quería privarse de su invalorable experiencia y conocimientos, por eso fue nombrado Consultor General del Seguro Social del Perú, correspondiéndole a uno de sus distinguidos discípulos, el Dr. Arturo Vasi, hacerle entrega de esa nueva responsabilidad. Por otro lado, el Colegio Médico del Perú, lo invita a incorporarse a su Directiva, para comandar la lucha por los cesantes y jubilados, llegando a presidir la Asociación de Médicos Retirados del IPSS. Al mismo Dr. Vasi le pidió que lo atendiera en una dolencia, que sobrellevó durante varios años, con una actitud valerosa, y hasta risueña; aceptó el cuadro con gran entereza, y nunca se dejo abatir por el desánimo. Como algunos médicos del Almenara han de recordar, cuando era tratado allí, su espíritu docente aparecía para explicar, ya en su propio organismo, lo que estaba pasando. Esos duros años, fueron una permanente enseñanza, sobre como abordar ese episodio que llega en la vida, de todos los seres humanos, el de saber, que una enfermedad, nos acerca al final de nuestro periplo en este mundo.

Sus cualidades de hombre de bien, hijo y padre amantísimo dedicado íntegramente a sus enfermos, a su Hospital, a sus discípulos, docente nato, investigador, innovador, con un alma que trepidaba ante el sufrimiento ajeno y presto a buscar el alivio aún si no estaba a su alcance, estimulador de vocaciones, abridor de nuevas surcos para la Cirugía Peruana y Mundial, hacen de su vida un paradigma, que los jóvenes cirujanos de nuestro país, deben conocer y atesorar.

El 10 de Junio de 1992, estando en la Unidad de Cuidados Intensivos de su querido Hospital Obrero, al cuidado de sus discípulos y amigos, y con la continua presencia de sus familiares, partió en forma sencilla, como consecuencia de un mal, que aún la Ciencia Médica no logra dominar. Hace poco hemos recordado esa partida y su vigencia, estimulada por la devoción y reconocimiento a su obra y enseñanzas cobra singular valor.

'Todo el Gremio Médico del Perú, a través de 50 años y de muchas generaciones médicas, conoce de la elregia personalidad y figura del Dr. Aurelio Díaz Ufano Peral, escribió uno de sus discípulos y actúa Jefe del Departamento de Cirugía General del Hospital Almenara, el Dr. Antolín De Zela, en la nota enviada al Dr. Alejandro Bazán González, discípulo también y Director del Hospital el 1.º de Febrero de 1993, comunicándole la decisión de dicho Departamento, de designar el día 22 de Enero de cada año, recordando el natalicio del Dr. Díaz Ufano, como el Día de la Cirugía General del Hospital Nacional "Guillermo Almenara Irigoyen" y constituyéndose una Junta Directiva para los eventos conmemorativos del caso.

Por su lado la Academia Nacional de Medicina de la que fue miembro conspicuo en Sesión Solemne y por Acuerdo unánime, aprobó conjuntamente con la Sociedad de Parques de la historia de la Medicina Peruana, la colocación de su busto en el Panteón de la Historia de la Medicina. Así mismo, el día 12 de Febrero de 1994, en el Hall Principal del Hospital Almenara, se develó el busto que perenniza su memoria. Las palabras dichas por el Dr. Alejandro Bazán ese día, resuenan con toda validez: "Fue un hombre que sembró su semilla de mística y humanidad en este Hospital. Los médicos del Almenara continuamos siguiendo sus principios y operamos como él nos enseñó, a la par que avanzamos con la Cirugía moderna".