Enfermedades
inducidas por drogas: anemia aplásica adquirida, hepatitis medicamentosa y gastritis
hemorrágica en el hospital nacional Guillermo Almenara Irigoyen de agosto 1998 -
diciembre 2001. Quispe Inga, Juan Carlos; Valencia Santos, Miguel
Ángel.
|
|
GENERALIDADES
2.1 ENFERMEDADES INDUCIDAS POR DROGAS .-
Una enfermedad inducida por drogas es una reacción adversa.(.31.).
Aunque muchas reacciones adversas a medicamentos son evitables, como aquellas asociadas
con los errores de prescripción, muchas son inevitables. Cuanto más drogas se
comercializan y cuanto más individuos consuman, las reacciones adversas continuarán
aumentando probablemente. Por consiguiente, deben crearse mejores formas de acercamiento
con el propósito de detectar, individuos que presentan enfermedades inducidas por
drogas(.31.).
2.1.1 LA CLASIFICACIÓN DE REACCIONES
ADVERSAS
La clasificación y caracterización de reacciones adversas a drogas
puede ser difícil. Las definiciones como "él tóxico", la reacción
"alérgica" o "idiosincrásica" se usa a menudo, pero en muchos casos
estos términos se confunden. La confusión proviene del hecho de que se conoce muy poco
sobre mecanismos responsables de muchas reacciones adversas; sobre todo de aquellas que no
se relacionan a las propiedades farmacológicas de la droga. Se agrega a la confusión, el
hecho, de que farmacólogos, toxicólogos e inmunólogos usan a menudo terminologías
diferentes.
En el año 1991, RAWLINS Y THOMPSON(.31.) crearon un esquema de clasificación que es el
más frecuentemente usado en la actualidad. En el esquema mostrado en el tabla 2.1.1, las
reacciones adversas se dividen en dos categorías: Reacciones que son comunes, predecibles
y que puede ocurrir en cualquier individuo (TIPO A); y las reacciones que son raras, no
predecibles, solo ocurrirá en los individuos susceptibles (TIPO B); aproximadamente el
80% de las reacciones adversas son del tipo A.
TABLA 2.1.1 CLASIFICACIÓN DE LAS
REACCIONES ADVERSAS A DROGAS
REACCIONES DE TIPO A
( Predecibles, comunes y relacionados a la acción farmacológica de la droga)
- Toxicidad o dosis excesiva (Ej. Enfermedad hepática con
altas dosis de paracetamol).
- Efecto colateral (Ej. Sedacion por antihistamínicos).
- Efecto secundario (Ej. Desarrollo de una diarrea por la
terapia antibiótica debido a la alteración de la flora gastrointestinal).
- Interacción de drogas (Ej. Toxicidad por teofilina en
presencia de terapia de eritromicina).
REACCIONES DE TIPO B (No predecibles, no comunes y usualmente no
relacionadas a la acción farmacológica de la droga)
- Intolerancia (Ej. Tinitus por el uso de aspirina)
- Reacción idiosincrásica (Ej. desarrollo de anemia tras
el uso de drogas antioxidantes con presencia de una deficiencia de glucosa 6 fosfato
deshidrogenasa)
- Reacción de hipersensibilidad (inmunológica) (Ej.
Anafilaxis tras la administración de penicilina)
- Reacción seudo alérgica (no inmunológica) (Ej.
Reacción a la solución de radioconstraste)
|
De GRUCHALLA: Lancet,
volumen 356 (9240) 28, 2000, 1505-1511 (.31.) |
Las reacciones de TIPO B no son dosis dependientes y
normalmente no se relaciona a las acciones farmacológicas de la droga, éstas a menudo se
descubren en la etapa de post- comercialización. Se considera que el desarrollo de
reacciones de este tipo se relacionan a factores medio ambientales y genéticos. Se
incluye en esta categoría la intolerancia a un medicamento (Ej. Un efecto indeseable
producido por las acciones farmacológicas de la droga a dosis terapéuticas o
subterapéuticas); las reacciones idiosincrásicas (Ej. Reacciones atípicas que no son
explicables en lo que se refiere a la acción farmacológica conocida de la droga); y las
reacciones alérgicas o de hipersensibilidad (Ej. Reacciones adversas aberrantes que son
el resultado del desarrollo de uno o más mecanismos inmunológicos). Los farmacólogos
consideran que las reacciones alérgicas o de hipersensibilidad son un tipo de reacción
idiosincrásica ya que son imprevisibles, no están relacionadas con la dosis y ocurren en
solo una pequeña proporción de la población (.66.). Por otro lado los inmunólogos
tienden a separar las reacciones idiosincrásicas e inmunológicas de aquellas que son
mediadas inmunologicamente. Para los propósitos de esta revisión, una reacción
idiosincrásica se definirá como una respuesta atípica, no inmunológica a una droga que
no se relaciona con su actividad farmacológica. Para reacciones idiosincrásicas que son
conocidas o se presumen que son mediadas inmunologicamente, se usará el término
alérgico o reacción de hipersensibilidad.
Se debe mencionar otros dos tipos de reacciones adversas:
Reacciones de TIPO C, asociadas con la terapia a largo plazo y se
incluyen por ejemplo dependencia a las benzodiacepinas y nefrotoxicidad del analgésico
estas son bien conocidas y pueden ser prevenidas.
Reacciones de TIPO D se refieren a los efectos teratogénicos de un
carcinogénico. Esta reacción tarda en aparecer y son muy raras, desarrollan
mutagenecidad.
Las reacciones de hipersensibilidad pueden ser clasificadas en aquellas que son mediados
por anticuerpos específicos a una droga y aquellas que son mediados por linfocitos T
específicos a una droga. (cuatro tipos específicos de reacción de hipersensibilidad han
sido descritos por GELL y COOMBS (.14.) (la hipersensibilidad inmediata, citotoxicidad,
complejo inmune e hipersensibilidad de tipo tardía), pero muchas reacciones adversas no
encajan en cualquiera de estas categorías, a pesar de tener los rasgos consistentes a un
mecanismo inmunológico, y la falta de información de este tipo de reacciones es debida
al hecho que estas reacciones son raras, impredecibles y no reproducibles en modelos
animales.
2.1.2 VALORACIÓN DE LA ENFERMEDAD INDUCIDA POR DROGAS
Se solicita a los médicos que evalúen la reacción adversa, mientras se desarrolla o
después, cuando la evidencia clínica del evento se ha resuelto. Si el paciente está en
medio de una reacción adversa; la historia clínica, los resultados de un examen físico
y la información de laboratorio constituyen la información que se usara para encontrar
la droga responsable, así como ayudará a elucidar cual es el tipo de reacción. En
muchos casos sin embargo, la reacción adversa, ya se ha resuelto hace mucho tiempo y el
médico no tiene la información objetiva para decidir si administrar o no la droga en
cuestión. Incluso aquí la información más útil se puede obtener si se tiene una
historia clínica detallada.
A continuación se muestra la información que debe obtenerse durante la valoración de un
paciente que ha tenido un reacción adversa asociada a drogas.
Interrogantes a hacer cuando se
valora a un paciente con sospecha de una reacción adversa por drogas
- ¿Hay alguna historia de reacción inducida por drogas? Si
hay ¿cuáles son las características previas a la reacción?
- ¿En que fase durante la terapia ocurrió la reacción
adversa?
- La reacción en el tiempo ¿Qué drogas fueron tomadas por
el paciente, y cual fue cada dosis?
- ¿Tiene el paciente historia de exposición a cualquiera
de estas drogas previamente?
- ¿Con que otros problemas médicos esta el paciente?
- ¿Cuáles son las manifestaciones clínicas de la
reacción inducida por drogas y pueden estas manifestaciones ayudar a determinar cada
droga que fue responsable para la aparición de la reacción adversa?
- ¿Habría cualquier dato de laboratorio anormal que puede
explicarse como una reacción inducida por drogas?
- ¿Cuándo la droga fue discontinuada la reacción cesó?
|
De GRUCHALLA: Lancet,
volumen 356 (9240) 28, 2000, 1505-1511(.31.) |
A veces es muy fácil encontrar la causa de una presunta reacción
adversa inducida por droga, sobre todo si el paciente esta tomando una sola droga en ese
momento. Sin embargo, en individuos que padecen varias enfermedades crónicas, como
hipertensión, diabetes o enfermedad de la arteria coronaria y normalmente toman varios
medicamentos podría ser difícil identificar la causa. La relación temporal entre la
administración de la terapia y la aparición de la reacción adveras es muy útil. Una
droga que se ha administrado durante varios años es improbable que pueda ser la causa de
la reacción adversa. Otra consideración temporal es que al contrario de las reacciones
de TIPO A, las reacciones de hipersensibilidad inmunologicamente mediadas requieren de un
periodo de sensibilización de varios días. Las reacciones de hipersensibilidad no
ocurren a menudo durante el primer curso de la terapia, pero se presenta durante los
cursos subsiguientes. Un cuadro confuso aparece cuando se presenta en los pacientes una
reacción adversa a la primera dosis, parece ser clínicamente anafiláctica. Esto puede
ser debido a que el paciente estuvo expuesto previamente a una droga o a un agente que
provoco una reacción cruzada y había provocado la formación de anticuerpos Ig E droga
específicos, o la reacción se pareció clínicamente a una anafilaxis pero por un
mecanismo inmune que no estaba relacionado. Las reacciones de este último tipo
(seudoalérgicas) puede ser causado por ejemplo, por medios de radiocontraste, agentes de
bloqueo neuromuscular, opioides, coloides, expansores de volumen y algunos antibióticos
(vancomicina).
Aproximadamente el 50 % de los casos del Síndrome de Stevens Jonson son inducidas por
drogas y otro 50% por otros agentes. Entonces al evaluar a un paciente con el Síndrome de
Stevens Jonson deben considerarse causas inducidas y no inducidas por drogas.
2.1.3 LA PRUEBA DIAGNÓSTICA PARA LA ENFERMEDAD INDUCIDA POR
DROGAS
Como se mencionó previamente, las reacciones adversas predecibles (TIPO A), se relacionan
con propiedades farmacológicas de un agente y se describen bien en el perfil
farmacológico de una droga, cuando se comercializa. Por lo contrario las reacciones (TIPO
B) no son predecibles y son no comunes. Por estas razones, es deseable tener una prueba de
diagnóstico que permita predecir si un sujeto está o no en riesgo de desarrollar una
reacción adversa a una droga que será administrada. Las reacciones adversas
idiosincrásicas y las reacciones debido a la intolerancia a la droga ocurrirá de nuevo,
si la droga causante es readministrada.
Por consiguiente, las herramientas de diagnóstico sólo serán útiles para las
reacciones de hipersensibilidad de aquellos que se presumen que son mediados
inmunológicamente, las reacciones de TIPO B.
Las pruebas de laboratorio generales pueden ser útiles para algunos tipos de procesos de
la enfermedad inducida por drogas, sobre todo cuando esta involucrado un órgano
especifico, una o más de las siguientes pruebas puede ser útil: las pruebas de la
función hepática, valores de creatinina o nitrógeno de urea en sangre, hemograma,
análisis de orina y radiografía de tórax. También será útil los marcadores
bioquímicos e inmunológicos que confirman la activación del complejo de
inmunocompatibilidad (.1.); mientras, dependiendo del tipo de reacción, los datos de
laboratorio siguientes pueden ser útiles: las concentraciones totales de los complementos
hemolíticos ( para reacciones inducidas por drogas mediadas por inmunocomplejos que
producen la activación del complemento), los anticuerpos antinucleares (para lupus
inducido por drogas); y los metabolitos de la histamina en orina durante el periodo de 24
horas ( para anafilaxis inducida por drogas)
Aunque las herramientas de diagnóstico especificas existen, para la valoración de
hipersensibilidad de enfermedad inducida por drogas, están limitados en número por dos
razones:
Primero: para muchas reacciones
inducidas por drogas, los productos de degradación o metabolitos de la droga son
responsables de la reacción. Por consiguiente, sin conocimiento clínico de los factores
determinantes de la droga, no se pueden proponer nuevos materiales de diagnóstico.
Segundo: en muchos casos los mecanismos
reales responsables de las reacciones adversas no se ha dilucidado, por ello no es posible
escoger una prueba apropiada. Aunque los anticuerpos específicos a la droga pueden estar
presentes en un paciente con hepatitis inducida por drogas, su presencia no significa
necesariamente que ellos sean responsables para el desarrollo de la enfermedad.
Para las reacciones de hipersensibilidad
inmediata, la comprobación superficial puede hacerse para determinar si los anticuerpos
Ig E específicos existen. Su presencia indica que el paciente en riesgo de presentar una
reacción Ig E mediada, incluso la anafilaxis, si ese agente fuera administrado otra vez.
La comprobación en la piel es especialmente útil para polipéptidos que son
multivalentes y de peso molecular grande como toxoides, insulina y estreptokinasa. Es
menos útil para agentes de bajo peso molecular, como los antibióticos, (salvo para la
penicilina); no se han determinado aún los determinantes inmunológicos para la mayoría
de antibióticos. A pesar de esta falta de conocimiento, puede obtenerse información
valiosa si se hacen pruebas superficiales con concentraciones no irritativas de
antibióticos. Un resultado positivo hace pensar en la presencia de anticuerpos Ig E
específicos a la droga. En contraste, un resultado negativo podría significar que,
cualquiera de los anticuerpos IgE específicos a la droga están ausentes o que están
presentes pero no son perceptibles, porque un inmunogen inapropiado se uso como reactivo
en la comprobación.
La incapacidad para descubrir los anticuerpos de Ig E específicos a la droga no significa
que ellos estén ausentes; los anticuerpos pueden estar presentes pero no son
perceptibles, quizás porque el antigeno que se acopló al disco de la prueba no es
clínicamente apropiado.
Médicos y pacientes deben comprender que en la mayoría de casos, ninguna prueba
diagnóstica contestará la pregunta: ¿El paciente es alérgico?.
2.1.4 ESTRATEGIAS PARA EL MANEJO DE LA ENFERMEDAD INDUCIDA POR
DROGAS
Si la relación de droga-enfermedad se ha establecido y hay necesidad de administrar la
droga implicada otra vez, pueden considerarse varias opciones (.7.) (tabla 2.1.4.1). Para
las reacciones TIPO A sólo pueden requerirse menores modificaciones antes de la
readministración de la droga. En el caso de toxicidad, si el tejido afectado se puede
regenerar, la toxicidad es totalmente reversible. Los efectos colaterales de la droga y
los efectos secundarios también pueden resolverse administrando dosis más bajas de la
droga. Sin embargo, desde que esta resolución puede ocurrir a dosis subterapéuticas,
puede ser necesario empezar la terapia con una droga alternativa para que el proceso de la
enfermedad pueda ser tratado óptimamente. Las interacciones droga-droga también son
relativamente fáciles de manejar. Lo que se requiere es una modificación de la dosis de
una o ambas drogas. Sin embargo, desde que pueden predecirse a menudo las interacciones de
droga-droga no deseables, en la mayoría de los casos, este tipo de reacción adversa debe
prevenirse antes de que aparezca. Para las reacciones de tipo B, sobre todo la
intolerancia a la droga, la droga implicada puede administrarse otra vez si la reacción
adversa no fuera complicada. (Ej. Tinnitus por aspirina).
Sin embargo para las
reacciones idiosincrásicas, se aconseja más cautela. Adkinson (.1.) sugiere que para
estas reacciones, la severidad de la reacción debe ser considerado primero. Si la
reacción fuera severa (Ej. Necrosis superficial inducida por warfarina, en presencia de
deficiencia de proteína C) la droga no debe ser administrada. Si una reacción adversa
ocurre debe evaluarse ambos factores, la severidad de la reacción adversa y la necesidad
de utilizar la droga antes de tomar la decisión sobre la continuación o interrupción de
la droga. Otra opción es utilizar un placebo enmascarado para confirmar que los síntomas
clínicos mostrados durante la prueba eran inducidos por drogas.
2.1.5 EVALUACIÓN EPIDEMIÓLOGICA DE ENFERMEDADES INDUCIDAS POR
DROGAS
Las reacciones adversas son un problema potencial cuando los médicos prescriben o
recomiendan drogas. Los principios epidemiológicos, cuando se combinan con el juicio
clínico, puede ser de ayuda, iniciando con una apreciación de las fortalezas y
debilidades de las fuentes de información de los diferentes ensayos clínicos de
reacciones adversas, -casos reportados y los estudios epidemiológicos formales-. Los
últimos estudios proporcionan información sobre los riesgos de reacciones adversas
serias a drogas. Comprendiendo los diferentes tipos de estimaciones de riesgo, los
relativos y absolutos, también es necesario que enfatizemos el valor del riesgo absoluto,
como la mejor medida del impacto de una reacción adversa.
Es importante equilibrar riesgos y beneficios, teniendo en cuenta toda la información
sobre el perfil de riesgo de un caso individual(.16.). Las reacciones adversas no fatales
y generalmente comunes, como la náusea, tienen un efecto sustancial en el paciente y
puede llevar a cambios en la terapia, o afectan el cumplimiento o calidad de vida. Los
mayores riesgos y las reacciones adversas a drogas potencialmente fatales deben ser
considerados cuidadosamente antes que se prescribe una droga .
Los eventos droga-inducido más severos generalmente son los más raros. Por ejemplo, las
discrasias sanguíneas como agranulocitosis, anemia aplásica, o reacciones cutáneas que
amenazan la vida, como la necrosis tóxica epidérmica, que ocurre con una proporción
anual de dos a cinco por millón.(40,84) Otros desórdenes comunes como el sangrando
gastrointestinal superior, también causado por las drogas, la proporción de su
ocurrencia atribuible al medicamento, tiende a ser menos pequeña. Ciertas enfermedades
serias como el cáncer de endometrio ó infarto del miocardio también son a veces
conocidas por ser droga-inducido, pero por drogas que sólo responden en una proporción
pequeña en su ocurrencia.
En este papel, nosotros nos concentraremos en las reacciones adversas serias, con la
intención de proporcionar un poco de perspectiva en los riesgos potenciales y beneficios
de terapia de droga, y en cómo interpretar la información disponible en la decisión
clínica para los pacientes en cada caso individual. A lo largo, nosotros enfatizamos la
necesidad de considerar la incidencia de la reacción adversa en disputa entre los
pacientes expuestos a la droga.
Generalmente se diseñan los ensayos clínicos para mostrar la eficacia de la droga, pero
ellos también documentan los efectos colaterales comunes. Las reacciones adversas serias
que frecuentemente ocurren pueden ser normalmente vistos en los ensayos de pre
comercialización que produce la droga antes de ser liberado al mercado, a menos que
también confiere algún beneficio que pesa más que el riesgo (Ej, quimioterapia de
cáncer). Sin embargo, las reacciones serias son demasiado raras para ser descubiertas con
los tamaños de la muestra que son insuficientes para evaluar la eficacia, o ellos sólo
ocurren después de intervalos que no se cubren por la duración relativamente corta de
los ensayos. Una limitación grande es que, pacientes que toman parte en los ensayos
clínicos, son muy seleccionados y los modelos de uso de droga son cuidadosamente
controlados. Así, los resultados de ensayos clínicos, particularmente con respecto a las
reacciones adversas, no pueden ser transpolados a la realidad.
Después de que una droga se ha comercializado, la primera línea de defensa en el
descubrimiento de las reacciones adversas son los registros oficiales de casos
individuales reportados, en que médicos notan yuxtaposiciones raras al tratamiento y los
resultados adversos (aunque a veces se generan las nuevas hipótesis en los estudios
epidemiológicos). los registros oficiales de casos reportados son los eventos casi raros
o llamativos que son generalmente publicados, o eventos que inmediatamente siguen después
de administrada la terapia (Ej. anafilaxis).
2.2 ANEMIA APLÁSICA
2.2.1 DEFINICIÓN
Deficiencia de todos los elementos formes de la sangre, como
consecuencia de una insuficiencia medular, que no es capaz de generar nuevas células.
Puede deberse a una enfermedad neoplásica de la médula ósea o bien a la destrucción de
la misma como consecuencia de la exposición a compuestos químicos tóxicos, a
radiaciones ionizantes o a fármacos (18).
El término anemia aplásica se aplica a la insuficiencia medular
global de tipo cuantitativo, con desaparición de los precursores hematopoyeticos; estos
quedan sustituidos por células grasas. De ello se deriva una insuficiente producción de
los elementos formes con la consiguiente pancitopenia. En estricto rigor terminológico,
el calificativo de anemia es, en este caso, demasiado restrictivo, por cuanto no se trata
de una afección exclusiva de la serie roja. Pero el uso ha hecho que el termino anemia
aplásica se halla generalizado, en detrimento del más idóneo de aplasia medular. (.39.)
En 1888, Paúl Ehrlich refirió el caso de una mujer de 21 años que
falleció a consecuencia de una profunda anemia o neutropenia. En el examen necrópsico se
descubrió que la medula ósea era amarilla e hipocelular. Se trataba probablemente de la
primera descripción de esta enfermedad, pero hasta la introducción del examen medular in
vivo, en la década de 1930, no se deslindó este proceso de otras causas de insuficiencia
medular, tales como la mielofibrosis y hematopoyesis ineficaz.(.39.)
El concepto actual del termino anemia aplásica incluye no solamente el cuadro agudo y
fulminante descrito por Ehrlich, sino también los cuadros clínicos de pancitopenia con
aplasia medular con curso crónico pudiendo ser idiopática o adquirida en relación a la
existencia o no de exposición de agentes tóxicos de la medula ósea. También se han
observado casos similares que se inician en la infancia, de tipo familiar y usualmente
asociado con malformaciones congénitas como es el caso de anemia de Fanconi. (.96.)
CLASIFICACIÓN ETIOLÓGICA DE ANEMIA APLÁSICA ADQUIRIDA (.39.)
A Aplasia medular ideopatica
B Aplasia medular secundaria
· Radiaciones ionizantes
· Medicamentos
Efecto regular (dosis dependiente)
Citostaticos
Radiación ionizada
Antimetabolitos
Reacción idiosincrásica
Cloranfenicol,
Antirreumáticos, Sales de oro, Otros
· Benzol y otros tóxicos industriales
· Virus
Virus de Epstein-Barr
(mononucleosis infecciosa)
Hepatitis B y C
Parvovirus B19
Citomegalovirus
Virus del SIDA
· Enfermedades inmunológicas
· Fascitis eosinofilica
· Hipoinmunoglobulinemia
· Timoma
· Enfermedad de injerto contra el huésped
· Hemoglobinuria paroxística nocturna
· Embarazo
C Aplasia constitucional (anemia de Fanconi)
2.2.2. INCIDENCIA Y EPIDEMIOLOGÍA
La incidencia, así como la distribución por edad y sexo varían notablemente de un país
a otro. Durante los recientes años, la Unidad de Epidemiología de Boston ha promovido
una investigación cooperativa internacional, con gran rigor metodológico, acerca de la
incidencia de la anemia aplásica en Europa occidental e Israel. Las ciudades o países
que sirvieron de base para dicho estudio fueron Berlín, Barcelona, Israel, Milán,
Budapest, Sofía y Estocolmo/Uppsala. De dichos análisis en una población superior a 20
millones de habitantes se desprende que la incidencia de aplasia medular es inferior a lo
que se había referido en estudios previos. Mientras en una serie de observaciones más
antiguas, dicha incidencia se situaba en 4 y 25 casos nuevos por año y millón de
habitantes, en el estudio cooperativo internacional, la incidencia era inferior a 3 casos
nuevos por año y millón de habitantes(.101.). Estas diferencias no son debidas a que la
incidencia haya variado sustancialmente de una época a otra (aunque haya disminuido el
empleo de algunos fármacos mielotoxicos), sino más bien al distinto enfoque
metodológico.
La aplasia medular no muestra predominio por sexos y puede aparecer a cualquier edad. La
incidencia aumenta con el transcurso de la vida siendo claramente superior después de los
55 años. En algunas regiones se advierte, además, un pico en los varones jóvenes, entre
15 y 25 años de edad.
En el extremo oriente, particularmente en el sudeste asiático, la incidencia es mucho
mayor a 25/1`000,000hab., probablemente tres o cuatro veces mas que en Europa Occidental y
Estados Unidos; más que a factores raciales, puesto que los inmigrantes estadounidenses,
procedentes de aquellas regiones geográficas, presentan la misma incidencia que los
nativos, se debe a factores ambientales, sean del tipo tóxico químico o infeccioso. La
incidencia es mayor en Oriente que en Occidente y parece estar ligada a factores
ambientales y no a genéticos, pues diferentes grupos étnicos, en una misma región,
presentan similar incidencia, como ocurre con los japoneses que viven en Hawai.
En general la incidencia es de 2 a 6 casos por millón de habitantes y año en la mayoría
de estudios.(.34.)
2.2.3 ETIOLOGÍA
En cerca de la mitad de los casos de anemia aplásica no se encuentra ninguna etiología
en el interrogatorio del paciente y se denominan casos de anemia aplásica
ideopatica.(.96.) Como cabe advertir, este proceso se ha relacionado con numerosas causas.
Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones esta relación etiológica no puede
establecerse con firmeza, sino únicamente sospechar con mayor o menor verosimilitud.
Cuando no se puede ni si quiera tener una presunción etiológica, designamos la aplasia
medular como ideopatica o sin causa conocida, situación que suele producirse en la
practica clínica en mas del 50% de los casos.(.39.)
Existen varios agentes que causan daño a la medula ósea en relación con la dosis, entre
los que han de señalarse radiaciones ionizantes, antineoplasicos y derivados de benceno.
La lesión causada a la medula ósea por estas sustancias depende de la dosis y, en la
mayoría de los casos, es reversible. Otros agentes causantes son aquellos que producen
daño medular independientemente de la dosis; en estos casos, la eliminación del agente
no siempre resuelve la hipoplasia(.80.). El cuadro 2.2.3 muestra algunas de las sustancias
que producen anemia aplásica.
CUADRO 2.2.3 SUSTANCIAS QUE PUEDEN PRODUCIR ANEMIA
APLÁSICA (.96.)
A. Sustancias que siempre
producen anemia aplásica si se administran a dosis y tiempo
suficientes
Radiación ionizada: Radioterapia isótopos radiactivos.
Agentes citostaticos: mostaza nitrogenada y derivados,
vinblastina-vincristina.
Antimetabolitos: 6 mercaptopurina, metotrexate.
B. Sustancias que ocasionalmente producen anemia aplásica
Antibacterianos: cloranfenicol - sulfas; Analgésicos fenilbutazona -
oxifenilbutazona.
Hipoglicemiantes orales: tobutamida, carbutamida, clorpropamida.
Sedantes y tranquilizantes: meprobamato - clorpromazina
Antitiroideos: propiluracilo - tiuracilo
Solventes: derivados del benceno; Insecticidas: clordano - lindano
otros: compuestos de oro, atebrina, pirimetamina
No es tan sencillo adjudicar un agente especifico para la anemia aplásica. El
International Agranulocytosis and Aplastic Anemia Study acepta como causa probable de la
entidad el contacto con sustancias químicas que ocurre como mínimo durante 29 días en
un periodo de 180 días previos a la admisión del enfermo. Los insecticidas con gran
frecuencia se identifican como causantes de hipoplasia medular en México , Sánchez Medal
y colaboradores encontraron contacto con DDT y DDVP en 24% de los pacientes con anemia
aplásica y contacto con cloranfenicol en 7%. Estas experiencias contrastan con lo que se
informa en los países de Oriente y Europa, así como en los Estados Unidos, donde se
considera que el cloranfenicol tiene una relación causal en uno de cada 2.5 enfermos. En
China, una de cada 60000 personas que recibe cloranfenicol desarrolla anemia aplásica. En
Estados Unidos, el antibiótico desempeña un papel causal en 43 % de los casos, en tanto
que los insecticidas se asocian con 6.5%.(.80.)
Los analgésicos constituyen agentes que con frecuencia se relaciona con hipoplasia
medular. La indometacina es el fármaco mas comúnmente involucrado (12.7%); el
diclofenaco se asocia con 8.8% y la butazona, con 8.7 %. Se considera que el riesgo de
adquirir anemia aplásica con butazona es 400 veces más alto en la población no
expuesta. El mismo riesgo se corre con anticonvulsivantes. La relación de hipoplasia
medular con hepatitis es cada vez más evidente. Actualmente se considera que uno de cada
mil enfermos de hepatitis desarrolla anemia aplásica.(.80.)
Medicamentos
1 Citostáticos.- los citostáticos son capaces de
causar anemia aplásica de modo regular, siempre que se administre en dosis y tiempo
suficiente. Su efecto se ejerce directamente sobre el DNA (alquilantes) o alguna fase de
la síntesis de dicha macromolécula (p. Ej., antipurinicos o antipirimidinicos). La
administración repetida puede agotar las reservas medulares en stem cells y conducir a
una aplasia crónica.
2 Cloramfenicol . - esta droga se introdujo al
mercado en 1948. por su efectividad terapéutica, amplio espectro, facilidad de
administración y bajo costo se popularizó su empleo. Produce dos tipos de anemia
aplásica como:
a) Anemia aplásica tardía: en 1952 se publicaron los primeros casos. En
el presente se han informado centenares de casos. La pancitopenia y la anemia suelen
aparecer de 3 a 6 meses de haber recibido la droga. La acción toxica es independiente de
la dosis y de la vía de administración y se pueden presentar en quienes la reciben por
primera vez o repetición. Se caracteriza por su agresividad y ser rápidamente fatal.
Cerca del 80% mueren antes de los 10 meses. Su frecuencia es escasa. El riesgo actual de
desarrollar anemia aplásica tardía después de recibir la droga, se calcula en 1 a
20.000 o 30.000 pacientes, frecuencia 13 veces mayor de lo esperado en la anemia aplásica
ideopática. La causa más probable es una predisposición genética bioquímicamente
determinada. Ha sido descrita en gemelos idénticos.(.39.)
b) Anemia aplásica aguda secundaria a cloranfenicol: es común y suele
presentarse cuando se administra a dosis mayor de 30 mg. por kilo de peso/día, durante
más de una semana. Inicialmente hay celularidad medular normal, freno en la maduración,
vacuolizacion de los proeritroblastos, plasmocitosis, elevación del hierro sérico,
aumento de la saturación de la transferrina, retardo en el aclaración del hierro
reticulocitopenia y anemia. Si la administración de la droga se continua, se produce
pancitopenia y aplasia medular. La toxicidad medular es reversible a la suspensión de la
droga. Se debe al efecto farmacológico que produce daño a la mitocondria e inhibición
de la síntesis de proteínas.(.96.)
La forma más grave de insuficiencia medular relacionada con el cloranfenicol es una
reacción "idiosincrásica". Este es el fármaco aislado que más se ha
incriminado en casos de anemia aplásica. Estos pacientes presentan pancitopenia intensa
y, a menudo, aplasia medular irreversible y mortal. Esta complicación se calcula que
tiene lugar aproximadamente en uno de cada 50 000 pacientes tratados con el fármaco. La
aparición de anemia aplásica no parece estar relacionada con la dosis o con la duración
de la administración. Esta aplasia medular no se puede prever ni evitar mediante
controles hematológicos, ya que puede aparecer después de la suspensión del
tratamiento. Desgraciadamente, se han producido muchos casos de anemia aplásica mortal en
pacientes que recibieron cloranfenicol por razones banales o dudosas. Por tanto, no se
debe utilizar este antibiótico cuando se disponga de alternativas razonables.(.34.)
3. Otros medicamentos: Otros fármacos no
relacionados pueden ser responsables de la aparición de anemia aplásica. Estos agentes
pueden clasificarse en dos clases: aquellos en los que se han descrito diversos casos y,
por tanto, se ha demostrado un potencial tóxico definido, y aquellos en los que sólo se
han descrito algunos casos y, por tanto, en el momento actual solo existe la posibilidad
de potencial toxico entre los que podemos mencionar: fenitoina, fenilbutazona,
quinacreina, sulfonamidas y sales de oro. El establecimiento de estas relaciones a menudo
se hace más confuso por el hecho de que muchos de los pacientes han tomado múltiples
fármacos.(.34.)
Entre los antimalaricos debe destacarse la Atebrina la cual en la Segunda Guerra Mundial
tuvo incidencia de anemia aplásica mortal en el 3 por 100,000. En Colombia estamos viendo
con frecuencia la anemia aplásica por primetamina, empleada en el tratamiento de la
malaria por P. Falciparum y en la toxoplasmosis, la cual inhibe la hidrofolico reductasa
induciendo pancitopenia, medula megaloblastica y aplasia medular. (.96.)
También la anemia aplásica está asociada a ciertos tipos de sustancias tóxicas,
infecciones, a causas congenitas e inmunitarias.
2.3 HEPATITIS MEDICAMENTOSA
2.3.1. DEFINICIÓN
La hepatitis es un proceso inflamatorio y necrótico de las células hepáticas que puede
ser producido por toxinas, virus, gran diversidad de medicamentos y agentes
químicos.(.82.)
La hepatotoxicidad es un diagnóstico infrecuente, no únicamente debido a su relativa
rareza en comparación con otras etiologías de enfermedad hepática sino a la ausencia de
parámetros, clínicos o de laboratorio específicos. La dificultad diagnóstica se agrava
por circunstancias tales como las alteraciones hepáticas que pueden llegar a producir
enfermedades para las que se prescribió el tratamiento sospechoso (Ej. Infecciones
bacterianas), el frecuente consumo simultáneo de fármacos, tratamientos subrepticios
(automedicación, hierbas medicinales), o la información perdida (medicamentos olvidados)
u ocultada en la anamnesis. (.77.)
Multitud de factores asociados como genéticos, edad, sexo, dieta, tabaco y alcohol,
gestación, enfermedad preexistente y consumo simultáneo de otros fármacos, pueden
interferir en el metabolismo hepático de los medicamentos; bien por actuar como
inductores o inhibidores enzimáticos o por alterar los sistemas de detoxificación,
exacerbando o atenuando el potencial hepatotóxico de un agente.(.77.)
El daño hepático idiosincrásico se sitúa entre 1/10.000 a 1/100.000 exposiciones
(.73.)
2.3.2. INCIDENCIA Y EPIDEMIOLOGÍA
Entre los múltiples efectos adversos de las medicaciones, la toxicosis hepátobiliar es
una de las más frecuentes, y constituye el 5% de todas las reacciones registradas por
fármacos. Los patrones clínicos y bioquímicos de la lesión pueden dar impresión de
cualquier enfermedad hepática aguda o crónica. El producto del metabolismo de los
medicamentos de los cuales suele esperarse que produzcan lesión hepática, de manera
dependiente de la dosis, se denominan hepatotoxinas intrínsecas. Aunque el mecanismo
preciso de la lesión hepática sigue mal definido, las hepatotoxinas intrínsecas y sus
metabolitos por lo general lesionan a los hepatocitos mediante alteraciones estructurales
y funcionales directas de los elementos subcelulares vitales. Las hepatotoxinas
intrínsecas suelen producir un patrón zonal de lesión, que resulta de producción
metabólica o acumulación en una región particular del lobulillo hepático. En
contraste, las hepatotoxinas idiosincrásicas, que son producidas por el metabolismo de
medicamentos que no suele esperarse que produzcan lesión hepática, producen de manera
impredecible lesión hepática en un pequeño porcentaje de los individuos susceptibles.
Estos agentes suelen causar lesión, con mediación inmunitaria, por una reacción de
hipersensibilidad. Por tanto, el comienzo de la hepatotoxicosis idiosincrásica se retrasa
de manera característica varias semanas, y se puede acompañar de fiebre, erupción,
eosinofilia y granulomas hepáticos.(.53.)
2.3.3. ETIOLOGÍA
Son muchos los fármacos y agentes químicos que pueden causar hepatitis indistinguible de
la forma viral. Estas reacciones son idiosincrásicas, impredecibles y no dependen, por lo
general, de la dosis.(.82.)
El hígado tiene una gran capacidad de reserva funcional, por lo cual su funcionamiento no
se altera cuando sólo existen lesiones localizadas o focales. La capacidad de reserva se
sobrepasa cuando el daño afecta el órgano de manera difusa, dando origen a una serie de
perturbaciones fisiológicas con expresión clínica y bioquímica que constituyen el
síndrome de insuficiencia hepática.(.82.)
No todas las reacciones medicamentosas adversas del hígado pueden catalogarse como
tóxicas o idiosincrásicas. Por ejemplo, los anticonceptivos orales, que combinan
estrógenos y gestagenos, pueden alterar la función hepática e incluso producir
ictericia. Sin embargo, no producen necrosis ni infiltración grasa; las manifestaciones
de hipersensibilidad suelen estar ausentes y la susceptibilidad de desarrollar colestasis
inducida por anticonceptivos orales parece estar determinada genéticamente.
Los fármacos y químicos que causan daño directo desencadenan reacciones reproducibles a
dosis dependiente. La gran mayoría de las personas expuestas sufren daño que se
manifiesta varios días después de la exposición. Por su parte, los hepatotóxicos, por
idiosincrasia, causan daño difícilmente reproducible, afectan sólo a la minoría de las
personas expuestas; pueden ser o no dosis dependiente y usualmente requieren varias
semanas de exposición antes de que se manifiesten los síntomas clínicos. Esta clase de
respuesta es una reacción de hipersensibilidad inmunológica que se acompaña de
hipertermia, linfoadenopatía, artritis o artralgias, rash y eosinofilia. En todo caso, se
reconoce una predisposición inmunológica individual en donde participa el complejo mayor
de histocompatibilidad de los leucocitos HLA.(.34.)
Ante la injuria, la célula hepática interpone mecanismos de defensa que incluyen la
acción enzimática de las glutatión -S- transferasas, peroxidasas, hidrolasas y
glucuronil transferasas. Es posible que la deficiencia genética de estas sustancias sean
las determinantes de la susceptibilidad al daño por medicamentos (Cuadro 2.3.3.1).(.82.)
CUADRO
2.3.3.1 PRINCIPALES LESIONES HISTOPATOLOGICAS HEPATOCELULARES CAUSADAS POR
MEDICAMENTOS Y SU CORRELACION CON ALTERACIONES BIOQUÍMICAS(.82.)
|
Tipo de lesión |
Aminotransferasa |
Fosfatasa alcalina |
Ejemplo |
Necrosis aguda |
Aum. 10-500 veces |
Aum. 1-2 veces |
AINES-tetracloruro |
Hepatitis aguda |
Aum. 10-200 veces |
Aum. 1-2 veces |
de carbono |
Colestasis |
Aum. 5-10 veces |
Aum. 1-3 veces |
Antituberculosos, anticonvulsivantes Etanol |
2.3.4. CARACTERÍSTICAS DE ALGUNAS REACCIONES HEPATOTOXICAS INDUCIDAS POR DROGAS
Aunque la mayoría de los efectos hepatotoxicos involucran la necrosis
del hepatocito, algunas drogas dañan los conductos de la bilis o los canalículos
causando colestasis sin daño marcado de los hepatocitos. Otros agentes terapéuticos
afectan las células del endotelio (produciendo enfermedad veno-oclusiva o fibrosis)
acumulación de grasa en las células del Ito o causa un modelo particular de lesión
hepática afectando a múltiples células. La manera más practica de categorizar las
reacciones que ocasionan una lesión hepática es según el tipo de reacción observada,
que toma en cuenta los cambios histológicos y el tipo de célula que está involucrada,
así como el cuadro clínico(.34.).
Fármacos que producen hepatotoxicidad
Paracetamol
El paracetamol produce una necrosis hepática centrolobulillar grave cuando se ingiere en
dosis altas, ya sea con fines suicidas o accidentales por niños. Una dosis única de 10 a
15 g. a veces menos, puede producir manifestaciones clínicas de lesión hepática. El
acetaminofen es ejemplo de un agente que causa una reacción tóxica directa. La
ingestión de 25 g o más suele producir (aunque no de forma obligada) una enfermedad
mortal fulminante. Las concentraciones sanguíneas de paracetamol guardan relación con la
lesión hepática (concentraciones superiores a 300 ug/mL al cabo de 4 horas de ingestión
predicen la aparición de una alteración grave, mientras que por debajo de 150 ug/mL
hacen muy improbable que se desarrolle lesión hepática). Al cabo de 4 a 12 horas de la
ingestión aparecen las primeras manifestaciones, consistentes en náuseas, vómitos,
diarrea, dolor abdominal y shock. Estas manifestaciones han cedido al cabo de 24 a 48
horas, momento en que la alteración hepática se hace evidente. Sin embargo, la máxima
intensidad de las alteraciones y de la insuficiencia hepática no se produce hasta pasados
los 4 a 6 días de la ingestión. Puede aparecer insuficiencia renal y alteración
miocárdica.
La hepatotoxicidad por paracetamol se debe a un metabolito tóxico reactivo
(N-acetil-p-benzoquinona) que se origina a partir del fármaco original por la actuación
del sistema oxidativo de función mixta, citocromo P 450 de los hepatocitos. Este
metabolito es destoxificado por conjugación del glutation. Cuando se forman cantidades
excesivas del metabolito, la disponibilidad hepática del glutation disminuye y el
metabolito se une de forma covalente a macromoléculas nucleofilicas del hepatocito. Se
considera que este proceso desemboca en necrosis hepática; el mecanismo y la secuencia
exacta de los acontecimientos se desconocen. La lesión hepática puede verse potenciada
por la administración previa de alcohol o de otros fármacos, por procesos que estimulan
el sistema oxidativo de función mixta o por trastornos que reducen el contenido hepático
de glutation, como la desnutrición, una dosis baja como 2 g puede ser ya tóxica en
alcohólicos crónicos.
Las personas que sobreviven a una intoxicación aguda por paracetamol no suelen presentar
secuelas hepáticas. En algunos enfermos, la administración repetida o prolongada de
dosis terapéuticas de paracetamol parece haber sido responsable de la hepatitis crónica
activa o de cirrosis.(.34.)
Isoniazida
De 15 al 20 por ciento de pacientes que reciben isoniazida como un solo agente
profiláctico contra la tuberculosis pueden haber aumentado sus niveles de alanina y
aspartato aminotransferasas en suero, este fenómeno parece ser una respuesta de
adaptación a un metabolito toxico del medicamento, pero solo 1 % tiene necrosis hepática
severa para requerir el retiro de la droga. Varios factores comunes explican las
reacciones que se observan: primero, el uso simultáneo con alcohol o rifampicina puede
aumentar la toxicidad de isoniazida; Segundo, las personas mayores pueden tener más
probabilidades de presentar reacciones tóxicas que las personas jóvenes (.81.); Tercero,
las diferencias genéticas son importantes, así personas que son acetiladoras rápidas de
isoniazida, tienen una probabilidad aumentada de reacciones tóxicas, que son el resultado
de la formación de acetilhidrazina que se transforma, por el citocromo P450, en un
metabolito reactivo.
Hasta un 20% de pacientes que reciben isoniazida pueden presentar inicialmente (uno a dos
meses) una elevación de transaminasas inferior a 200 mU/ml, la que es transitoria en la
mayor parte de ellos. La mayoría de los pacientes no presentan daño hepático, las
enzimas regresan rápidamente a niveles normales y sólo el 1% presenta una hepatitis
clínica.(.20.)
Un estudio realizado durante siete años, con pacientes que recibían terapia
profiláctica contra la tuberculosis, de un total de 11,141 casos, 11 pacientes sufren
hepatotoxicidad por isoniazida durante el tratamiento preventivo, un 73 % de la reacción
de hepatotoxicidad se presenta en mujeres, con un rango de edad de 27-67 años y en los 11
casos la hepatotoxicidad apareció antes de cumplir los tres meses de iniciar la terapia.
(.63.)
Aunque la rifampicina puede poseer un potencial efecto hepatotóxico, es difícil
demostrarlo porque normalmente no se administra sola. Puede precipitar el inicio, o
acrecentar la hepatotoxicidad de la isoniazida, cuando los dos medicamentos se usan
juntos.(.56.)
El principal efecto adverso de la pirazinamida es una reacción hepática. La
Hepatotoxicidad parece estar relacionada con la dosis, y puede aparecer en cualquier
momento de la terapia(.59.). Las dosis diarias parecen presentar un mayor riesgo que dosis
semanales(.56.).
Fenitoina
La fenitoina medicamento fundamental para el tratamiento de los trastornos
convulsivos, ha sido relacionada, en ocasiones, con la aparición de una lesión hepática
similar a la hepatitis grave, que en algunos casos ha desembocado en insuficiencia
hepática fulminante. En muchos pacientes, la hepatitis se acompaña de fiebre elevada,
linfadenopatías, reacciones cutáneas (síndrome de Stevens Jonson o dermatitis
exfoliativa), leucocitosis y eosinofilia, lo que sugiere un mecanismo inmunitario de
hipersensibilidad. A pesar de estas observaciones también hay datos que indican que la
causa de lesión hepática podría consistir en un mecanismo metabólico idiosincrásico.
La fenitoina es transformada en el hígado , mediante el sistema del citocromo P 450 , en
metabolitos entre los que figuran los aneróxidos, que son compuestos electrofilicos muy
reactivos. Normalmente, estos metabolitos son a su vez transformados por epoxidos
hidrolasas. Una deficiencia genética o adquirida de la actividad epóxido hidrolasa
permitiría que los aneróxidos establezcan enlaces covalentes con macromoléculas
hepáticas, produciendo, de este modo, lesión hepática. Con independencia de cual sea el
mecanismo, la lesión hepática suele ponerse de manifiesto antes de transcurridos dos
meses desde el comienzo del tratamiento con fenitoina.(.34.)
Clorpromacina
La hepatotoxicidad por clorpromacina es una reacción colestásica
idiosincrásica. Alrededor del 1 % de los pacientes que reciben clorpromacina presentan
colestasis intrahepática con ictericia, al cabo de 1 a 4 semanas del tratamiento. En
raras ocasiones se ha detectado la aparición de ictericia tras una dosis. Son frecuentes
las reacciones anictéricas. El comienzo puede ser súbito, con fiebre, erupción
cutánea, artralgia, linfadenopatias, náuseas, vómitos y dolor epigástrico o el
hipocondrio derecho. El prurito puede preceder a la aparición de ictericia, orinas
oscuras o heces hipopigmentadas. Puede haber eosinofilia, con o sin leucocitosis moderada,
y se detectan también hiperbilirrubinemia conjugada, una elevación moderada de fosfatasa
alcalina sérica y ligeros aumentos de las concentraciones de la aminotransferasa (100 a
200 unidades). La ictericia y el prurito suelen ceder al cabo de 4 a 8 semanas de
suspender el fármaco, sin que queden secuelas, y los fallecimientos son raros. En un
pequeño grupo de pacientes la ictericia se prolonga durante meses o años. (.34.)
Trimetoprim-Sulfametoxazol
La hepatotoxicidad por Trimetoprim-Sulfametoxazol es una reacción
idiosincrásica, la hepatotoxicidad por esta droga es una eventualidad impredecible, pero
cuando, aparece lo hace tras un periodo de latencia relativamente constante, de varias
semanas de duración y se acompaña a menudo de eosinofilia, erupción cutánea y otros
rasgos propios de una reacción de hipersensibilidad. Bioquímica e histológicamente
predominan los rasgos de necrosis hepatocelular , pero las manifestaciones de colestasis
son bastante frecuentes. En la mayoría de los casos, la lesión hepática se resuelve
espontáneamente, pero se han producido algunos casos mortales.(.34.)
2.4 GASTRITIS HEMORRÁGICA
2.4.1 DEFINICIÓN
Forma de gastritis aguda causada habitualmente por un agente tóxico, como el alcohol, el
ácido acetilsalicílico u otros fármacos, o por toxinas bacterianas que irritan la
mucosa del estómago (18).
Proceso relativamente frecuente, caracterizado por lesiones hemorrágicas a lo largo de la
mucosa gástrica, debido a erosiones (que no sobrepasan la muscularis mucosae) (.24.). La
gastritis hemorrágica es también llamada gastritis aguda erosiva. Estos términos
reflejan la hemorragia procedente de la mucosa, se encuentra casi siempre en estos tipos
de gastritis y la característica perdida de la integridad de la mucosa (erosión) que
acompaña a la lesión inflamatoria. El estudio macroscópico demuestra edema, friabilidad
de la mucosa, erosiones y puntos sangrantes con extravasación hematica de la mucosa y en
la luz del estomago. Las erosiones y los puntos sangrantes pueden distribuirse de forma
difusa por toda la mucosa o pueden localizarse en el cuerpo o en el antro gástrico.(.34.)
2.4.2.- INCIDENCIA Y EPIDEMIOLOGÍA:
La gastritis aguda hemorrágica puede desarrollarse sin una explicación obvia, pero lo
más probable es que lo haga en determinadas circunstancias clínicas especificas. Suele
asociarse con enfermedades graves o con la administración de algunos fármacos. Se ha
calculado que aparece hasta en un 80 a 90% de los pacientes hospitalizados en estado
critico. (.34.)
La causa más frecuente e importante de gastritis aguda erosiva es la asociada con la
ingestión de fármacos como la aspirina y AINEs. Los antiinflamatorios no esteroideos
(AINEs) constituyen uno de los grupos farmacológicos de mayor uso clínico en el mundo
(.27,78.), estimándose en más de 100 millones el número de prescripciones anuales que
se realizan en EEUU (.19,46.)
Los efectos indeseables más frecuentemente asociados con el consumo de AINEs son los
digestivos y el daño mas frecuentemente observado se sitúan en el estómago, aunque
otros tramos del tubo digestivo pueden verse implicados. El elevado consumo de estos
fármacos en la población general, especialmente a partir de la sexta década de la vida
(alrededor del 40 % de los consumidores)(30,37), acarrea una elevada incidencia de
sintomatología digestiva y un mayor riesgo de complicaciones graves(.45.).
En Los Estados Unidos, los AINEs son responsables del 27.6 % de las hemorragias
digestivas, con una incidencia de 160 casos por cada 100.000 habitantes/año y una
mortalidad del 7.65 %(.29.). El consumo de AINEs se relaciona con un aumento de las
necesidades de cirugía digestiva de urgencia y de la mortalidad. En ambos casos por una
mayor incidencia de hemorragias, lo que parece depender más de la dosis administrada, que
de la duración del tratamiento(.4.).
El 50% de las alteraciones producidas en la gastroenteropatia por AINEs son
asintomáticas(.75.), aunque el 60% de los consumidores crónicos desarrollan, al menos,
erosiones de la mucosa gástrica(.4.).
2.4.3.- ETIOLOGÍA.-
La gastritis hemorrágica se produce por ingestión de fármacos, como ácido
acetilsalicílico, antirreumáticos, eritromicina, esteroides o por sustancias agresoras
(alcohol, ácidos biliares y otros).(.64.) Estos agentes interrumpen la barrera de la
mucosa gástrica, que en circunstancias normales impide la difusión retrograda de los
iones de hidrógeno, desde la luz de la mucosa gástrica ( a pesar y en contra de la
enorme gradiente de concentración de H+). La causa más frecuente e importante de
gastritis aguda erosiva es la toma de aspirina o de otros AINEs. Estos medicamentos
inhiben la actividad de la ciclooxigenasa de la mucosa gástrica, reduciendo con ello la
síntesis de prostaglandinas endógenas y, por lo tanto, de los niveles en los tejidos de
estas prostaglandinas. Otro mecanismo propuesto para la lesión de la mucosa
gastrointestinal provocada por la aspirina es, a través de los efectos del salicilato
sódico, producto circulante del metabolismo de la aspirina, que es tóxico para la
respiración de las mitocondrias y para la fosforilación oxidativa de las células.(.34.)
La lesión producida por el etanol se asocia sobre todo con hemorragias subepiteliales con
edema adyacente y sólo un moderado aumento de las células inflamatorias en la mucosa. No
se conoce bien por que el alcohol lesiona la mucosa gástrica, si bien se ha propuesto
que, la lesión celular se debe a las propiedades lipofilícas y lipoliticas del alcohol,
a la interrupción de la formación de la mucosa gástrica o una lesión directa de los
pequeños vasos sanguíneos de la mucosa.
El ácido acetil salicílico es utilizado en los protocolos sobre la profilaxis del 1ª y
2ª del infarto de miocardio y de accidente cerebrovascular y es utilizado en distintos
países (87,92,85,89,88), incluyen fundamentalmente a pacientes mayores de 50 años.
Las pautas profilácticas actuales utilizan dosis bajas de AAS . Sin embargo Weil y Cols
en un estudio controlado observan que ninguna dosis de AAS está exenta de riesgo de
sangrado (.99.), incluso dosis de 30 mg utilizadas en el protocolo alemán han producido
hemorragia digestiva.
El riesgo relativo de presentar sangrado gástrico por aspirina con dosis </= de
250mg/24h es de 3.1 (.41.). En un estudio sobre el riesgo de hemorragia gastrointestinal
relacionados con el uso prolongado de aspirina, en donde el 74% de los pacientes eran
varones, y las dosis usadas eran entre 50 - 1500mg/día, la hemorragia gastrointestinal
ocurrió en el 2.3% de los pacientes que recibieron aspirina y en 1.45% en pacientes que
recibieron el placebo (.17.)
La gastritis hemorrágica se relaciona también con enfermedades graves (traumatismo,
quemaduras extensas, septicemia, choque e insuficiencia renal, respiratoria o hepática)
(.64.)
Los mecanismos responsables de las gastritis aguda erosiva, que se asocia con enfermedades
también conocida como gastritis por estrés, no están completamente dilucidados; sin
embargo entre los factores más importantes parecen encontrarse la isquemia de la mucosa
gástrica, la difusión de ácido, desde la luz gástrica a los tejidos de la mucosa y
quizás, en algunas formas, los ácidos biliares y otras secreciones pancreáticas y
duodenales que pueden refluir hacia la luz del estomago. La isquemia de la mucosa y la
existencia de la luz gástrica, son elementos claramente fundamentales en la etiopatogenia
de la gastritis por estrés.(.34.)
La evolución de la gastritis aguda hemorrágica es individual para cada caso y dependerá
de la causa, enfermedades concomitantes, edad y cantidad de sangre perdida. (.64.)
|